Ciudad del Vaticano – Una legión de periodistas ha llegado estos días a Roma para seguir de cerca las exequias del papa Francisco, abarrotando los aledaños de la plaza de San Pedro y causando largas colas para retirar acreditaciones y otros permisos.
Desde el momento de la muerte del pontífice el lunes a los 88 años a causa de un ictus, los alrededores del Vaticano han sido invadidos por periodistas de todo el mundo, creando un caos de acreditaciones y desplazamientos en la Santa Sede.
De hecho, el sistema de acreditaciones de la Oficina de Prensa de la Santa Sede se ha visto desbordado, llegando a romperse la máquina con la que se imprimen las acreditaciones para seguir los ritos, por lo que este martes se ha visto obligada a cerrar durante una hora.
La urgencia de los periodistas se debe, en parte, a que en menos de 24 horas se llevará a cabo el primer acto tras la muerte del papa Francisco en el que podrán estar presentes: el traslado de su féretro desde su residencia privada, la Casa Santa Marta.
Ahí está siendo velado únicamente por miembros de la curia, curas, religiosas o empleados del Vaticano, mientras que mañana y hasta el viernes su féretro será expuesto en la basílica de San Pedro.
Y es que, pese a que Francisco seguía convaleciente de sus graves problemas respiratorios, la noticia pilló desprevenidos a muchos, sobre todo porque el día anterior de su defunción impartió la bendición ‘Urbi et Orbi’ y se paseó entre los fieles en papamóvil.
Desde su fallecimiento, reporteros y periodistas han empezado a llegar desde numerosos países del mundo, abarrotando sobre todo la plaza Pío XII, antesala de la de San Pedro, a la ‘caza’ de fieles o para hacer conexiones e informar de últimas horas.
Los aeropuertos romanos de Fiumicino y Ciampino viven días ajetreados, así como la propia Roma, pues muchos periodistas se quedarán las próximas semanas hasta que termine el cónclave y se elija a un sucesor.
También adolecen de falta de alojamientos cerca del Vaticano, pues numerosos hoteles de la zona ya están llenos de profesionales. Uno de ellos es el Hotel Bramante, un pequeño alojamiento en el barrio del Borgo Pío regentado por la misma familia desde 1873.
«Apenas se supo de la muerte del papa Francisco todas las televisiones comenzaron a llamar para reservar», explicó a EFE la encargada del hotel, Loredana Mariani.
Con tan sólo 16 habitaciones ya está completamente ocupado por periodistas de todo el mundo.
En cambio, «muchas personas tenían habitaciones reservadas para el Jubileo» pero tras la muerte del papa «la gente que había reservado para estos eventos ha cancelado».
La hotelera espera una gran afluencia de gente aunque, tomando como referencia la muerte de Juan Pablo II cuando «no se podía ni pasar a pie», no parece haber «en absoluto» la masa de gente que se vio tras la defunción del pontífice polaco en 2005. JS