Tegucigalpa- Llegó el Miércoles Santo y es el día en que gran parte de la población inicia el feriado de Semana Santa, y se traslada a distintos lugares turísticos del país o a sus lugares de origen, dinamizando la economía nacional con el turismo interno.
La Semana Santa en Honduras no solo es sinónimo de fervor religioso, sino también de una oportunidad perfecta para disfrutar de la riqueza natural, cultural y recreativa que el país tiene para ofrecer. Desde las paradisíacas playas del Caribe hasta los históricos pueblos coloniales, Honduras se consolida como un destino diverso para vacacionar en familia, con amigos o en solitario.
Sol, playa y diversión tropical
Durante esta temporada, miles de turistas nacionales y extranjeros optan por las aguas cristalinas y arenas blancas del Caribe hondureño. Roatán, Utila y Guanaja, en el departamento de Islas de la Bahía, son los destinos más codiciados, ofreciendo arrecifes de coral, deportes acuáticos y una vibrante vida marina. En el litoral atlántico, Tela y La Ceiba también atraen a multitudes con sus playas accesibles, eventos culturales y gastronomía local. Trujillo y Puerto Cortés, por su parte, emergen como opciones tranquilas para quienes buscan relajación total frente al mar.

Naturaleza y aventura para el espíritu libre
Pero para los que no les llama la atención mucho el mar, pero si son amantes del ecoturismo, Honduras brinda experiencias inolvidables. El Parque Nacional Pico Bonito, en La Ceiba, ofrece senderismo, avistamiento de aves y refrescantes cascadas en medio de una exuberante selva tropical. Otros parques como La Tigra, cerca de Tegucigalpa, o Celaque, en Lempira, La Muralla y Agalta en Olancho, invitan a explorar los bosques nublados y observar especies endémicas. Cayos Cochinos, además de su belleza natural, permite una experiencia cultural única al convivir con comunidades garífunas.

Fe, tradición y arte religioso
La Semana Santa es también un tiempo de profunda devoción, y Honduras lo demuestra con celebraciones que combinan religión y cultura. Comayagua se lleva los reflectores con sus tradicionales alfombras de aserrín de colores y procesiones solemnes, que atraen tanto a creyentes como a curiosos. En Gracias y Santa Rosa de Copán, la fe se vive entre iglesias coloniales, misas y rituales que se han mantenido por generaciones. En la capital también se llevan a cabo majestuosas procesiones en todas las parroquias, pero destacan la Catedral y el Calvario con tradiciones que no pueden faltar como el Vía Crucis y el Santo Entierro entre otros, además que también hay alfombras alusivas que son todo un arte.

Un viaje al pasado milenario
El turismo arqueológico encuentra su mayor exponente en Copán Ruinas, joya de la civilización maya, donde los visitantes pueden recorrer templos, estelas y plazas ceremoniales. Durante la Semana Santa, este sitio no solo ofrece historia, sino también actividades culturales y espectáculos que resaltan el legado ancestral del país. Otros puntos como las Cuevas de Taulabé y Los Naranjos y las Cuevas de Talgua en Catacamas, completan la ruta del descubrimiento histórico.

Ciudad, sabor y tradición artesanal
Para quienes prefieren quedarse cerca de la ciudad, Tegucigalpa y San Pedro Sula ofrecen una experiencia urbana con museos, mercados y platillos típicos de temporada como las torrejas, pescado seco y encurtidos. Pueblos cercanos como Valle de Ángeles y Ojojona son perfectos para un viaje de un día, donde se puede disfrutar de la tranquilidad, adquirir artesanías y saborear comida tradicional en un entorno pintoresco.

Una Semana Santa para todos
Honduras demuestra una vez más que en Semana Santa hay opciones para todos los gustos: aventura, cultura, descanso, fe y diversión. Las autoridades de turismo hacen un llamado a disfrutar de estos destinos con responsabilidad, respetando las medidas de seguridad y contribuyendo a la conservación de los recursos naturales y patrimoniales del país.LB