Tegucigalpa (Por Jorge Sierra) – La corrupción que conduce a la acumulación del poder y la debilidad institucional del Estado, fue una de las motivaciones que llevó a Javier Suazo Mejía a escribir su obra ‘Alacranes en la Oscuridad’, una novela que retrata la relación de la narcopolítica y los hilos de la autoridad en Honduras.
– “Tuve una niñez privilegiada porque mis padres le dieron mucha importancia a la educación”, dijo al recordar que escribió su primer cuento –imperfecto– a los seis años cuando apenas empezaba a escribir sus primeras letras.
– Hay una necesidad del artista de ser los ojos y el espejo de su tiempo, refirió con respecto a su obra ‘Los Alacranes en la Oscuridad’.
– “No necesitamos caudillos o líderes, con esa premisa nos han mantenidos esclavos haciéndonos creer que va a llegar el mesías y nos va a salvar de todo”, caviló el escritor.
– Hay escritores que lamen la mano que les da de comer, otros son rebeldes eternamente y hay otros que les vale y no se inclinan por ninguno de los bandos.
Suazo Mejía conversó con Proceso Digital e hizo una radiografía de su multifacética vida. Escritor, cineasta, estratega político, músico, productor, publicista y un empedernido artista rebelde que se cuestiona las relaciones del poder político.
‘Alacranes en la Oscuridad’ es una novela épica que narra la historia de una familia y una nación que caen bajo la influencia del crimen organizado.
Nació en Tegucigalpa, capital de Honduras, el 14 de julio de 1967. Sus padres: Francisca Mejía, una destacada profesional de trabajo social, lectora de libros y mujer sabia; y José Antonio Suazo Mejía, un exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia bajo la bandera del Pinu-SD, él era un hombre de mucha lectura y estudio. Ambos, ya fallecidos, dejaron un legado muy fuerte por el amor a la sabiduría y el conocimiento.
Recuerda con especial cariño sus primeros años en el barrio La Guadalupe de la capital hondureña, pero la mayor parte del tiempo lo vivió en la populosa colonia Kennedy y posteriormente a Miraflores, aquí pasó sus años universitarios.
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Mejía, de 57 años, es multifacético con especial pasión por el cine, la música y la literatura. Forma parte de la banda de rock ‘Triángulo de Eva’. Ha realizado varios proyectos cinematográficos, entre ellos Cuentos y Leyendas de Honduras (2014), Toque de Queda (2012), el largometraje ‘En Busca de la Ciudad Perdida’ y trabaja un proyecto sobre terror que se llama ‘El Fuego Interior’ basado en una de sus novelas escritas en 2006. “Este último es la primera coproducción hondureña-mexicana-española. Ya ha obtenido dos fondos de la entidad más grande de apoyo cinematográfico en la región que es IberMedia”, refirió.
Profesionalmente –enumeró– se ha dedicado a la publicidad, ha trabajado como estratega tanto para publicidad institucional, comercial y política. Actualmente, tiene una empresa que se llama Zumo Marketing con la que maneja varios proyectos.
Citó que sus tres hermanos son grandes lectores, particularmente la menor, Marcela María, quien es amante de la música y la literatura, suele ser conejilla de Indias porque es la primera que lee sus obras. Mientras, los dos restantes, José Antonio y Jesús Fernando también están atentos de las lecturas que escribe este artista hondureño.
Reconoció que fue un privilegiado desde sus primeros años de vida. “Mi niñez estuvo rodeada por el amor y el cuidado de padres muy sabios, tanto mi papá como mi mamá fueron quienes cultivaron la pasión y el amor por el arte”, expresó.
Compartió que sus progenitores le leían cuentos antes que aprendiera a leer, al grado que después él mismo se los aprendía de memoria y fingía que los leía. Por aquellos años se daba mucho lo de los ‘paquines’ que sirvieron para fomentarle la lectura, luego llegaron los clásicos ilustrados como La Isla del Tesoro o las novelas de Julio Verne.
Fue así que a los 12 y 13 años ya se devoraba novelas de Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, entre algunos otros. “El primer cuento que yo escribí, que me publicaron, tenía seis años, fue en primer grado, tuve una escuela que me estimuló mucho, por supuesto ese cuento fue imperfecto, sin embargo mi mentor me lo celebró y lo publicó en una revistita de ese entonces en la escuela”.
El entrevistado tiene 3 hijas, y aunque está separado de la que fue su compañera de hogar, citó que mantienen mucha cercanía. Ellas son sabías y prudentes. En el caso de Eva, está casada y estudia pedagogía; Ariana Celeste cursa medicina; e Irene, una mercadóloga egresada que trabaja con él los proyectos cinematográficos.
Alacranes en la oscuridad
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‘Alacranes en la Oscuridad’ es la quinta novela del entrevistado. Además ha escrito ocho libros: dos de poesía y antología de cuentos de ciencia ficción.
El libro ‘Alacranes en la Oscuridad’ fue algo que siempre quiso hacer, pero no se había atrevido hasta que un amigo (el empresario y atleta Luis Morán) lo invitó a publicarla y para ello le ofreció su apoyo.
La obra representa 30 años de trabajo narrativo desde que redactó su primera obra publicada y casi un lustro de labor de investigación y documentación para esta obra en específico porque, aunque todo lo que se cuenta en ella es ficción, su narrativa se sujeta, con uñas y dientes, a nuestra realidad como país y como individuos.
Esta novela es un viaje épico desde los días de la guerra civil de 1924, en la que coincidentemente, su abuelo Natividad Suazo, fue combatiente, hasta el posible futuro que nos aguarda. En ella vemos las luchas que desata en una familia su codicia por el poder y su férrea creencia en que «el fin justifica los medios», las consecuencias de este pensamiento para toda una nación y la complicidad de todos y todas, incluso quienes se creían inocentes, en la creación de estas alimañas que son como alacranes que caminan en la oscuridad.
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“Me dio un apoyo total y tuvo la paciencia de esperarme cuatro años. Fue un largo tiempo para recopilar material, haciendo entrevistas, visitando lugares para construir esta ficción. Este libro es una novela, pero el tema que trata es la realidad que vivimos nosotros día a día, pero básicamente es cómo el crimen organizado, particularmente el narcotráfico, fue penetrando las estructuras del Estado hasta apoderarse de él”, refirió.
Acentuó que el señalamiento anterior se ha hecho hasta la saciedad, pero la obra trata de cómo los hondureños son coparticipes y cómplices en la problemática. Es la parte que más nos estremece de la novela y es ahí donde todos quieren huir la responsabilidad.
El entrevistado se valió de la información publicada en los medios de comunicación, luego el contraste de esas versiones enfrentándolas con fuentes a través de entrevistas y protagonistas de las zonas donde ocurrieron y finalmente aplicando la ficción.
“Se trata de una especie en la que nos reflejamos nosotros. El espejo no es el ser real, es el reflejo, el ser real es el que está al otro lado del espejo. No son las personas reales, pero son el reflejo de esas personas reales. Incluso, hay personajes que se mencionan porque son seres reales que no los podemos abstraer”, reafirmó.
Citó que desde el mandato del presidente Tiburcio Carías Andino ya existían indicios sobre las operaciones del narcotráfico. “La novela va más atrás porque no sólo es el tema del narcotráfico, sino también de la violencia”, apuntó.
Acentuó que “aquí hay una familia en la novela que tiene una pasión, una obsesión, una codicia por el poder tremenda que los obliga prácticamente a venderle el alma al diablo para alcanzar el poder. Desde que digo esto ya se imaginan qué familias pueden ser”.
Javier Suazo Mejía dijo que muchos hondureños comparten su visión a través de esta obra. “Estamos hartos, estamos hastiados. Tenemos 43 años de una seudo-democracia, de ser supuestamente una República con un sistema capitalista de libre mercado, pero lo que hay que preguntarse es ¿hemos avanzado? Si nos vamos a los indicadores prioritarios, lo que hemos tenido es una involución… entonces para qué nos ha servicio este sistema político que tenemos”.
Reflexionó que “muchos como yo sentimos frustración, pesadumbre, ver que vivimos rodeados de mentiras e hipocresía y ver que las cosas casa día van peor. Nos vienen miles de deportados de EEUU y las autoridades se reúnen y nos dicen vamos a crear 100 mil empleos, pero “porque carajos no lo hicieron antes que nuestros compatriotas se fueran. Como es posible que un puñado de personas se esté dando una vida de jeques de Dubai. En este país que haya funcionarios públicos con salarios de 200 mil y 300 mil lempiras, que haya ‘Padres de la Patria’ que tengan un seguro médico que se puedan ir a los Estados Unidos para hacerse los chequeos al tenor que aquí hay que llegar en la madrugada para buscar si lo atienden en el Hospital Escuela. Todo esto da rabia, para mí es terapéutico escribir esto para que la gente comprenda el mapa de cómo se arma todo esto del poder y los alacranes detrás del trono presidencial metiendo veneno”.
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Reveló sentirse siempre tentado para escribir sobre el poder y los tentáculos que lo soportan.
También tuvo palabras de críticas para la academia hondureña, la que llamó desfasada y que se quedó congelada 25 años atrás en materia de la enseñanza de la literatura sobre todo contemporánea hondureña.
“La academia nunca pasó de Ramón Amaya Amador, Roberto Sosa, Clementina Suárez, Froylán Turcios, Juan Ramón Molina –que son nuestros grandes y hay que leer- pero no se ha ahondado en toda la riqueza que existe ahora en la literatura hondureña, la tenemos y está invisibilizada, lo digo yo: el siglo XXI en Honduras ha alcanzado una época de oro en cuanto a calidad, hay mayor madurez en los textos que escriben muchos autores contemporáneos”, recapacitó.
Para los que quieran escribir, sugirió que lo hagan por pasión y convicción, “esto no se hace por dinero o por fama, tiene que haber convicción fuerte que los lleve a la disciplina porque como ya sabemos esto es 10 % talento y 90 % esfuerzo. Aquí hay muchísimo talento y poca disciplina, como escritores debemos dudar de todo”.
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Geopolítica y extradición
Sobre las relaciones entre Honduras y Estados Unidos, visiblemente afectadas por posturas de la presidenta Xiomara Castro, el estratega expresó que los norteamericanos nunca olvidan.
El gobierno de Trump –apuntó Mejía– saben por qué se denunció el tratado de extradición. Ellos manejan información con evidencias y que van a pasar la factura la van a pasar.
“La geopolítica internacional se está moviendo a una velocidad vertiginosa y está dando indicios de lo que está sucediendo. Los acuerdos a los que está llegando Trump con Putin van a tener una repercusión fuerte en la región. Dentro de esos acuerdos, cabe especular, que Trump le va a poner un alto a la injerencia de Putin en Venezuela y Cuba, y si estos dos países quedan desproveídos del cerco de Rusia, Nicolás Maduro está listo y servido, y entonces qué pasará luego con los demás paisitos de Centroamérica, particularmente Nicaragua y Honduras”, esbozó.
Recomendó la descentralización y otorgar más participación a las comunidades en la toma de decisiones. Añadió que no es bueno darle a una sola persona, a una sola familia, a un solo partido político, todo el poder.
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“La gente se debe dar cuenta de que el sistema representativo es una farsa, no nos sirve. Necesitamos un sistema participativo en la toma de decisiones, darle menos poder a los políticos y al Poder Ejecutivo. Lo otro que es fundamental es reducir al máximo la inversión publicitaria política”, puntualizó.
En otra de sus reflexiones en la entrevista, el escritor caviló que “cómo es posible que alguien diga que es un líder socialista, si a la par acumula una fortuna arriba de los 600 millones de lempiras y creo que me quedo corto”.
Hizo un llamado antes de culminar su distendida plática con Proceso Digital: “Si el pueblo hondureño no quiere tener el yugo de una dictadora sobre el lomo, por lo menos que se logre mandar el mensaje claro a los políticos, que los personajes que se quieran perpetuar en el poder, ya sea a través de una reelección, un testaferro o una dinastía familiar, le va a ir mal acá. Si el pueblo tiene esa sabiduría hay que dejar claro ese mensaje, es decir podemos aguantar otros malos cuatro años más, pero que a los políticos que se les quite esa codicia de perpetuarse en el poder”. JS
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