Tegucigalpa – En un contexto de creciente digitalización en la era moderna, sumado al impacto de la pandemia y la falta de nuevas oportunidades, la ocupación de «canillitas» o repartidor y vendedor de periódicos impresos libra una batalla por no desaparecer de las calles de Honduras.
-El precio de los periódicos impresos en Honduras ronda entre los 10 y 15 lempiras, según el diario de preferencia.
-Muchos canillitas se unieron a la caravana migrante en el 2018, otros sucumbieron a la pandemia y unos saltaron a otros rubros como la venta de verduras o libros.
Proceso Digital recorrió las calles de la antañona Comayagüela y Tegucigalpa donde los canillitas cada vez son más escasos, casi como si fueran ya una cosa del pasado. De 270 canillitas que se organizaron en una asociación hoy solo 44 ejercen este oficio a lo largo y ancho de las ciudades gemelas.
Lo anterior se debe a una creciente digitalización donde los diarios impresos evolucionaron a diarios digitales.
La comodidad de leer las noticias desde el celular ha llevado a que cada vez salgan al mercado menos ejemplares impresos, sin periódicos que vender, son pocos los canillitas que resisten a mantener viva esta ocupación que fue emblemática y contó con un auge décadas atrás.

Una vocación con pocas ganancias

Don Rubén Betancur Núñez, inició con esta actividad desde los ocho años, hoy ya suma 36 años de dedicarse a la venta de periódicos en el centro de la capital hondureña, es uno de los pocos que aún vende diarios en las calles de Tegucigalpa, su puesto lo tiene a un costado del emblemático Teatro Manuel Bonilla.
Pese a que ya va a cumplir casi cuatro décadas de dedicarse a este oficio, aceptó que se trata de una vocación que deja muy pocas ganancias, en un buen día en el que debe vender 60 periódicos se va a su casa con 90 lempiras.
La jornada es extensa, confesó ante los micrófonos de Proceso Digital al tiempo que rememoró sus inicios con tan solo ocho años de edad.
Antes se cargaban en el “lomo” los periódicos y se iban a dejar, las cosas cambiaron, ahora nos dieron puestos permanentes, narró.
Sin embargo, para agenciarse fondos extras también debe hacer otras acciones como lavar o cuidar carros, dijo.
“Vender periódicos es un poco macaneado (duro), la gente a veces no los quiere porque el suplemento viene corto”, expresó el canillita.
Las opciones son limitadas -dijo- ya que cuando inició a vender ofrecía seis diarios diferentes, hoy solo tres emiten versiones impresas.
Su jornada inicia a las cuatro de la mañana y termina hasta las dos de la tarde. Si suma el tiempo que debe invertir para desplazarse desde la colonia Villeda Morales, en el sur de la capital, su jornada se extiende hasta más de 12 horas.

44 canillitas en la capital
Juan Arévalo, expresidente de la Asociación Nacional de Canillitas de Honduras, indicó a Proceso Digital que tan solo pocos años atrás se contabilizaban 270 canillitas en la capital, hoy el número se ha reducido a 44.
Tanto en Tegucigalpa como en Comayagüela sólo existen 44 canillitas en la actualidad, la mayoría se presenta todos los días, otros lo hacen de forma parcial durante la semana.

En la ruta desde el Correo Nacional en centro de la capital hasta el Hospital San Felipe en el bulevar los próceres se pueden contabilizar apenas 10 canillitas, detalló.
El resto se encuentra distribuidos en diferentes puntos de la capital, pero su presencia no está garantizada a diario.

“Antes vendía mil periódicos en un día”

Consultado por los buenos tiempos de esta ocupación, don Juan, que ya lleva 67 años siendo canillita, señaló a Proceso Digital que un día bueno llegó a vender mil periódicos.
Esa cifra de venta yace ahora solo en su recuerdo, hoy con mucho esfuerzo en buen día aspira a vender 100 periódicos, lo que permite regresar a su hogar con unos 200 lempiras, dijo.
Pero como hay días buenos también están los malos. Hay días en los que no ha vendido un solo ejemplar, en ese escenario los periódicos son devueltos a sus imprentas y ese día nadie gana ya que no se le cobra el costo del producto al canillita.
Recordó que para vender mil periódicos debía correr, en ese entonces el que más corría era el que más vendía, dijo.
Claro en aquellos tiempos los periódicos costaba 10 centavos, hoy un ejemplar cuesta 15 lempiras y las cosas son diferentes, sollozó.

“Devorarse” un periódico, un gusto adquirido
Para Juan hay un gusto exquisito en quienes se “devoran” un periódico, expresión en referencia a aquellos que degustan de leer la versión impresa del diario.
Ese gusto adquirido es el que mantiene vivo este tipo de oficios, señaló.
Comentó que si bien la digitalización golpeó de forma contundente al gremio periodístico en su versión impresa y con ello al oficio de canillitas, hay quienes todavía disfrutan de leer las noticias en “físico”.
En su caso son los estudiantes su mayores clientes ya que estos le dejan tareas que aún requieren del periódico, sin embargo también cuenta con clientes como un actual asesor presidencial, entre otros.
Los anteriores son clientes que por uno u otro motivo compran los ejemplares a diario, eso permite que Juan y 43 canillitas más en la capital puedan llevar sustento a su hogar.

Al borde de la extinción
Los canillitas deben acudir a acciones laborales extras para poder sobrevivir.
En el caso de Rubén debe cuidar o lavar carros al tiempo que vende sus periódicos.
En el caso de don Juan ofrece libros al mismo tiempo que sus periódicos.
Proceso Digital conversó con otros canillitas que optaron por no aparecer en cámara pero relataron que las ventas son malas a causa de la situación del país.
Este medio de comunicación constató que las emblemáticas casetas de ventas de periódicos en el centro de la capital ahora están forradas con otros productos como libros o productos varios.
Lo anterior se debe a que en esta lucha por sobrevivir los canillitas también deben recurrir a actividades extras que le permitan generar más ingresos. (RO)