Bakú – Las distintas reacciones al acuerdo alcanzado esta madrugada entre los países que han participado en la cumbre del clima de Bakú (Azerbaiyán) confirman el difícil momento por el que atraviesan las relaciones internacionales, también en el campo medioambiental, según los expertos consultados.
La ministra colombiana de Medio Ambiente y Desarrollo, Susana Muhamad, lo dejó claro en declaraciones a EFE: «Esta fue una COP en la que primó todo tipo de intereses geopolíticos, menos el clima y por eso, también parte del resultado es la meta de financiación más modesta a la que se podía llegar».
En opinión de la que fuera también la presidenta de la reciente COP16 de Cali (Colombia), el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, con una clara victoria de Donald Trump, ha empujado a los delegados a buscar un acuerdo que, con el nuevo inquilino de la Casa Blanca, podía no ser posible.
«El próximo año con un gobierno de Donald Trump y con una lógica de Estados Unidos, que seguramente saldrá del Acuerdo de París, era importante dejar estas decisiones hoy, porque no sabíamos si las podíamos tener mañana», destacó.
Más optimista se mostró esta madrugada el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, que auguró que la COP29 será recordada como el inicio de una nueva era en la financiación climática.
«Nosotros queremos la reducción de emisiones pero salvaguardando el consenso de la UEA (Emiratos Árabes Unidos)», dijo en referencia al acuerdo alcanzado en la COP28 de Dubai, donde se firmó el «principio del fin» de la era de los combustibles fósiles, una línea roja que la Unión Europea no estaba dispuesta a retroceder.
«Estamos deseando redoblar nuestros esfuerzos para la cumbre del clima COP30 de Belém (Brasil)», concluyó en su cuenta X.
Consenso y geopolítica
A la salida del plenario, la directora general de la Oficina de Cambio Climático de España, Valvanera Ulargui, señaló a los periodistas que hay que poner en valor que, «en un contexto geopolítico tan complicado», el foro de Naciones Unidas sea capaz de responder a los problemas de los más vulnerables, generando confianza y apostando por el multilateralismo para alcanzar consensos.
Para Ulargui, que consideró que el acuerdo es importante para España, la nota negativa de la COP29 ha sido el freno a la agenda de mitigación que «ha encontrado muchas barreras en los países productores de petroleo» y que tendrá un próximo capítulo en la cumbre de medio tiempo de Bonn en 2025.
Como contrapunto, en el mismo plenario de cierre, la representante de la India se mostró muy enfadada con el texto final al que calificó de injusto, en la línea de los representantes de Cuba, Nigeria y Bolivia, que aprovecharon el final para descalificar el acuerdo.
Desde la sociedad civil, Manuel Pulgar-Vidal, director mundial de Clima y Energía de WWF, declaró a EFE que «el mundo se ha visto defraudado por este débil acuerdo de financiación para el clima».
En su opinión, lo conseguido en Bakú es un fracaso que amenaza con hacer retroceder los esfuerzos mundiales para hacer frente a la crisis climática, y lo que puede suponer que «las comunidades vulnerables se vean expuestas a una avalancha de catástrofes climáticas cada vez mayores».
Por su parte, Nacho Arroniz, especialista en diplomacia climatizada en la organización E3G, dijo que el nuevo objetivo de al menos 300.000 millones de dólares a partir de 2035 es «claramente» inferior al que muchos esperaban y por si mismo no responde a las necesidades de los países en vías de desarrollo.
Pese a que el nuevo objetivo, en su opinión, deja muchas cuestiones sin resolver, el hecho de que se haya conseguido antes de final de año «era esencial para el multilateralismo» aún en circunstancias geopolíticas adversas, resaltó en declaraciones a EFE.
En esta línea, Li Shuo, miembro de Asia Society Policy Institute, también hace una lectura política de la COP29. «El resultado es un compromiso imperfecto entre los países donantes y las naciones más vulnerables del mundo. La cuidadosa coordinación entre la UE y China proporciona estabilidad en Bakú. La victoria electoral de Trump solo hace que la línea directa entre Bruselas y Pekín tenga más consecuencias para la política climática mundial en 2025», concluyó. EFE
(vc)