Preocupante panorama

Luis Cosenza Jiménez

La información macroeconómica disponible plantea un preocupante panorama. La balanza comercial, es decir, lo que exportamos menos lo que importamos, es crecientemente negativa, lo cual presiona y disminuye nuestras reservas (antes cubrían más de seis meses de importaciones, pero ahora cubren solamente un poco más de cuatro meses).

Además de la caída en las reservas, padecemos de una escasez de dólares, lo cual afecta el crecimiento económico ya que dificulta la importación de los bienes y servicios que la economía necesita para operar y crecer.

Si esto continúa así, más temprano que tarde, tendremos que tomar dolorosas medidas para evitar que las reservas bajen al punto que hagan muy difícil, por no decir imposible, que la economía funcione normalmente.

Simple y sencillamente habrá que tomar medidas para evitar que las reservas sigan cayendo y eso quiere decir aumentar nuestras exportaciones o disminuir las importaciones, o hacer ambas cosas.  Si eso no se hace con cuidado y oportunamente, las leyes de la economía entrarán al juego y harán lo necesario para restablecer el equilibrio, aunque la medicina nos resulte desagradable y diezme nuestras finanzas personales. Pero veamos en más detalle qué podría ocurrir si no se actúa oportuna y prudentemente.

Cuando las reservas muestran una clara y continua caída, eventualmente se llega al punto en el cual el país no cuenta con los dólares necesarios para financiar las importaciones.  Ya esto nos ocurrió una vez en la Administración Azcona.

Cuando esto ocurre, los empresarios se ven obligados a dedicar su tiempo a obtener dólares, ya que sin estos simplemente dejarían de operar.  Lo primero que ocurre es que las empresas, en lugar de dedicar su tiempo a operar eficientemente, se ven obligadas a dedicar su tiempo a la caza de dólares.  Por otro lado, esto hace que necesariamente estén dispuestos a pagar más por contar con dólares.

En otras palabras, la moneda nacional perderá valor frente al dólar, es decir, se devaluará.  Nótese que esto ocurrirá pese a lo que el gobierno piense o haga.  El pintoresco dictador venezolano, don Nicolás Maduro, nunca entendió de economía y cuando la devaluación superaba ampliamente sus pronósticos, explotaba airadamente y alucinaba hablando de conspiradores dedicados a sabotear sus planes.

Pero volviendo a Honduras, además de la caída de las importaciones porque no hay suficientes dólares para pagar por ellas, veríamos un encarecimiento del dólar que, automáticamente, reduciría las importaciones (un dólar más caro obligaría a los consumidores a reducir su demanda).

Es importante señalar que este es un mecanismo automático que afecta igualmente a todas las importaciones, ya sean estas medicinas, combustible o televisores de pantalla plana. También es importante recordar que la devaluación provoca inflación, el impuesto más grosero ya que afecta más severamente a los pobres.

Las autocracias y dictaduras de izquierda tradicionalmente han reaccionado muy mal frente a estas situaciones. Piensan que como son muy inteligentes, lograrán derrotar las leyes de la economía.  Cuando los dólares escasean, ponen más y más controles, con lo cual terminan de asfixiar a la economía. Incrementan el papeleo y ellos deciden quien debe recibir los dólares.  Como nunca han manejado una empresa, usualmente se equivocan al decidir. Por algo Rusia y China abandonaron el control estatal de la economía.  Lo único que se logra con certeza en estos casos es el fomento de la corrupción.

Los corruptos, tanto empresarios como funcionarios, se confabulan para aprovechar el papeleo y la discrecionalidad para llenarse los bolsillos de dinero.  Esto explica por qué Venezuela es considerado el país más corrupto de nuestro hemisferio.  La experiencia nos enseña que hay una relación directa entre el control estatal de la economía y la corrupción.  Más control estatal, más corrupción.

Ninguna de las medidas que deberán ser tomadas para evitar los problemas entes señalados será popular, y en un año político es difícil tomarlas para cualquier gobierno, pero es aún peor para los autócratas/dictadores de izquierda.  Buscarán reducir el golpe al público, pero terminarán empeorando la situación.

En lugar de permitir que la moneda se devalúe frente al dólar de una manera ordenada y transparente y subsidiar a los pobres, optan por establecer diferentes tasas de cambio para, según ellos no afectar los sectores populares.  Es así como inventan tasas de cambio diferentes para la importación de medicinas, para financiar los estudios de hondureños en el exterior, para el Servicio Exterior, para turismo y así para cualquier otro sector que deseen favorecer. 

En nuestro continente los expertos en adoptar múltiples tasas variables son los argentinos. También nosotros recurrimos a ellas, e igual que en Argentina, esta genial idea fracasó, no sin antes propiciar la corrupción.  Los empresarios corruptos se confabulan con los funcionarios corruptos para comprar dólares a la tasa más baja disponible, independientemente del uso que realmente se dará a los dólares.

Frente al preocupante panorama, los autócratas/dictadores de izquierda reaccionan tratando de controlar la economía y otorgando subsidios no focalizados.  Ambas medidas han probado, una y otra vez, ser inútiles para resolver el problema. Véase sino el caso del combustible.  En lugar de permitir que rijan los precios internacionales y subsidiar al consumidor pobre, optan por aplicar precios imaginarios a todos, es decir, terminan subsidiando a pobres y ricos (más a los ricos porque los pobres no tienen autos).

Además, optan por tratar de reducir el consumo de combustible obligando a las personas a no usar sus vehículos ciertos días de la semana.  Estas medidas nunca han funcionado, pero si tienen un impacto nocivo en la actividad económica ya que dificultan el movimiento de bienes y servicios.

Me parece que la situación es diáfana. Vamos hacia un serio problema económico en pleno año político.  Vamos hacia la “tormenta perfecta”.  Bien harían nuestros gobernantes en prepararse y en tomar decisiones oportunamente.  Conociendo sus inclinaciones, les sugiero que antes de adoptar las medidas tomadas por otros regímenes izquierdistas analicen que resultado han producido esas medidas en nuestra tierra y allende de nuestras fronteras.

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