Iglesia pondera valor del sacramento del matrimonio y recuerda que no se divorcia, se concilia

Tegucigalpa – La Iglesia Católica de Honduras ponderó hoy el valor del sacramento del matrimonio y recordó que no se divorcia, en cambio se busca la conciliación para salvar la indisolubilidad de esta unión que es hecha por Dios.

“Lo que Dios une que no lo separe el hombre”, reflexionó hoy el sacerdote Simón Fú, vicario de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa.

El sacerdote dijo durante la homilía que es normal que existan crisis en los matrimonios, pero es justo es el momento adecuado para probar que une a la pareja.

En ese contexto, razonó que cuando existan crisis es necesario preguntarse en qué basan su relación, en el respeto, convivencia, comunicación u otro aspecto.

Foto Suyapa Medios.

Sin embargo, no se debe optar por el divorcio, la Iglesia no divorcia, apuntó.

“La iglesia no divorcia, la Iglesia cuando hay situaciones extremas en los matrimonios busca el discernimiento y las causas que permiten anular ese matrimonio. El matrimonio se realiza por ello bajo una adecuada salud mental y espiritual que permita que se convierta en un sacramento donde está presente Jesús el Señor”, reflexionó.

En cambio, la Iglesia pide el discernimiento profundo, que no es más que valorar profundamente a la otra persona y colocarse en disposición de reconciliación.

Incluso es válida la ayuda de la ciencia, es decir, ayuda psicológica o pediátrica para estabilizar el matrimonio.

Con base en lo anterior, exhortó a recordar la ilusión y el amor con que se casaron cuando sobrevengan las crisis.

A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16

En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:

«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:

«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos. (RO)

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