Tegucigalpa – Una inhóspita paz arropa este jueves a la capital hondureña que ya está acostumbrada al bullicio que genera el cotidiano caos vehicular.
El miércoles luego que los empleados del sector privado salieran de su jornada e iniciaran su largo asueto, la capital volvió a colapsar.
Sin embargo, este jueves la capital amaneció bajo una paz casi desconocida en sus calles que cada vez son más insuficientes para el parque vehicular.
Vecinos de colonias en la salida al sur de la capital reportaron calles vacías en la entrada a Tegucigalpa, algo que no es común en esa zona.
Proceso Digital también hizo un recorrido por el emblemático bulevar Morazán de Tegucigalpa donde constató la poca afluencia de vehículos y calles vacías, un escenario de contraste respecto a la cotidianidad.
La capital hondureña que recientemente cumplió 446 años de fundación arrastra graves problemas de congestionamiento vial.
Las medidas tomadas por las autoridades solo son paliativas y concretas para la realidad de la ciudad.
El problema es tan grave que vecinos del sur de la ciudad deben salir ahora de madrugada para sus puestos de trabajo y estudio y dormir un rato en los parqueos para poder estar a tiempo.
Llegar a un lugar de trabajo o estudio a las siete de la mañana ahora es imposible, por lo que, se debe madrugar para evitar ese pesado tráfico matutino.
No obstante, la capital dejó de tener denso tráfico solo en horas picos, ahora es a toda hora.
Una serie de factores como calles en construcción, otras calles en mal estado, circuitos de semáforos innecesarios provocan que recorrer un tramo en la capital se convierta en delirio casi eterno.
Es así que recorrer unos pocos kilómetros puede ahora ser cosa de horas para los conductores de automotores.
Sin embargo, el principal problema de la ciudad es la mala educación vial y un circuito de calles diseñadas para el parque vehicular de la década de los 80´.
Es por ello que medidas como el teletrabajo a burócratas o el propio “Hoy No Circula”, son solo paliativas y no una solución permanente a un problema grave en la capital hondureña, hogar de un millón de personas. PD