Guatemala – El ensayo «Políticas de Estado: desplazamiento forzado y migración. Una mirada regional al norte de Centroamérica», que fue presentado por expertos este martes en Ciudad de Guatemala, advierte que los Gobiernos del norte de Centroamérica ignoran las causas estructurales de la migración.
La investigación, elaborada por la Fundación Henrich Böll, de Alemania, revisó las acciones gubernamentales de El Salvador, Honduras y Guatemala durante los últimos 20 años y la perspectiva de futuro y concluyó que la migración tiene fundamentos en múltiples factores como la violencia, la pobreza y las desigualdades, pero no es a través de «la mano dura» que se consigue frenar el «éxodo».
La investigadora Hazel Contreras, coordinadora regional de Alianza Americas en Centroamérica, detalló a Efe que los tres países «resaltan por un motivo específico» que detona la migración: en El Salvador es la violencia, en Honduras es la violencia y crisis política y en Guatemala es la pobreza.
Sin embargo, la región carece de «políticas públicas a favor de los derechos humanos, de programas sociales, de la inversión y reforma fiscal» porque los Gobiernos se decantan por la «mano dura» y sus variables.
Si bien en estos países hay planes de Gobierno, «hemos notado que no hay un plan de nación», lamentó Contreras, ya que los proyectos tienen vigencia de cuatro o cinco años y no hay objetivos e ideas «que velen en la práctica por el desarrollo sostenible».
La represión, indicó Contreras, no es la fórmula.
«Si no cambian las condiciones de los países no cambiarán los factores de expulsión», dijo la especialista, quien señaló que en los tres países se continúa «estigmatizando» a la población que vive en zonas rojas, que también es acosada y reprimida por las autoridades y ello deriva en migración.
En este sentido, lamentó que en El Salvador el presidente Nayib Bukele haya impulsado el Plan de Control Territorial, pues este «rescata la mano dura de Gobiernos anteriores» y desatiende temas de «derechos humanos y de prevención».
Los Gobiernos, agregó, tampoco están atendiendo «las diversas violencias a las que están expuestas las mujeres y la población LGBTIQ+, que son distintas a las de un hombre, o la de la crisis de menores migrantes que buscaron reencontrarse con sus padres».
Las caravanas migrantes aumentaron la visibilidad y llamaron la atención de las autoridades, pero Contreras afirma que la migración, el éxodo, «es algo permanente y que tiene sus bases en las guerras que cimbraron a nuestros países», cuyos conflictos y justicias no resolvieron los factores transversales que llevaron a las guerras, como la desigualdad.
El desafío es «regional y mundial» y más con una coyuntura que prevé la incidencia de Estados Unidos en seguridad, pero sin «la ayuda humanitaria de la Agencia Usaid», sin embargo, «la migración no se reduce militarizando fronteras, sino abordando las necesidades básicas de la población», concluyó la coordinadora.
Por su parte, la investigadora asociada a la Fundación Henrich Böll Marisol Garcés, explicó a Efe que el enfoque del ensayo fue la revisión de la militarización para responder a la pregunta de «si tenía relación las políticas de seguridad ciudadana y el desplazamiento», lo cual «lo comprobamos».
El estudio también demostró que hubo un impacto en la reducción de homicidios en Guatemala a partir de 2009 con «profesionalizar a la Dirección de Inteligencia Civil y la División Especializada en Investigación Criminal de la Policía Nacional Civil».
Sin embargo, Garcés advirtió que hay un riesgo de retroceso con el «desmantelamiento de la Policía que ha llevado a cabo el actual ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, desde enero de 2018» y la «incertidumbre del nuevo Gobierno que presidirá Alejandro Giammattei».
Además, «preocupa mucho que (Giammattei) apueste al modelo económico extractivista, que es la tendencia que ha demostrado en su discurso», pues el futuro presidente guatemalteco «dijo que va a hacer que caminen las licencias de exploración y explotación que están estancadas y cuyos proyectos han evidenciado que generan desplazamiento».
Sin embargo, admitió que el impulso a zonas francas que ha previsto Giammattei, «con lo malo que tiene sí ha logrado generar cierto nivel de empleo en donde se han aplicado», aunque el empleo es «pauperizado», lo que «significa que no son soluciones a largo plazo ni para fortalecer al campo», lo que podría aumentar la crisis de la seguridad alimentaria».