Todos los cachurecos son narcos y todos los Libre son izquierdistas de m… Las «verdades absolutas» de la cámara de eco

Por Yanivis Melissa Izaguirre | Periodista, Honduras

Tegucigalpa, Honduras. El sol es verde. Es una afirmación, no importa si está errada, si no cuánto lo creo y cuánto lo crea el círculo que me rodea. Las mismas afirmaciones y «verdades absolutas» contempladas en el fenómeno de la cámara de eco aplican para la política, epicentro de la polarización de masas, cuya ebullición es notoria en temporada preelectoral. 

Los votantes podrían encontrarse más encerrados en sus respectivas «burbujas» ideológicas, haciéndoles menos receptivos a argumentos y perspectivas contrarias. Este fenómeno podría llevar a un electorado más polarizado, afectando la calidad del debate público y la toma de decisiones democráticas, escribió José Augusto Acevedo, en El Vocero de Puerto Rico, Puerto Rico.

Lo mismo aplica para Honduras, donde la cámara de eco segmenta y direcciona mensajes para que -según sus creencias, ideologías, círculos sociales, laborales y redes- no quepa la mayor duda de que todos los cachurecos son narcos y que todos los militantes de Libre son izquierdistas de m… Puesto que en los mensajes que nos llegan siempre habrá predisposición a estar de acuerdo (la magia del algoritmo). 

Este fenómeno no da cabida a la pluralidad de perspectivas, mucho menos al debate racional, ocasionando que precisamente una de sus características más nocivas sea promover la desinformación.

Y para ese negocio de vender desinformación qué mejor que las redes sociales, que nos hacen ver como monos pensadores con un «mono pensamiento».

Pero si salimos del confort que nos da escucharnos y desenvolvernos en un grupo que piensa igual que nosotros/as, caemos de bruces en una disonancia cognitiva, que no es más que el efecto disonante que se produce cuando nos damos cuenta de que nuestra opinión o creencia estaba errada.

Esta teoría de la disonancia cognitiva estudia la reacción de las personas ante el proceso de verificación de información que no corresponde con nuestros planteamientos iniciales (inconsistencia entre cogniciones), y nos dice que:

  • La gente no descansa hasta reducir el malestar que provoca la disonancia.
  • La mente crea mecanismos de defensa como los «sesgos de confirmación» (que, nuevamente, se reafirman con el fenómeno de la cámara de eco).

«Vivir en la cámara de eco puede resultar agradable, incluso narcotizante, pero nos impide entender el mundo y encontrar formas de mejorarlo», escribió el periodista español Javier Sampedro, autor del artículo «Saliendo de la cámara de eco», publicado en diario El País, de España. «¡Es hora de romper la jaula!», remata Sampedro.

Y esto pasa porque el cerebro es más feliz engañándose que confrontando la realidad. ¡Imagínense el conflicto intelectual que causaría salir de esa cámara de eco, de esa disonancia cognitiva, de esos filtros burbuja y de esos sesgos de confirmación al darnos cuenta de que lo que creíamos no es ni tan verdad ni tan absoluto!

Según Sampedro, si te informas por tus seguidores y seguidos en Twitter, tus gustadores y gustados en Facebook y tu selección de amigotes en Google+, lo más probable es que no te enteres de qué va el tema. Esto no es ya que devalúe el debate político. Es que lo elimina de raíz.

Pensemos en lo pernicioso que es estar atrapados/as en un círculo de opiniones (de las mismas opiniones) y en el daño que causan esos remanentes de desinformación que nos llevan a creer que si alguien de nuestro entorno asegura que el sol es verde, nos conduzca en esa distorsión espejo y ocasione que empecemos a decir que es cierto. Hagamos el ejercicio de no solo leer las opiniones de las personas con quienes estamos de acuerdo y reflexionar sobre los contenidos que nos recomiendan los algoritmos en redes sociales en los famosos «para ti», «te podría interesar» o sugerencias de «por si te lo perdiste». Ese es el primer paso para salir de la jaula.

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img