Secuelas coloniales en el sur de África

José S. Azcona

La historia del siglo XX de la parte sur del continente africano tiene diferencias importantes con la de las áreas más tropicales del mismo.  Los 4 países más poblados (Sudáfrica, Zimbabue, Angola y Mozambique) fueron objeto de colonización europea.  De la forma que la misma se llevó a cabo, y el manejo de sus secuelas, ha dependido el divergente presente de estos países. En todos los casos ha sido la falta de institucionalidad lo que ha limitado el desarrollo.

Las excolonias portuguesas (Angola y Mozambique) fueron abandonadas abruptamente en 1975.  Ambas tenían una extensa colonia de la metrópolis, que componía buena parte de las clases medias.  Los nuevos regímenes marxistas expulsaron estas poblaciones, y bajo condiciones de guerra civil, no pudieron sustituirles.  El nivel de desarrollo de ambos estados tuvo un precipitoso descenso.   Estos países no heredaron una estructura representativa o democrática, ya que el estado portugués era dictatorial, por lo que al igual que la América Española en su independencia, carecían de modelos o experiencia de autogobierno.

Angola cayó en manos de una minoría étnicamente mixta afro-europea, con una bandera comunista.  Ellos tomaron el papel de los criollos en la independencia americana, expulsando al peninsular, pero tomando ventaja de su afinidad cultural con el mismo.  Impuesto el régimen por medio de la guerra, habíapocos espacios para el progreso.  Posteriormente, gracias al petróleo, logró comenzar a crecer bajo una cleptocracia autoritaria y rapaz.  Recientemente se ha iniciado el proceso de corrección.

Zimbabue paso a manos de un gobierno mayoritario en 1980, por presiones de la comunidad internacional.  Aunque se creó un elaborado mecanismo democrático formal, el autoritarismo de Robert Mugabe fue eliminando todas las protecciones legales.  La presunta legitimidad derivada de una lucha armada insurreccional servía de cubierta para construir el autoritarismo.  Como resultado, las minorías excoloniales perdieron sus bienes u optaron por emigrar.  Las emergentes clases medias de la mayoría étnica también fueron reprimidas, y su capacidad de ser motor de progreso se vieron truncadas. 

Sudáfrica ha sido una historia diferente.  Sin dar ninguna concesión especial, más que respeto a la ley y la democracia, esta ha podido transicionar a una economía cada vez másintegrada y moderna.  Las minorías blancas permanecen, lo cual se facilitó al tener arraigo centenario y números considerables (casi un 15% de la población en 1990).  Nelson Mandela (desde 1994), con una política de reconciliación y justicia, logró lo que sus vecinos no pudieron.  La clave fue el marco de ley, que no daba cabida a la persecución ni al arbitrio.  Este nuevo gobierno no buscó perseguir poblaciones, sino hacerlas parte de una nueva sociedad inclusiva y tolerante.  Esta no tiene servilismo a los excolonizadores ni margina a los pueblos originarios (como ocurre muchas veces en Latinoamérica).  Las diferentes lenguas y culturas son protegidas, y se dan algunas ventajas a los descendientes de las etnias tradicionalmente marginadas, sin despojar a nadie.  Con sus peculiaridades, la democracia sudafricana continua viva y pujante hasta hoy.

Dar espacio a las minorías previamente dominantes es una estrategia que garantiza la continuidad del crecimiento y el progreso.  Expulsar o excluir a estas personar resulta en la perdida de sus capacidades.  Construir equipos locales que los sustituyan toma mucho tiempo (hay un ejemplo exitoso en América- el Canal de Panamá, que tomo 35 años desde 1964), por lo que estas se pierden.  

El problema más insidioso es que elites o caudillos se apropien por vías políticas o militares de los bienes que dejan los emigrantes.  Esto fortalece los impulsos autocráticos y represivos en estas sociedades.  Si se puede despojar a algunos sectores sociales o raciales de sus propiedades, ¿qué detiene al poder de despojar a los demás?  

Por tanto, la forma viable es de tratar de integrar a todos los sectores, bajo un marco democrático y de igualdad legal, para tratar de construir un futuro.  Excluir personas por colores de piel u origen étnico es una receta para el atraso.

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