Conversaciones con un padre – Bicentenario pandémico: ¿Cuál federación fue soñada?

Jp Carías Chaverri

Poco se habla de integración Centroamericana por estos días, y eso que en pocos meses los países que formaron la “Patria Grande” cumplirán 200 años, que no es cosa poca. Siempre existe una asignatura pendiente en la agenda regional, si acaso existe esa agenda.

Muchos historiadores critican la manía de los políticos de acudir a ellos solamente en efemérides, en lugar de incorporarlos, por ejemplo, en la estructuración de los planes de gobierno (un plan sin historia no es plan).

A mi padre, escritor e historiador, Marcos Carías Zapata (QDDG), aunque la costumbre tampoco le causaba gracia, miraba oportunidades para darle algún sentido histórico a los procesos. Es una certidumbre que él hubiese disfrutado participar en este acontecimiento. Y por ello en este espacio imaginario, es el invitado principal.

Acerca de la integración, es probable que Don Marcos remarcase que las confusiones sobre el pasado entorpecen el avenir ístmico. El ideal de la Centroamérica hipotética que quisieran los habitantes de esta franja de tierra es una nebulosa. Las concepciones sistémicas sobre cómo idílicamente debería organizarse la cuestión, no son claras.

¿Soñarían los centroamericanos (aquellos que sueñan con eso) una unión al estilo europeo, o se antoja más el modelo estadounidense, el mexicano o el canadiense? Después de años de vida presidencialista, cada quien por su lado, puede que en el istmo no muchos quieran entender las diferencias. Valdría la pena ver cómo se propuso en el pasado. Preguntémosle a Don Marcos:

“El Congreso de las provincias se había convertido en Asamblea Nacional Constituyente. Durante 1823 y casi todo 1824 se discutió sobre la forma de gobierno. Descartada cualquier tipo de Monarquía (…) la solución lógica era la forma republicana de gobierno. También presenta dos opciones: una república unitaria, centralista, con una sola capital, un solo gobierno, una sola constitución para todos los centroamericanos, o una república federal (…). El diplomático John L. Stepnens, (…) disentía de los que afirmaban que era un calco de la Constitución de Estados Unidos. El modelo en sí era muy semejante, pero las intenciones políticas que llevaron a su aprobación totalmente distintas. En Estados Unidos los federalistas eran los conservadores, los centralistas los liberales: en Centroamérica, al contrario (…). El problema en Norteamérica era la esclavitud. Los liberales deseaban un gobierno central, unitario, para abolir la esclavitud en toda la Unión; los conservadores deseaban una federación, para que cada Estado, de manera autónoma decidiera si abolía o no la esclavitud (…). En Centroamérica, el problema era la hegemonía de Guatemala sobre las demás provincias. Para consolidar esa hegemonía, herencia de la colonia, la élite guatemalteca precisaba un gobierno unitario, centralizado. Para evadir esa hegemonía y que cada provincia estuviera en igualdad de condiciones y no dominadas por la élite de Guatemala, los liberales apoyaron la Federación. (…) La pugna continental entre el nuevo orden y las tradiciones fue definida como una lucha entre la civilización y la barbarie. En Centro América, entre Morazán, el progresista demócrata, frente a caudillos bárbaros e ignorantes como Rafael Carrera y Francisco Ferrera.”, (Carías Zapata M., 2005, pp. 157, 158,178).

José Cecilio del Valle y Francisco Morazán llevaron a Centroamérica un modelo federalista, muy similar al que a la postre se ha convertido en el modelo de integración más exitoso del planeta. Pero su propuesta fue incomprendida y rechazada.

Por ello, en lugar de ser hijos de Valle y Morazán la región es en realidad heredera de Rafael Carrera que los derrotó en Guatemala con el apoyo de “La Familia” (como se le denomina a la elite criolla) y de la Iglesia Católica.

En el caso particular de Honduras, influyó más que Morazán y Valle en la configuración del país, Francisco Ferrera que luchó por una Honduras independiente del resto de la región. Pero en el Parque Central está Morazán y en el billete de cien lempiras está Valle. Don Marcos, es un poco confuso esto de la historia. Esa explicación quedará para después.

· Carías Zapata M., (2005): De la Patria del Criollo a la Patria Compartida, Una Historia de Honduras. Honduras, Ediciones Subirana.

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