La coordinadora residente del Sistema de la Organización de las Naciones Unidas en Honduras, Rebeca Arias, expresó que ha observado con optimismo una tendencia a mejorar la capacidad organizativa para hacer frente a las emergencias que causan los desastres naturales.
Dijo que hay una mejor respuesta y calidad en la información de las alertas, y una mayor conciencia de parte de la población.
«Sin embargo -subrayó- la vulnerabilidad en Honduras ante los eventos meteorológicos y sísmicos continúa en ascenso vertiginoso».
«Vemos cómo en la actualidad se desencadenan desastres a nivel local a partir de eventos de pequeña intensidad», acotó Arias, quien además citó como ejemplo que lluvias recientes de corta duración cómo las ocurridas en Tegucigalpa (centro), Danlí (oriente) y otras localidades, «son suficientes para provocar crisis humanitarias».
La jornada conmemorativa se celebró en un hotel de la capital hondureña, con la participación del vicepresidente de la República, Elvin Santos; el titular de la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), Marco Burgos, y la presidenta de la Comisión de Desastres Naturales del Parlamento, Doris Gutiérrez, entre otros invitados.
Arias señaló que en el mundo existe «una evidencia científica que establece que el calentamiento global
«Desde la década de los 90, los desastres -a nivel mundial- han venido cobrando un promedio de 58.000 vidas al año y afectando a 225 millones de personas.
Solamente durante el 2005, 92.000 personas murieron a consecuencia de 150 desastres», enfatizó la diplomática.
El vicepresidente hondureño señaló que el alto crecimiento demográfico y el recalentamiento global, seguirán repercutiendo en países altamente vulnerables como Honduras.
Agregó que en su país miles de hondureños «viven en zonas de riesgo que ya no podemos controlar y no podemos dar respuesta a los problemas de las ciudades».
Por su parte, el titular de la COPECO, Marco Burgos, indicó que el mejor trabajo que se puede hacer es el de la prevención, pero que la mayoría de los hondureños todavía no está educada en eso.
Dijo que hay muchos que se preocupan por la educación, la salud
Actualmente, 11 de los 18 departamentos de Honduras están en «alerta verde», preventiva, mientras que una región del departamento norteño de Yoro lleva casi un mes en «alerta roja», de emergencia, por los desbordamientos de uno de los ríos más caudalosos del país, afectando a unas 20.000 personas.
En la zona central, más de 2.000 hondureños viven angustiados a causa de un sismo de 5,5 grados, en la escala de Richter, que el 15 de septiembre pasado sacudió el extremo norte del departamento de Francisco Morazán y el sur de Yoro, sin causar víctimas mortales.
Desde entonces se ha registrado una cadena de temblores entre los 3 y 4,5 grados, que mantienen en zozobra a los afectados, todos campesinos, muchos de los cuales perdieron sus viviendas, que eran de lodo sostenido a medias con unas cañas largas conocidas como «bahareque».