Según reportó el periódico Qué Pasa, de Charlotte (Carolina del Norte), a la inmigrante, que vive desde hace seis semanas en Aiken (Carolina del Sur), le fue diagnosticado un cáncer de hígado que invadió otros órganos y está en fase terminal.
«Karen esperó seis meses para ir al doctor por no tener seguro médico debido a su situación migratoria aunque sufría de un dolor fuerte de abdomen. El 27 de octubre la acompañó un amigo al hospital y le dieron la mala noticia (de) que le quedaban dos semanas de vida», confirmó Conchita Antúnez, una de varias personas voluntarias que la cuidan.
Antúnez explicó que la iglesia Nuestra Señora de la Paz, a la que acudía la joven y el hospital Regional Medical Center en Aiken, donde fue atendida, comenzaron gestiones para solicitar a la embajada de Estados Unidos en Honduras las visas humanitarias de los padres.
«Enviamos cartas del hospital, la iglesia se comprometió en responsabilizarse de los padres, todo estaba justificado, pero dijeron que no llenaban los requisitos, porque creen que ellos se pueden quedar y se las negaron», señaló.
De acuerdo con el periódico Mundo Hispánico en Georgia, que también publicó la historia de Karen, ésta cruzó hace tres años la frontera con la ayuda de un coyote, con la esperanza de ayudar económicamente a sus padres, Misael y Margarita, y cinco hermanos.
Ingrid Cárdenas, otra voluntaria, afirmó que la hondureña lucha todos los días por permanecer viva para ver a sus padres y que su «sueño de Navidad» es abrazarlos.
El Departamento de Seguridad Nacional puede otorgar, de acuerdo a ciertas circunstancias analizadas caso por caso, un permiso humanitario para que un inmigrante entre temporalmente a Estados Unidos.
Este debe solicitarse sólo por personas que estén fuera del país y tiene un límite de un año.
Los amigos de Karen dicen no darse por vencidos y siguen reuniendo más pruebas para apoyar la solicitud de los padres de Karen, cuyas edades superan los 58 años.