A la espera de las cifras oficiales, el diario El Universal calculó hoy en 2.690 los crímenes de esta clase desde principios de enero, es decir, 11,7 diarios y 17 más que los contabilizados el año anterior por esa publicación.
La Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía), que da esos resultados de forma esporádica, estimó en 2.700 los asesinatos en 2007.
Según El Universal, el estado más afectado por la escalada de violencia es Chihuahua, con 1.026 crímenes, seguido de Sinaloa, con 516, ambos en el noroeste del país.
Jorge Fernández Menéndez, autor de varios libros sobre el tema, indicó hoy a Efe que el fenómeno se debe sobre todo a «la reconfiguración de los grupos del narcotráfico a partir de los operativos» militares y policiales lanzados por el presidente Felipe Calderón desde que comenzó su gestión en 2006.
Como resultado, se ha desatado «una lucha muy violenta por la frontera norte (con EE.UU.) y por las principales zonas de operación» entre el cartel de Sinaloa y sus ex colaboradores los hermanos Beltrán Leyva, ahora aliados con el cartel de Juárez, originario de Chihuahua, y con los «Zetas», ex militares que hasta hace poco apoyaban al cártel del Golfo, dijo.
Pero, además, en opinión de Fernández Menéndez, existe una «evidente falta de preparación de los cuerpos policiacos municipales y estatales, y una fuerte penetración del narcotráfico en ellos», lo que ha hecho que muchas de las víctimas sean uniformados.
«Sin duda debe haber algunos de ellos asesinado por intentar cumplir con su deber, pero la mayoría trabajaba para un grupo o para el otro», manifestó.
La impunidad es otro de los caballos de batalla.
Informes recientes de la ONG Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac) sostienen que el 98,76% de los delitos en el país queda impune.
«Pese a que la cifra de detenidos por cuestiones relacionadas con el narcotráfico es de 22.000, no se ve que hayan sido castigados los responsables de los hechos», lamentó Fernández Menéndez al respecto.
Por su parte, el especialista en seguridad José Reveles criticó la estrategia de Calderón y su antecesor, Vicente Fox, ambos del Partido Acción Nacional (PAN), que acabó con la hegemonía de 71 años en el poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) (1939-2000).
«Dijeron que el PRI lo hacía mal y se han dedicado a lo que da más repercusión mediática, que es poner operativos en las calles, sin combatir a las autoridades políticas y policiales corruptas», denunció, en declaraciones a Efe.
Reveles reclamó más acciones contra el lavado de dinero y castigo para los políticos que permiten que el narcotráfico perdure.
Igualmente, se mostró escéptico sobre la reciente propuesta de Calderón de restablecer la cadena perpetua, al considerar que «el código penal actual es más que suficiente», ya que permite «condenar a gente acumulándole delitos durante cientos de años».
Al margen de estos asesinatos, un nuevo frente, el de los secuestros, parece haber cobrado fuerza a raíz de la reciente muerte del hijo de catorce años de un conocido empresario a manos de sus captores, lo que causó un clamor popular.
La ONG Pax Christi informó el pasado jueves en Bogotá que México ha desbancado a Colombia del primer lugar en secuestros.
«Si Colombia logró reducir los secuestros es porque logró poner en orden a sus fuerzas policiales y centralizarlas», dijo Fernández Menéndez, al recordar que en su país «hay entre 15.000 y 20.000 policías federales y unos 350.000 locales, que no están coordinados entre sí» y muchos caen en la corrupción por los bajos salarios.
Calderón ha convocado para el próximo jueves a una reunión nacional con los gobernadores de los 31 estados y el alcalde del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, para debatir un plan contra este fenómeno.
De concretarse, sería la primera cita de este nivel entre el oficialismo y la oposición tras la polarización política desatada por los ajustados resultados de las elecciones de 2006.
El próximo sábado se espera que miles de ciudadanos reclamen paz y seguridad en las calles en una marcha nocturna con velas en la capital mexicana, parecida a otra efectuada en 2004 y que entonces convocó a un cuarto de millón de personas.