Unos 300 aficionados y una cantidad similar de periodistas fueron testigos del primer contacto del seleccionado brasileño con el balón, después de cuatro jornadas dedicadas a exámenes médicos, de laboratorio y de acondicionamiento físico en gimnasio.
Dunga ordenó un trabajo más lúdico que táctico con el balón, lo que permitió movimientos libres, mientras que los arqueros Doni y Gomes trabajaron aparte con el preparador de guardametas Wendell Ramalho.
Al final de la práctica, la selección recibió la visita de niños de una escuela de educación especial de Curitiba y después los jugadores se dirigieron hasta el costado donde se encontraban los seguidores para saludarlos.
El gesto desató la euforia de los bulliciosos hinchas, que con cornetas y banderas, como en el día anterior, volvieron a gritar los nombres de Dunga y Robinho, a los que sumaron los de los delanteros Nilmar y Luis Fabiano.
Todas las miradas de seguidores y periodistas buscaron a Kaká entre los jugadores que se entrenaron, pero el centrocampista del Real Madrid, a pesar de ser autorizado por el cuerpo médico para unirse a los entrenamientos, continúa sus trabajos físicos al margen del resto del plantel.
Se espera que el jugador se integre al grupo hoy mismo, en el segundo entrenamiento del día, el último en campo antes de embarcar mañana para Brasilia, donde la selección recibirá la bandera nacional de manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva antes de viajar para Johannesburgo.
En la capital sudafricana se sumarán el lateral derecho Maicon y el zaguero Lúcio, autorizados por el cuerpo técnico para viajar directamente a Sudáfrica, después de ganar el último sábado en Madrid el título de la Liga de Campeones de Europa con el Inter.
El otro jugador del equipo italiano, el guardameta Julio César, hoy se presentó en la concentración en Curitiba, donde se sometió a exámenes médicos de rutina, según la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).