Tegucigalpa – La niñez hondureña echará de menos a uno de sus principales benefactores en el último cuarto de siglo, ante el anuncio del retiro de Casa Alianza, institución que vela por los menores de/y en la calle, el español Manuel Capellín.
– Capellín llega a sus bodas de plata atendiendo la niñez hondureña.
– Reconoce que pudieran haber niños sicarios, pero desmiente que el tema tenga una dimensión masiva.
– Los niños migrantes son cada vez más.
El europeo que llegó a este país centroamericano en marzo de 1980, recuerda que en aquel entonces fueron situaciones duras en su vida. ‘‘Llegue en un momento difícil desde el punto de vista político, fueron los años más duros desde gobiernos represivos con los militares secuestrando y desapareciendo gente… y el contraste de un país que despertaba hacia una democracia’’.
‘‘Eran los momentos de Policarpo Paz, la Constituyente, luego Roberto Suazo Córdova… era algo como esperanzador por lo que pasaba en la región… en ese contexto llego a Honduras y decidí quedarme aquí porque creí que podía a ayudar a construir ciudadanía’’, dice el oriundo de España.
Para Capellín lo más importante que tiene Honduras es su gente, muy sencilla, cariñosa y amable, la define. Además se casó con una hondureña y tiene dos hijos honduro-españoles, comenta.
A pesar de que en el país hay un 51 por ciento de la población que son menores de edad y donde hay 3.8 millones de niños hasta los 18 años, no se les ha dado el tratamiento adecuado que conllevan, lamenta Capellín al tiempo que desvirtúa que hayan muchos niños sicarios o que cometan la mayor parte de los delitos como trasciende.
Casa Alianza también recibe críticas. Hay quienes aseguran que este centro de beneficencia protege menores delincuentes. Pero su representante expresa que ‘‘hay condiciones para estar en Casa Alianza. Un niño que llegue consumiendo drogas, robando o con violencia no puede estar aquí, queda autoexcluido’’, aseguró.
Proceso Digital tuvo una plática con Manuel Capellín. Nos atendió en el recibidor de un hotel, previo a una conferencia sobre los interminables problemas que atraviesa la niñez en este país centroamericano. Sencillo, elocuente y muy directo en sus respuestas, así se desarrolló el diálogo:
Hagamos un poco de memoria, ¿cómo llega a Honduras?

Posteriormente aparece algo que es importante en mi vida: fundar con otras personas norteamericanas y hondureñas lo que se conoce ahora como Casa Alianza.
Acabamos de cumplir 25 años, desde esa fecha hasta el día de hoy he estado trabajando a favor de las niñas y los niños, a la vez viajé tres años a Guatemala, ocho a México con Casa Alianza. Luego regresé a Honduras con la base de la experiencia, los últimos años de mi vida han sido trabajar a favor de los niños desamparados con problemas de drogas, víctimas de explotación sexual, la trata y menores asesinados. Han sido largos años diseñando políticas y programas de prevención en beneficio de los niños.
¿Cuál es el futuro inmediato de Manuel Capellín?
¿Cuál es el futuro inmediato de Manuel Capellín?
Hay muchas cosas para hacer, ocuparme un poco de mí mismo. La gente me pregunta por qué deja de trabajar… mi mundo emocional, espiritual es estar como muy convulsionado, como muy roto. A mí me afecta tremendamente la situación de la infancia con la que yo vivo, es decir, me matan niños frente a Casa Alianza o cada dos por tres cuando estamos denunciando el asesinato de jóvenes, víctimas de violaciones o abusos. Me mata la situación de los niños migrantes deportados que vienen perdidos, con ilusiones rotas… todo eso en un drama que me ha afectado tremendamente en estos años.
Voy a mirar un poco hacia atrás y ver la vida desde otra perspectiva, descansar emocionalmente, espiritualmente, trabajar a lo mejor en otras cosas como voluntario…
¿Pero fuera de Honduras?
Mi casa está aquí en Honduras, yo me casé con una hondureña y mis hijos son hondureños y españoles. Para mí es muy importante la pertenencia a un país, yo nací en España y viví en España, África… llegué a Honduras y aquí es una parte muy importante en mi vida. Estoy buscando desde el punto de vista legal la doble nacionalidad, hacerme hondureño, este es un pueblo que me acogió y me siento muy de aquí.
¿Cuénteme un poco de cómo funciona Casa Alianza?
Casa Alianza tiene cerca de 70 profesionales hondureños trabajando a tiempo completo, es una organización que trabaja las 24 horas, tiene tres programas residenciales. Uno para niños con problemas de drogas, otro para niños con problemas de explotación sexual y tráfico de menores y el último es para menores con problemas de todo tipo.
En total en Casa Alianza en cada noche duermen alrededor de 180 niños. También tenemos programas en los centros de la frontera.
Además, tenemos programas de incidencia a través de un observatorio sobre los derechos de la niñez, de la infancia… mantenemos un estrecho trabajo con las autoridades que se interesan en el tema de los niños, somos una organización que hacemos grandes esfuerzos. En estos 25 años habremos atendido de 35 a 40 mil niños y jóvenes.

Profundicemos en el tema de los niños migrantes
Es terrible el drama de estos niños. Nosotros calculamos entre 8 mil niños que se van a Estados Unidos vía Guatemala, son niños que van solos, escapando de la pobreza, de la violencia… niños que se van buscando a sus papás, es un drama terrible que estos menores abandonen el país para buscar un sueño me parece que es una cosa espantosa, eso me horroriza.
Estos niños a lo largo de la ruta van pasando por situaciones de auténtico peligro, son niños que son atrapados en la explotación sexual, laboral, otros son asesinados en la ruta. Por ejemplo, cuando hubo la matanza de Tamaulipas había niños hondureños que fueron masacrados.
Es muy importante la política del Estado. La migración es un derecho que uno tiene de buscar mejores alternativas, pero cuando tienen que emigrar niños debe haber una visión diferente y ponerlos muy atento a ese tipo de situaciones porque son radicalmente injustas.
¿Hay programas específicos para este tipo de niños?
Tenemos programas en la frontera, tenemos gente en los centros de detención de menores.
¿Se agrava el fenómeno de los niños migrantes?
Este es un fenómeno relativamente nuevo de esta década. Los niños en explotación laboral siempre los ha habido, pero no en estas cantidades tan terribles que tenemos ahora.
¿Por qué se van tantos menores hondureños hacia Estados Unidos?
Creo que varios factores, pero destaco tres: Se van a buscar sus familiares que salieron hace algún tiempo; otra por la situación de violencia que van desde amenazas de grupos criminales; y la última, la situación económica que obliga a que los menores abandonen el país.
¿Han detectado cuántos niños hondureños pasan por la ruta migratoria para llegar hacia el norte?
Nosotros mantenemos documentada toda esta información, desde que salen de Honduras pasando por los diferentes puntos migratorios hasta llegar a Estados Unidos.
¿Cómo es la situación real de Casa Alianza?
Muy buena, desde mi punto de vista está muy bien, tenemos unos programas llenos, un equipo de profesionales muy buenos y la situación económica está muy bien para terminar el año fiscal. Nuestras relaciones públicas con la gente y con la sociedad están bien, además con el gobierno y la cooperación son muy transparentes y cordiales. Casa Alianza en este momento está muy bien posesionada.
¿Casa Alianza está en todo el país?
Trabajamos aquí en Tegucigalpa, pero algunos programas van a otras partes del país, Tenemos programas en la frontera y en pueblos del interior.
25 años se dice fácil, pero ¿cuáles considera los mayores logros?


Es haber estado 25 años porque con toda la situación económica, política y social, servir por 25 años a los niños no es fácil, eso ya es un éxito.
Me da un gusto enorme ver niños que para mi aún siguen siendo niños. Hay uno que tiene una maestría y trabaja en Estados Unidos… el otro día recibí una llamada de una de mis primeras niñas anunciándome que se estaba casando en Londres, que allá vive y trabaja. Otros son mecánicos, pastores y en toda índole, creo que eso es lo más importante. El haber trabajado con niños por muchos años es algo que me hace sentir orgulloso de mí mismo.
¿Hay algo que se dejó de hacer?
No, la espinita mía 25 años después es que veo que hay muchos niños en desamparo, más niños con problemas, como que el país ha venido en recesión. En vez de superar los problemas, hemos generado nuevos para la infancia.
Para el caso, el fenómeno de los niños migrantes es relativamente nuevo, de esta década. Los niños en explotación laboral siempre los ha habido, pero no en estas cantidades tan terribles que tenemos ahora.
Quizás la espinita que queda es que todo lo que hemos hecho habrá servido para algo… no lo sé. Porque no veo que esto mejore.
¿Se ha quedado corta la política gubernamental frente al problema de niñez?
Creo que sí. El gran problema es que hay una dispersión enorme de políticas. No hay una política global, una política de Estado. Estamos demandando más atención, este gobierno del presidente Porfirio Lobo ha hecho esfuerzos reales como la nueva ley que se propone para sustituir al Ihnfa (Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia), así como otras leyes que se han enviado al Congreso… la ley contra la trata, la ley que unifica las leyes de la niñez, la ley de la primera infancia, en fin… hay esfuerzos y quiero saludar esos esfuerzos en nombre de los niños, pero todavía estamos muy lejos.
Aunque tenemos muchísimas leyes no las cumplimos, Hondura tiene cantidad de cosas buenas, pero no se cumplen, entonces, al final es como si no las tuvieras.
¿Qué régimen sigue un niño que llega a Casa Alianza?
Tiene todo un proceso de inversión, tiene que ir a la escuela, y si está en rango de edad, entra a un proceso de aprendizaje laboral, incluso en algún momento podría entrar a trabajar.
Entendemos que los niños se deben incorporar a la vida social, para eso gastamos una cantidad enorme en capacitación… hay niños que están en la Universidad o un taller aprendiendo.
¿Cómo está el tema de la edad punible para Casa Alianza?
A mí me parece que es un error discutir eso. La edad punible en Honduras es de las más bajas. Estamos hablando que la edad punible es de 12 años, seguir pensando en bajar la edad a 6 u 8 años es un error. Tenemos de los rangos más bajos en América Latina, lo que hay que hacer es aplicar las leyes y ya.
¿Es cierto que el sicariato se nutre de niños para cometer sus crímenes?
Quizá hay algunos niños sicarios, pero no tenemos que pensar que la infancia de Honduras está captada por el narcotráfico, hay niños que sí están en esa situación.
Hay un dato que no ha variado mucho, según un informe de Unicef de cien delitos que se comenten en el país, en cinco hay niños involucrados. De ese cinco por ciento, en la mitad los adultos impulsan a los niños a que cometan los crímenes, es decir, que del cien por ciento, apenas uno o dos por ciento es la participación real de los niños. Repito, el problema de la violencia no son los niños.
¿Qué piensa de esa reiterada frase discursiva de que los niños son el futuro o el presente de la nación?
Eso es puro discurso político vacío. Los niños no son el futuro de nada, mañana no sabemos si estaremos vivos, el trabajo es hoy… si no protegemos a la niñez ahora cuando lo vamos a hacer, mañana no tiene caso hacerlo.
¿Y la Fiscalía de la Niñez, qué papel cumple?
La Fiscalía de la Niñez si cumple, el gran problema siempre es de recursos… si hubiera una política global en el tema de la niñez las cosas serían diferentes, porque no puede ser que en un país donde la mayoría de la población son niños solo haya dos Fiscalías de la Niñez en todo el país.
Pues debería… si queremos construir un país integral debemos incluirlos en las propuestas, pero hasta ahora no he oído a ninguno de los políticos ¿qué vamos a hacer con la niñez? No veo que sea un tema de interés. No solo es un problema de este gobierno sino de los que vendrán.
¿Realmente le parece que somos el país más violento del mundo?
No sé cómo son otros países, los que conozco son mucho menos violentos, lo que sí sé es que las cifras están allí. Podemos discutir si son 80, 82 ó 75, en cualquiera de los casos, son cifras poderosísimas y eso es una situación muy crítica para el país.
Cuándo viene en su vehículo y mira tantos niños en la calle, ¿qué siente?
Siento una tristeza enorme, primero porque los conozco a todos, trato de hablar con ellos y convencerlos que no es lo mejor. Al final de cuentas, el problema no únicamente es de ellos, porque son víctimas… tenemos que entender que hay que respetarlos y buscar soluciones.
¿Qué piden los niños que llegan a Casa Alianza?
Buscan que los quieran, los protejan y los ayuden.