Tegucigalpa – Medicinas, alimentos y combustibles serán los sectores más golpeados y con ello una cadena de alzas de precios si el gobierno accede a la petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) de “acelerar la devaluación” del lempira frente al dólar estadounidense, como lo denunció el presidente Porfirio Lobo. Pero, al margen de la decisión de sortear la devaluación, no hay duda que Honduras requiere un acuerdo con el organismo internacional basado en el ahorro y control del descompasado gasto corriente entre otras medidas.
Lo anterior fue advertido por varios analistas que indicaron que los tres sectores, además de otros menos básicos, dependen mucho de las importaciones o compras que se hacen al exterior.
La devaluación causa, potencialmente, una profundización de la pobreza, por lo que se hace urgente que la administración Lobo adopte medidas de racionalización del gasto y que evite el impacto directo en la mayoría de la población.
Vale tomar en cuenta que Honduras adquiere la mayor parte de los medicamentos desde el exterior, así como los equipos utilizados y sus respectivos insumos en laboratorios clínicos y de imágenes radiológicas, de tal manera que la devaluación golpeará a dicho sector clave.
Los hospitales estatales, al no tener más presupuesto deberán dedicar la misma cantidad de lempiras para adquirir menos dólares y con ello menos medicamentos, equipos e insumos para laboratorios, siendo afectada la población más pobre.
El golpe sería mayor, tomando en cuenta que ya la mayor parte del presupuesto de salud se dedica a pago de personal y es poco el porcentaje destinado a la compra de medicamentos, equipo e insumos.
En cuanto a la producción local de fármacos, destinados básicamente al llamado cuadro nacional básico de medicamentos, también se verían afectados, ya que la mayor parte de las casas dedicadas a la producción utilizan gran parte de materias primas que adquieren del exterior, por lo que aumentarían sus precios para adaptarse al ajuste cambiario.
Honduras cuenta con uno de los servicios de salud estatal más pobres de la región centroamericana, a tal grado que los hondureños que residen en sectores fronterizos prefieren acudir a los sistemas de salud de los países vecinos.
Alimentos
Mientras en las ciudades, los pacientes deben correr con la mayor parte de la compra de medicamentos, exámenes y otros para que le sean aplicados por el personal sanitario. | Alimentos, salud y combustible sufrirían mayor golpe con una devaluación |
Al igual que los medicamentos, Honduras importa grandes cantidades de alimentos para satisfacer las necesidades alimenticias de su población.
La asociación que aglutina a los productores de la carne porcina ha informado que el país importa hasta el 70 por ciento de la carne de cerdo consumida en los hogares.
Igualmente ocurre con la carne bovina, donde se adquieren de Nicaragua y otras naciones enormes volúmenes de carne, ya que la producción nacional ha venido decayendo con el paso de los años.
Mientras el sector de granos y hortalizas también debe hacer grandes compras al extranjero para cumplir con la oferta local.
Honduras importa la mitad del maíz consumido en el país, especialmente el destinado a alimentar aves de la industria avícola, así como soya para alimentos balanceados para el ganado vacuno y el poco porcino criado localmente, de manera que también impactarán los precios.
Casi las dos terceras partes del arroz consumido en las familias hondureñas se compra en el extranjero, de ahí los constantes intentos por introducir el grano sin cumplir con los aranceles debidos cuando se importa fuera de las cuotas autorizadas.
En cuanto a las hortalizas, legumbres y otras, el país importa cientos de millones de dólares al año de los países vecinos para llevarlos a la mesa de los hogares.
Una aceleración de la devaluación presionaría al alza a los alimentos, elevando la inconformidad social a niveles altos, ya que deterioraría más la calidad de vida de las familias hondureñas, justo cuando la pobreza se ha incrementado en los últimos dos años.
Combustibles

De manera que las actuales rebajas de los carburantes, producto de la baja generalizada del petróleo, se verían neutralizadas con la devaluación al dedicar más lempiras para la compra de dólares, moneda utilizada en las transacciones.
Un aumento de los carburantes ingresaría a todo el circuito económico por la vía del transporte y la electricidad, ya que también la producción de energía se vería afectada.
Honduras genera el 60 por ciento de su producción eléctrica por la vía térmica, de ahí que está sujeta a las oscilaciones del precio del petróleo y de la divisa estadounidense.
Igualmente otros sectores se verían afectados, como los servicios de internet, telefonía móvil y otros, pero este golpe lo absorbería más la clase media y profesional. Aunque algunos expertos recuerdan que la telefonía móvil o celular es usada por más del 90 por ciento de la población.
El presidente Lobo ha dicho que no permitirá una devaluación, pero tampoco se ha referido cómo enfrentará la crisis fiscal causada por el excesivo gasto público.