Gladys Lanza es una mujer con más de tres décadas de luchas populares, nacida en cuna de oro, pero combativa incansable por los principios de la justicia e igualdad.
Gladys Williams Lanza, mejor conocida por Gladys Lanza, mujer estandarte del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE) a finales de los 80 y principios de los 90.
Proceso Digital no quiso que concluyera mayo, mes insigne para los trabajadores hondureños, sin conversar con una mujer con posturas definidas en la temática y matizar su pensamiento con la actual situación del movimiento obrero hondureño.
Con casi dos millones de personas sin empleos, en Honduras el movimiento obrero está desprestigiado porque los dirigentes populares hablan, piensan y viven como los patronos, dice nuestra entrevistada.
Madre de tres hijos, Lanza es hermana del exvicepresidente Vicente Williams, de quien no usa el apellido aunque le guarda un buen recuerdo.
Al referirse a su papá -Abraham Williams Calderón-, los ojos se le llenaron de lágrimas y la nostalgia salió a relucir. ‘‘Es que a mi padre lo quise mucho, un hombre que influyó mucho en mí. Ese deseo de pelea, de no doblegarme, creo que viene de él’’, expresó.
Agregó que ‘‘es un lío eso de los apellidos… como soy rebelde, no me importa lo que digan o no los papeles, todo eso es circunstancial’’.
Con 70 años, Gladys Lanza afirmó que ‘‘soy feminista desde mi nacimiento y por eso soy rebelde. De igual forma, ser feminista es una posición política, hay que reclamar que hay momentos en que la sociedad es injusta. Las mujeres tenemos derechos y aunque ahora los estamos sembrando, mañana habrá cambios’’.
‘‘Milité en el movimiento obrero por 26 años y desde ese entonces hicimos grandes aportes en la aplicación del Código del Trabajo, que para mí es una realidad que deberían estar defendiendo los trabajadores. No ha habido suficiente conciencia de parte de la clase obrera y allí hay mucho que discutir todavía’’, manifestó.
¿Hágame una cronología de los cargos que ha desempeñado?
Fui presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE) a nivel nacional desde 1986, pero antes había sido fiscal del sindicato durante 10 años. También fui presidenta de la filial de Tegucigalpa por muchísimos años, es decir, tuve que hacer un recorrido para llegar al máximo cargo de la organización.
Lastimosamente para llegar al cargo se dio la desaparición en los años 80 del compañero secretario-presidente que era Rolando Vindel González y luego que murió el presidente en condiciones naturales, esas dos circunstancias marcaron mi ascenso al cargo.
También fui vicepresidenta de la Federación Central de Sindicatos Libres de Honduras (Fecesitlih), que no sé si aún existen… fui además, secretaria de actas de la Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras (FUTH), hice un recorrido por el movimiento sindical hondureño, eso me ayudó a comprender qué es lo que ocurre al interior de los sindicatos, qué es lo que ocurre a nivel político y cómo resolver conflictos a nivel de las clases dominantes.
¿Cómo cataloga el actual movimiento obrero hondureño?
El movimiento obrero está muy debilitado producto de varias circunstancias entre ellas el cambio al sistema neoliberal y todo lo que eso conlleva como el cambio de leyes y su aplicación, esto sin duda ha disminuido la lucha obrera.
¿A qué se debe que el actual movimiento obrero no tiene mucha presencia pública?
Ja ja ja (muchas risas)… eso significa precisamente el debilitamiento. Si retrocedemos en la historia y nos vamos a lo que la gente llama la huelga del 54, yo lo llamo alzamiento popular porque se da como resultado de un proceso de formación y de trabajo en la base de los trabajadores que luchaban en las bananeras, en las mineras, entre otros… todo ese esfuerzo que hicieron gente de avanzada como Visitación Padilla, Graciela García, María Luisa Medina, fueron mujeres que entregaron su vida a construir un pensamiento en la clase obrera y es hasta 1954 que se da ese resultado.
Este movimiento tiene un resultado concreto lo que es un Código del Trabajo, una organización de trabajadores en los sindicatos, la Ley de Reforma Agraria, Seguro Social… que nadie de los partidos políticos tradicionales me salga diciendo que es una conquista de ellos, realmente eso se da producto de toda una lucha que dan los obreros. Cabe mencionar que la clase obrera tenía su propio partido político (Partido Revolucionario Democrático de Honduras, PRDH), lo que sucedió es que hacen una alianza con el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre y revienta la cosa y desaparece el partido, luego aparece un Partido Comunista que no logró captar el momento histórico que le tocó vivir.
¿Se necesita actualmente un partido exclusivo para obreros?
No creo que esa sea la solución y si los obreros llegaran a tener su propio partido deben plantear sus propias ideas, una verdadera justicia para eliminar la desigualdad.
En el movimiento de mujeres planteamos un movimiento político sólo de mujeres y decimos que hay que esperar a ver qué pasa, y sabe que en el movimiento obrero no lo aceptan porque ellos son machistas, discriminan y producen violencia. Queremos un mundo de igualdad, justicia y de mucho respeto.
¿Está muerto el movimiento obrero en Honduras?
Todavía no… pero está en agonía.
De las tres centrales obreras, ¿cuál tiene mayor protagonismo?
Honestamente y aunque no sea mi simpatía, creo que la CGT (Central General de Trabajadores), porque hábilmente han sabido llevar a movilizar al STENEE que está afiliado a esa central, cosa que cuando yo estaba allí estábamos en la Federación Unitaria de Trabajadores de Honduras que agrupaba a los sindicatos más beligerantes del país y que eso le daba fuerza, nombre y un perfil muy fuerte.
Ahora la CGT sale a hablar, no a defender, salen a hablar sobre la problemática de los trabajadores y qué piensan éstos, cosa que yo pongo muy en duda. Señalo esto porque soy muy crítica y no hay voluntad de hacer un cambio en este país.
¿Se necesita en este momento un gran movimiento como el de 1954 para que las cosas sean mejores para la clase obrera hondureña?
Indudablemente y personalmente creo que tuvimos el momento cuando se dio el golpe de Estado, sólo que el movimiento obrero no estaba a la altura de las circunstancias.
Todavía la ciudadanía en general actúa en base a liderazgos personalizados, por no decir caudillistas… no actuamos en base a ideas, siempre estamos siguiendo personas y si queremos un cambio en el país hay que establecer pactos y seguir ideas.
¿Qué tenían esos dirigentes de los años 80 y 90 que no tienen los de ahora?
Creo que había un movimiento revolucionario en Centroamérica que no podemos ignorar y que influye en el pensamiento de los obreros en este país, esos movimientos revolucionarios tenían algún nicho en Honduras, habíamos muchos simpatizantes de esos movimientos que nos inyectaba fuerza para pretender un cambio.
Honduras era y sigue siendo un país ocupado militarmente por Estados Unidos. Un hondureño digno tiene que sentirse ofendido. Para mí es una ofensa que la llevo muy profunda en mi corazón que por eso soy seguidora del movimiento de Visitación Padilla, ella sembró las ideas para la defensa de la soberanía del país y eso fue lo que ocurrió en esa época, de nadie es extraño que Estados Unidos siempre ha metido sus manos para poner los presidentes que ha querido en este país, entonces todo eso logró a formar un pensamiento de una oleada de dirigentes. Hoy parece que los dirigentes se han plegado al neoliberalismo y le ponen parchitos al golpe, al dolor que llevamos, sin inyectar ideas verdaderas de cambios.
¿Por qué miramos pocas mujeres en estos movimientos gremiales?
Por la discriminación que siempre las mujeres hemos tenido. A veces me pregunto por qué aparecí allí, y ahora que estoy en el movimiento de mujeres me doy cuenta que me aceptaban porque actuaba como hombre, de eso me doy cuenta ahora porque cuando deje de actuar como hombre, me expulsaron.
Sin embargo, el sistema mismo reproduce la discriminación hacia la mujer, las pocas que hay las aplastan por el pensamiento de los hombres.
A su criterio ¿en qué lucha debe enfocarse básicamente el actual movimiento obrero?
Son muchas. Primero, ignorar el sistema y ponerse a trabajar en las ideas que realmente inspiran el movimiento obrero. La clase obrera tiene una filosofía, una política y si no está enriquecida esa política e incorporada al pensamiento de los obreros, es imposible porque éstos asumen la política del sistema capitalista y entonces tenemos una dirigencia complaciente, reformista como adorno y plegada. Si no cambian su forma de ganarse el pensamiento de los obreros para un cambio hacia la justicia, y ojo que no hablo de democracia porque eso está prostituido, no hay nada.
¿Es saludable la proliferación de dirigentes gremiales en cargos de elección popular en la actual oferta política?
Personalmente nunca me he comprometido con ningún partido precisamente por eso, porque no quiero avalar el sistema. No quiero salir fortaleciendo ese sistema que no estoy de acuerdo con él, que lo aborrezco porque sólo reproduce la injusticia que involucra la exclusión de las mujeres y la violencia, eso para mí es inaceptable.
Es muy común ver a dirigentes obreros en estrecha relación con políticos…
Es que una cosa es la que piensan los “líderes” (remarca las comillas) y otra es lo que piensa la base de los sindicatos. Indudablemente los líderes no son la voz de los trabajadores, porque una vez llegados a esos cargos se acomodan a lo que los políticos quieren.
Asumir el discurso del patrón no es la mejor forma de representar a los trabajadores.
Usted lideró el movimiento sindical de la estatal energética durante la administración de Rafael Callejas…
La administración Callejas asume la política neoliberal del sistema. Este mismo sistema da un giro, pero los obreros no lo dan y se acoplan a la política neoliberal, entonces Callejas aparece como el gran transformador de un cambio que hasta ahora se está fortaleciendo. Él inicia un proceso que se está consolidando ahora.
¿El sindicato del STENEE era insigne entonces?
Claro, claro y por eso es que lo liquida. Callejas lo liquida porque no lo puede controlar. El STENEE era el sindicato madre de la época, si le podemos llamar así porque no se doblegaba y entendía bien porque habíamos gente que teníamos claro el panorama.
Sabíamos los resultados que iba a tener acoplarse a la política neoliberal, que como se puede ver se está consolidando… privatización, tercerización, anulación de las leyes que protegen a los trabajadores y privatización del Seguro Social, todo es producto de lo que Callejas asume.
Callejas empezó, inició la liquidación del movimiento obrero… luego los demás gobiernos pasaron por la puerta que Callejas les abrió.
¿Alba Mejía sigue ligada al Visitación Padilla?
Ella es fundadora de Visitación Padilla y cualquier cosa que ocurra en este país tiene que ver con la fundación de esta organización y Alba tiene ese gran mérito.
Alba es fundadora de Visitación Padilla junto a Rina Villar, Blanca Guifarro y otras. Alba se fue porque son períodos que uno pasa, porque no negamos el curso del tiempo y uno tiene que entender eso. Ella nunca ha renunciado a luchar por la justicia y en contra de la discriminación.
¿Por qué si usted es de abolengo decide involucrarse en las luchas sociales?
Porque creo en las ideas de la justicia. Tuve una madre maravillosa que me enseñó a luchar por la justicia. Un padre, que a pesar de estar comprometido con un partido tradicional, me inculcó también la justicia. Mi mamá era del Partido Liberal y mi papá del Partido Nacional.
Yo tengo de los dos ese sentido de justicia, de lucha, de no permitir los irrespetos… pero más de mi madre que me acompañó siempre hasta el último momento. Ella me decía: esa es la hija que yo quiero, la que siempre soñé, siguiendo las ideas de la justicia y libertad.
Mi mamá era brillante a pesar de haber llegado hasta segundo grado, era una autodidacta porque comía libros, mucho de lo que sé es obra y parte de ella.
¿Por qué no usa el apellido Williams?
No lo uso por respeto a mi madre…
¿Respetaba más a su mamá entonces?
Sí…mi papá peleaba mucho por eso, porque no usaba su apellido. Creo que las mujeres deberíamos reconocer los esfuerzos de nuestros padres.
¿Cómo se llama entonces, Gladys Williams Lanza?
Sí así es mi nombre… pero sólo me conocen por Gladys Lanza Ochoa, los dos apellidos de mi madre. La familia uno no la puede negar, tengo mucho cariño por mi hermano Chente (Vicente Williams), lo quiero muchísimo.