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Legado diplomático de embajador emérito Policarpo Callejas trasciende su vida

Tegucigalpa – Era un registro vivo de la diplomacia y las relaciones exteriores hondureñas. Único embajador emérito de este país centroamericano, don Policarpo Callejas Bonilla, quien falleció este domingo en Tegucigalpa, prestó su servicios al país durante 58 años; desde sus altas funciones diplomáticas, deja un vasto legado.
 

De rancia estirpe política, el embajador Policarpo Callejas representó a Honduras como jefe de misión en Costa Rica y también como embajador en Naciones Unidas y en la Organización de Estados Americanos (OEA).

Diplomático de estirpe

Nieto del fundador del partido Liberal, Policarpo Bonilla e hijo del ex presidente del Congreso hondureño, Venancio Callejas y de Juanita Bonilla, el embajador Policarpo Callejas, también asesoró en temas internacionales y diplomáticos a ex presidentes del país.

El ex presidente hondureño, Rafael Leonardo Callejas Romero (1990-1994), expresó su consternación por la muerte del diplomático al que se refirió como “un extraordinario representante de los intereses de la patria, estoy muy sentido por su deceso, era mi pariente pero más allá de eso era un talento, un hombre íntegro que en mi gobierno se convirtió en mi principal asesor en temas trascendentales de soberanía”, precisó.

El ex mandatario dijo que Policarpo Callejas “trabajó mucho conmigo, definimos la agenda exterior de Honduras, me ayudó a retornar relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y trabajamos en la definición de frontera de 1992”.

Recordó que el embajador estructuró a su lado la agenda de política externa hondureña desde antes de que él asumiera la Presidencia. “Creo que gran parte de mi éxito en política exterior se lo debo a él” reconoció.

Honduras pierde a uno de sus mejores diplomáticos: canciller Corrales

Proceso Digital conversó con el ministro de Relaciones Exteriores de Honduras, Arturo Corrales, quien se encuentra en una gira de trabajo en el exterior. El canciller mostró su pesar por la muerte del embajador Callejas a la vez expresó que con él Honduras pierde a uno de los más doctos de diplomacia.

“Me siento apesarado de no poder estar en sus honras fúnebres, pero él me enseñó que el deber es primero, para mí es una pérdida enorme porque además era un entrañable amigo de mi padre, sé que todos los honores que podamos rendirle son insuficientes” dijo, a la vez que señaló que la Cancillería ofrecerá los tributos que corresponden a su investidura.

Maestro de generaciones

Para el embajador de Honduras en los Estados Unidos, Jorge Ramón Hernández Alcerro, «el fallecimiento de Policarpo Callejas Bonilla ha entristecido a todo el servicio exterior de Honduras, a los muchos amigos y compañeros de trabajo que le apreciábamos y a quienes encontramos en él al maestro de generaciones. Honduras ha perdido una de sus mentes más preclaras. Un intelectual de nota. Un jurista de pensamiento riguroso y estructurado y un internacionalista como pocos. De él aprendimos además su vocación de servicio al país” calificó.

Agregó que ”su gran sentido de responsabilidad ciudadana y una entrega total a la carrera diplomática que más que su ocupación de toda la vida, fue su vida misma. Nos hará falta a todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo y merecer su amistad. Echaremos de menos su sentido del humor. Su fina ironía. Su conversación sobre los más diversos temas. Su conocimiento de la literatura universal”.

El embajador Hernández Alcerro continuó sobre Policarpo Callejas que “su impecable redacción diplomática. Cuando le celebramos sus cincuenta años de carrera le decíamos en broma que esa festividad era «por sus primeros cincuenta años de carrera» y que cuando le celebráramos los «segundos cincuenta años» el homenaje sería mayor. Hoy que nos ha dejado pensamos que sin duda habrá muchos nuevos cincuenta años en las cuales generaciones venideras de diplomáticos harán memoria de Policarpo porque su figura intelectual, profesional y ciudadana ya quedó inscrita en las páginas en las cuales la Patria registra a sus mejores hijos. No puedo menos que inclinarme reverente frente a su trayectoria y presentar a su hermana, sobrinos, demás familiares y amigos, mi solidaridad más sincera», puntualizó.

Los apuros de un “joven impertinente”

En tanto el embajador Ricardo Flores, diplomático de carrera, recordó como el embajador Policarpo Callejas contribuyó a fortalecer la diplomacia hondureña desde sus funciones en el servicio exterior.

“Era todo un caballero, un embajador, un hombre comprometido con Honduras” dijo mientras acompañaba a la familia Callejas Bonilla, durante los servicios fúnebres.

Ricardo Flores recordó una anécdota ocurrida al embajador Policarpo Callejas en sus épocas mozas, cuando era un novel miembro de la legación de Honduras en la OEA.

“Recuerdo que Poli (como le llamaban sus amigos) me comentaba que durante el gobierno de don Julio Lozano Díaz, mientras era funcionario ante la OEA, le correspondió llamar al canciller hondureño para hacer las respectivas consultas, previas al momento de votar en la elección para la secretaria general del órgano, a lo que el jefe de la política exterior le contestó, “vote como lo haga la mayoría”, respuesta que lo dejó atónito, especialmente porque para esos momentos la votaciones eran secretas” comenta Ricardo Flores.

Prosiguió señalando que “ante el desaguisado del canciller, Poli le repreguntó a través de un radiograma nuevamente “¿y cómo saberlo si se vota en secreto?” a lo que le respondió: “mire joven, no sea usted impertinente”.

Luchador por adecentar el servicio exterior

También expertos independientes, vinculados a temas de política exterior como Graco Pérez, expresó su congoja por la desaparición física del decano de la diplomacia hondureña.

“Sobre él hay mucho que decir, se convirtió en la memoria de la Cancillería, no se podía organizar un evento importante si no se le consultaba a él, fue un estudioso permanente, era una fuente de consulta obligada” manifestó.

“Era un luchador que buscaba adecentar el servicio diplomático hondureño y aunque no logró su propósito creo que en honor a su memoria el esfuerzo debe tomar vigencia; él luchó porque la Cancillería se nutriera de los mejores elementos, luchó por despolitizar la carrera y deja un legado que trasciende a su vida”, reafirmó.

La muerte llegó al embajador Callejas, quien aun en su retiro y hasta hace escasos días, se mantuvo firme en su despacho en la Cancillería, siempre dispuesto a servir a Honduras. Su carrera y su asistencia son testimonio y molde para las nuevas generaciones de diplomáticos en este país centroamericano.

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