El guayabal

Las frescas mañanas o las soleadas y somnolientas tardes de la capital  eran interrumpidas hace algunos años por  las manadas de pericos que bullangueramente surcaban el cielo capitalino en busca de los bosques  cercanos.

Hoy ver eso en Tegucigalpa y Comayaguela es casi imposible debido a la brutal deforestación a que han sido sometidos nuestros cerros y montañas cercanas, pero no es imposible observarlos en los poblados del interior del país.
Estando en Ojojona en días recientes, una bandada de pericos surcó el cielo de ese poblado, irrumpieron en lo cotidiano y espontáneamente todos los que nos encontrábamos en el lugar dirigimos nuestra mirada hacia ellos. La manada dio varias vueltas y luego desapareció en el horizonte.
De repente, un hombre de edad madura, con la experiencia reflejada en su ceño, espontáneamente vertió un criterio que además de sonrisas hizo que todos volviéramos de inmediato a nuestra realidad: “Esos pericos si hacen bulla, peor cuando encuentran un guayabal o el maicillo tierno”
Hasta ahí la expresión fue simplemente eso, un enunciado, pero el complemento directo de esa frase fue lapidario: “esa periquera se parece a la forma en que actúa el gobierno, sólo es bulla, propaganda y poca acción. No hay resultados”.
En la opinión de ese caballero se resume a nuestro criterio lo que piensa el pueblo sobre la administración del presidente Juan Orlando Hernández, muy acostumbrado a publicitar hasta la mínima acción que realiza,  hace anuncios que impactan como el nuevo modelo de seguridad social, pero no dice cómo lo va a lograr.
En el tema de los niños migrantes el despliegue publicitario fue grande. Se movilizó una comitiva, la Primera Dama esperó a las familias en el aeropuerto Ramón Villeda Morales, el presidente viajó a   los Estados Unidos para tratar con su colega Obama el problema, pero fue un viaje sin mayores resultados.  Se minimizó la acción que realizan las hermanas scalabrinianas  y de la Pastoral de la Movilidad Humana cuya labor a favor de los hondureños retornados no es de hoy, sino sistematizada y ¿después de la bullaranga qué?……  casi nada.
El tema quedó pronto en el olvido y ahora vamos de capítulo en capítulo de un culebrón que parece no tener final como es el caso de la enorme corrupción en el Seguro Social.  Todo indica que los pericos encontraron un nuevo guayabal.
Lo toral en este caso, más allá de los aspectos publicitarios, es: ¿cuánto tiempo más esperaremos  para ver resultados sobre ese desfalco sin precedentes?
Hay hondureños que por más de 40 años  han cotizado a la institución y ahora que buscan atención médica o reclaman pensiones por invalidez, vejez o muerte, chocan con la respuesta que no hay dinero para compensar lo que toda una vida cotizaron.
El presidente  planteó al Congreso una especie de ley marco para la seguridad social, muy bien la intención y quiera Dios que se torne realidad, pero dejó de lado lo primero: ¿Cómo plantear un nuevo enfoque para la seguridad sanitaria de los hondureños sin temor a que vuelva a ocurrir un nuevo despilfarro?
Es un tanto absurdo eso, porque  una acción concreta sería dejar limpio  el tema, juzgar a quienes se robaron el dinero  de los derechohabientes que son miles de hondureños. El presidente Hernández y sus asesores de imagen saben bien  que no pueden,  a fuerza del bombardeo publicitario en que están empeñados, ofrecer un nuevo sistema  sin que  se haya dilucidado con transparencia lo referente al enorme desfalco de fondos del IHSS.
Y ahondando un poco más en eso del continuo bombardeo propagandístico del actual gobierno, no  puede ser descabellado preguntarse, ¿dónde están las acciones judiciales que esclarezcan tantas muertes en el país?
Se captura a supuestos hechores, muchas veces violentando el principio de inocencia establecido en nuestra legislación, se les exhibe públicamente, pero no se ven los resultados.  El volumen de homicidios es cada vez mayor y desbordaron ya la acción de la justicia, esta justicia nuestra que camina  a paso lento, pero que es campeona para solventar asuntos de otra índole.
La lista de las falencias es muy grande, pero por ahora es importante que el presidente Hernández y sus asesores de imagen sepan que la campaña concluyó, que es tiempo de comenzar a resolver los grandes problemas del país, con firmeza,  y transparencia. Deben pensar que el pueblo se cansa de tanto anuncio, de tanto bombardeo y no hacer la de los pericos, siempre  haciendo bulla, surcando el espacio aéreo sin resultados, porque al maicillo  lo dañó la sequía y el guayabal esta verde.
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