Tegucigalpa – La crisis que sufre la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) coincide con la que vive el país, donde en los últimos tres meses ha surgido una «Oposición Indignada» que exige el cese de la corrupción, cuya bandera pretende arrebatarle un sector de la oposición política.
En julio, la UNAH se vio afectada por una protesta de estudiantes que inició con el mes en la facultad de Odontología del centro regional de San Pedro Sula, norte del país, en rechazo a algunos puntos de un plan de reformas académicas que impulsa la institución.
A la protesta se fueron sumando gradualmente sectores de estudiantes de otros centros de la UNAH en el Caribe, centro y sur del país, con paros que han representado una pérdida importante de tiempo y recursos públicos y privados en una Honduras marcada por la pobreza y un sistema educativo nacional con muchas deficiencias.
La protesta en la UNAH coincide con los diez años de haberse iniciado una serie de reformas en la máxima casa de estudios a partir de su Ley Orgánica aprobada por el Parlamento hondureño, lo que dio pie a una junta de transición que marcó el inicio de los importantes cambios que ha experimentado la academia.
Entonces la UNAH atravesaba por una situación tan difícil que algunos sectores proponían cerrarla por el desorden interno y una insatisfacción ciudadana por la corrupción que imperaba a nivel de docentes, alumnos, sindicato, incluso en el Instituto de Previsión de la Universidad.
Los cambios impulsados en los últimos diez años han incluido pasar de un mediocre índice académico de 37 por ciento de muchos alumnos, de lo que en parte han sido corresponsables muchos docentes, a un 70 por ciento, de manera gradual.
Pero las reformas que impulsan las autoridades de la UNAH han tropezado con algunos sectores que se han visto afectados porque los cambios también han implicado, como en otras universidades públicas de Latinoamérica, quitar el control que ejercían gremios como sindicatos, asociaciones de maestros y un movimiento estudiantil.
Una buena parte del movimiento estudiantil en la UNAH ha estado influido por la política tradicional, de izquierda y de derecha.
Las reformas que ha continuado la rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, se han orientado a combatir la corrupción que salpicaba a la institución y a hacer un mejor uso de los recursos públicos que representan el seis por ciento del Presupuesto General de la nación.
Las autoridades también han venido trabajando para recuperar la gobernabilidad interna de la Universidad en la parte académica, en la que también ha habido cambios sustanciales, pese a las discrepancias de algunos sectores con la rectora Castellanos, a quien no obstante le reconocen muchos logros en la UNAH.
La actual crisis en la UNAH también tiene que ver con los intentos de un sector de los estudiantes por recobrar espacios de poder que perdieron dentro de la institución, lo que sigue siendo un problema no resuelto de la academia, comentó a Acan-Efe un analista y exdocente de la UNAH.
En la Universidad existen movimientos estudiantiles pero no han podido celebrar elecciones.
Por otra parte, las reformas demandan mayores cuotas de participación de los diferentes sectores involucrados, que ahora son parte de las inquietudes que hay detrás de la actual crisis en aquellos sectores universitarios que esperan ver todavía mejoras sustanciales en sus respectivas carreras.
La crisis en la UNAH también se agudiza porque coincide con la crisis política nacional y el hecho de que los «indignados» enfrentan la disputa por el control con la oposición surgida después del golpe de Estado de junio de 2009, coinciden en señalar otras fuentes independientes que dialogaron con Acan-Efe.
Para la rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, la protesta estudiantil es política, con un trasfondo político muy fuerte, aunque la bandera que enarbolan sea el rechazo a reformas académicas.
Castellanos incluso ha dicho que una corriente «Trotskysta» del partido Libertad y Refundación (LIBRE), surgido tras el golpe de Estado de 2009, cuyo coordinador general es el expresidente Manuel Zelaya, está detrás de la protesta estudiantil.
El viernes, las autoridades de la UNAH anunciaron una modificación a favor de los estudiantes para que puedan llevar más asignaturas en base a su índice académico, lo que en parte exigen, pero no se sabe cuál será la respuesta que darán.
La UNAH tiene una población de 80.000 estudiantes, de los que muchos que cursaron su secundaria en colegios públicos arrastran, además, deficiencias por los al menos 200 días de clases que perdieron entre el segundo semestre de 2009, tras el golpe de Estado a Zelaya, y en 2011, por protestas de maestros.
Qué pasará a partir del lunes próximo en la UNAH, que esta semana también estuvo paralizada, es lo que está por verse, a pocos días de que inicie el tercer período académico.