Tinieblas

Por: Luis Cosenza Jiménez

Hace unos años, la directora de un programa de noticias en televisión acuñó la expresión “la tenebrosa ENEE”. Lamentablemente, ahora más que nunca vemos a esa empresa sumida en las tinieblas y navegando a la deriva.

Para colmo de males, el sector eléctrico enfrenta un reto tecnológico sin precedentes, un cambio de paradigma similar al que afectó a las telecomunicaciones con el surgimiento de la telefonía móvil. El futuro de la ENEE se ve harto complicado. Pero veamos cuales son los problemas que la aquejan y cuál es el reto tecnológico.

Los problemas de la ENEE fundamentalmente son cuatro: altos y abusivos precios de la energía que compra; galopante ineficiencia y desorden interno; un contrato disparatado e injusto con SEMEH; y personal supernumerario nombrado por razones políticas. Analicemos cada uno de estos puntos.

Lo que destina la ENEE a la compra de energía es el rubro presupuestario más grande. Esto, por supuesto, se agravará con la facturación de los proyectos fotovoltaicos o solares. Recordemos que los panameños pagarán nueve centavos de dólar. Si suponemos que por concepto de riesgo de país deberíamos pagar tres centavos de dólar por kWh más que los panameños, entonces nuestra tarifa debería ser de doce centavos. Al cobrarnos dieciocho centavos nos obligan a otorgar, sin justificación alguna, una regalía de seis centavos de dólar por kWh a los dueños de estos proyectos. Si se desarrollan los 600 MW que anuncian, entonces anualmente los consumidores de la ENEE obsequiaremos a sus dueños alrededor de dos mil millones de lempiras. Esto es además de pagarles doce centavos de dólar por kWh, es decir además de entregarles otros cuatro mil millones de lempiras. En resumen, si no se renegocia los contratos de compra de energía la situación financiera de la ENEE no podrá mejorar. En este contexto, habría también que revisar la renegociación de algunos contratos para comprobar que esto no culminó en condiciones menos favorables para la Empresa. Es fundamental desvanecer cualquier sospecha de corrupción en todos estos casos.

Por otro lado, ninguna empresa puede sobrevivir si factura solo dos de cada tres kWh que vende. Imagínese usted cuánto tiempo sobreviviría un supermercado que solo factura dos tercios de lo que contiene la carretilla de cada cliente. La única razón por la cual la ENEE sobrevive es porque groseramente le trasladan al usuario esa ineficiencia y porque, hasta este momento, el usuario piensa que no tiene alternativa. A esa ineficiencia se suma el desorden interno. Nadie, o muy pocas personas saben cuánta energía y potencia ha contratado la ENEE. Hay una infinidad de contratos firmados, un verdadero caos, en espera de que algún banco les financie aunque no se necesiten en ese momento, o aunque el sistema de transmisión sea incapaz de manejar esa potencia. A esto súmele el fiasco de Patuca III en el cual hemos gastado, no se trata de una inversión, sin ningún beneficio. También agréguele un proyecto negociado directamente con General Electric que producirá la energía más cara del sistema, más cara que la solar, y una modificación de la central El Níspero que me aseguran no producirá beneficio alguno para los consumidores, pero si para los inversionistas. En conclusión, la ineficiencia y el desorden destrozan las finanzas de la ENEE y generan sospechas de corrupción.

Súmele a lo anterior el contrato con SEMEH, que en el 2014 costó un poco más de cuatrocientos millones de lempiras y que no se basa en un cobro por cada medidor leído, sino que en un porcentaje de la facturación de la ENEE. Es decir, cada vez que suben las tarifas de la ENEE se incrementan los ingresos de SEMEH aunque preste exactamente los mismos servicios y tenga los mismos costos. Este contrato, que tiene ya más de quince años y nos ha costado alrededor de cuatro mil millones de lempiras en ese plazo, adolece de un pecado original. Fue otorgado directamente, sin que mediara una licitación pública. Entiendo que ya venció y ahora lo prorrogan mensualmente. Es hora de licitar los servicios de lectura de medidores, pública e internacionalmente, con base en el costo de los servicios prestados y no sobre un porcentaje de la facturación de la ENEE. Si no se hace, la Empresa seguirá cargando con otra pesada cruz y las pérdidas eléctricas no disminuirán, como lo demuestra la experiencia. Además, es menester asegurarle a la nación que en SEMEH no está involucrado ningún alto funcionario del gobierno, ya que según entiendo, estos estarían legalmente inhabilitados para contratar con el estado.

El último factor que debo mencionar se refiere al personal supernumerario que han nombrado los políticos. Notemos que a finales de 2014 la ENEE contaba con 4,599 empleados y ese año la factura del personal ascendió a cerca de Lps 2,350 millones. Por tanto, anualmente en promedio cada empleado le cuesta a la ENEE alrededor de medio millón de lempiras. En otras palabras, el despido de mil empleados resulta en un ahorro anual de más o menos quinientos millones. Visto de otra manera, esto es tan solo la cuarta parte de la regalía que pagaremos a los dueños de los proyectos solares. Claramente que el problema financiero de la ENEE no puede resolverse por la vía de la reducción de personal, aunque esta no es razón para conservar el personal que no es idóneo o que es supernumerario y que fue nombrado por políticos. Lo que debe imperar es la transparencia en el proceso de separación de dicho personal.

Al final permítame, estimada lectora, referirme al punto más importante. Nuestros gobernantes no entienden que estamos frente a un cambio de paradigma. La caída de precios en la generación fotovoltaica (esta semana leí sobre un proyecto en Austin, Texas, que generará a cuatro centavos de dólar por kWh) producirá un nuevo modelo basado en la generación distribuida, donde los usuarios buscarán ser autosuficientes, o al menos reducir sustancialmente su consumo de la red eléctrica. Y no piense que este es un tema de otros países. Ya la Embotelladora La Reyna ha instalado 3 MW en tableros solares y en la zona norte próximamente se inaugurará un proyecto que generará energía con biomasa y que venderá en los parques industriales. En pocas palabras, la caída de los precios de los tableros solares y las altas tarifas de la ENEE impulsarán un cambio similar al que se ha dado en las telecomunicaciones, donde Hondutel es simplemente un espectador irrelevante. Me parece que algo similar ocurrirá con la ENEE, la cual terminará siendo la dueña de contratos de suministro carísimos y de postes, cables y chatarra. Ya no podrá subir tarifas sin acelerar la reducción en el consumo de sus clientes, por lo que seremos los contribuyentes al fisco los que pagaremos los errores acumulados.

La postración de la ENEE demanda una auditoría acuciosa de parte del Ministerio Público, el TSC y el CNA. El clima que vivimos requiere que le aseguremos a la nación que no estamos frente a otro caso de corrupción masiva. Recordemos que se trata de la empresa más grande del país, con ingresos anuales que superan los veinte mil millones de lempiras. Frente a esto palidecen los ingresos del IHSS. Rescatemos la ENEE. No permitamos que siga sumida en tinieblas.

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img