Plan Biden para Centroamérica

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – Este es el segundo artículo -de 3 entregas- sobre el tema común “Biden, presidente electo de Estados Unidos”. En la primera entrega comenté las 10 medidas anti-migratorias de Donald Trump que Joe Biden quiere abolir. 

Esta segunda entrega la empezare comentando “El Plan de Biden  para fortalecer la seguridad y prosperidad en colaboración con los pueblos de Centroamérica”. Seguiré informando sus 5 ejes operativos.  Y cerraré con una conclusión, relativa al Plan ya  comentado.

Punto de partida

En su introducción el Plan  reconoce los desafíos y expectativas que enfrenta su implementación desde el inicio: “Los desafíos que nos aguardan son enormes. Pero como existe voluntad política, no hay razón para que Centroamérica no pueda convertirse en la próxima gran historia de éxito del hemisferio occidental “.

Y prosigue: “El hemisferio occidental tiene el potencial de ser seguro, democrático y próspero, desde el norte de Canadá hasta el extremo sur de Chile. Para lograr este objetivo lo fundamental es garantizar que las naciones de América Central, -especialmente El Salvador, Guatemala y Honduras,  países del Triángulo Norte- sean sólidas, seguras y capaces de ofrecer oportunidades de futuro para su propia gente”.  

El Plan renueva  “el sólido compromiso que tiene el liderazgo político de los Estados Unidos con la región y aplicará una estrategia integral para América Central”. 

El Plan se conoció públicamente durante la campaña presidencial del candidato Biden,  en octubre del 2019. Su elaboración exigió antes  reuniones del equipo de Biden con expertos de entidades binacionales, multilaterales e internacionales de la cooperación estadounidense,  pública y privada,  y con oficiales de los programas  especializados de las Naciones Unidas. 

Cinco ejes operativos del Plan Biden

 Eje 1: Una estrategia regional integral de cuatro años y $4 mil millones de dólares para abordar los factores que impulsan desde Centroamérica la migración hacia los Estados Unidos de América. 

Comentario: Desde la Alianza para el Progreso, programa estadounidense de ayuda económica, política y social para América Latina, lanzado  el 13 de marzo de 1961 por el entonces Presidente John F. Kennedy, ninguna otra administración presidencial de los Estados Unidos se ha comprometido con una propuesta tan amplia y ambiciosa, para los países del Triángulo  Norte de Centroamérica,  en los próximos 4 años.  

Eje 2: Movilizar la inversión privada en la región: 

Comentarios: La inversión privada nacional y la extranjera se han contraído  notablemente en el último año. Razones: las pandemias imperantes, sanitarias y de otro tipo, son poco conducentes -y hasta contrarias-  a que se invierta en Honduras y en el resto de los países de la región. Las inversiones habitualmente siempre han sido menor que la necesaria para llenar, al menos,  los puestos de trabajo que exige el crecimiento vegetativo anual de la población económicamente activa/PEA. 

En su mayoría, la inversión realizada  tampoco  inyecta capital fresco. Sus fondos provienen de ganancias ya logradas en el país. 

A pesar de esas limitaciones todavía es válido reiterar que la inversión  más prometedora es la que se hace en las mipymes, motor y garante principal de la seguridad alimentaria en la economía hondureña. Bajo el Plan Biden debería lograrse en Honduras más alianzas estratégicas de las mipymes con las medianas y grandes empresas del país, por tener ambos sectores empresariales un contexto común de competencia global.

 Eje 3: Mejorar la seguridad y el estado de derecho.

Comentarios: La inseguridad humana en Honduras aumenta con el tiempo. Por eso,  desde hace años “quienes emigran, no se van, sino que huyen de Honduras”.  

El narcotráfico, las  maras y pandillas, el impuesto de guerra, el secuestro  –y otros delitos frecuentes— agregan más bolsones en el país, donde otros actores,  a menudo ilícitos –y no el Estado  hondureño–  son quienes controlan la vida cotidiana de más localidades. 

Es conocido también la amenaza que supone para el buen gobierno la colusión de intereses que existe entre ciertos agentes de rangos medios y altos de la policía nacional con capos del crimen organizado y de la delincuencia común local.

Se debe seguir combatiendo el régimen presidencialista que habitualmente caracteriza cómo gobierna el Presidente de Honduras. Tal estilo de mando previene y daña el estado de derecho, por su efecto interventor y supletorio: debilita la seguridad, el desempeño especializado de las instituciones y la separación de poderes, todos necesarios en una nación que aún aspira a tener la democracia que no tiene: incluyente, justa, plena, real y efectiva.

Eje 4: Abordar la corrupción endémica. 

Comentarios: El Plan Biden se propone crear un nuevo departamento en la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de EE.UU., para investigar la corrupción en Centroamérica. 

La OFAC, por su sigla en inglés, se dedica a administrar y ejecutar sanciones económicas y comerciales. Es conocida como una de las oficinas más importantes para combatir el riesgo que resulta del LA/Lavado de Activos/ y del FT o Listas Especiales de personas naturales, jurídicas, estados o territorios,  considerados riesgosos,  por estar sujetos  a restricciones especiales en sus operaciones  a nivel mundial. 

La OFAC no siempre fue conocida como OFAC. Sus antecedentes, con otros nombres,  se remontan en Estados Unidos a la Guerra de 1812, cuando se le  aplicó sanciones a Gran Bretaña en represalia por estar fichando a marineros estadounidenses.

El accionar de la OFAC actual puede convertirse en una excelente medida precautoria contra la corrupción. Tal tipo de medidas realiza  actos procesales,  exclusivamente por el demandante,  para asegurar el resultado práctico de la pretensión, que está garantizado por bienes sobre los cuales hay que cumplir una sentencia judicial, de carácter civil, producto de un proceso. En síntesis, le agrega efectividad judicial a la sentencia dictada.

Y pregunto… ¿Cuál será el  enlace jurídico e institucional de la OFAC con la legalidad que combate la corrupción en Honduras?  De la respuesta que Honduras le dé a esa pregunta, se evitará  o no lo ya sucedido con la CICIG de Guatemala y la MACCIH de Honduras. 

Eje 5: Priorizar la reducción de la pobreza y el desarrollo económico 

Comentarios: Después de 30 años de haber puesto en marcha el neoliberalismo en la economía hondureña,  el modelo ha demostrado ser bueno y malo a la vez. Ha sido bueno para una minoría  – que no excede al 30% de su población  total.  Los sujetos de este estrato poblacional  se han beneficiado con empleos, ingresos, rentas, crecimiento económico, bienestar, inserción en la economía mundial, en la globalización de la cultura y de los nuevos mercados de bienes y servicios tecnológicos. Aun cuando tales  beneficios se han visto seriamente disminuidos debido a la inseguridad humana que predomina desde hace años en el país. 

El neoliberalismo ha sido malo para la mayoría de los hondureños,  el 70% de su población total. En los mismos 30 años, y más en el último año, esa mayoría,  por su condición permanente de pobreza,  ha sufrido  más por el reinante desempleo, subempleo, deterioro en la calidad de su vivienda, educación y salud, estancamiento en movilidad social, ingresos reales con menos poder adquisitivo, consumo precario y caro, más obligaciones e inseguridad ciudadana.

La estrategia de desarrollo del Plan Biden en Honduras, debe  encaminar a este país, finalmente,  por la senda del crecimiento económico sostenido, con más clase media y alta,  y menos pobres. Y de paso,  eliminar paulatinamente la oligarquía de picaros y ladrones que siempre quedan controlando –como botín que parece corresponderles– los dineros invertidos y gastados por el gobierno de turno, no importa el color político que tenga. Si no fuera por los grandes robos que realizan de fondos públicos  –con el permiso previo de sus superiores, como el de los hospitales móviles en medio de la pandemia–  serían tan ignorados por el pueblo como es el presidente vitalicio del  principal banco  del Parque Central de Tegucigalpa.

Conclusión

Sería extraordinario que “Centroamérica se convirtiera en la próxima gran historia de éxito del hemisferio occidental”  en los próximos 4 años. Pero es probable  que el Plan Biden –por razones de tiempo real necesario para su implementación- tenga una agenda oculta donde Biden, el hoy Presidente electo, y mañana Kamala Harris, su sucesora, sean los inquilinos de la Casa Blanca en los próximos 12 años, del 2021 al  2033.  Exigiría de Presidente a Biden por los primeros cuatro años,  y que los próximos 8 años, sean los de Kamala Harris, su actual Vice. Si esto sucediera, Kamala, pasaría a la historia siendo la primera mujer  -hija de padre y madre,  ambos inmigrantes en Estados Unidos- que fuera Presidenta, victoriosa en elecciones validas en dos periodos consecutivos. 

En esa proyección, el Plan Biden abre, sin duda,  una esperanza de mejores tiempos en el futuro. Superando la incertidumbre y el caos –que nos deja de lastre Donald Trump—  con posibilidad de llegar a ser “el peor Presidente de los Estados Unidos”, al menos, en los últimos dos siglos, o quizás  en la historia de esa gran nación…. dejemos que el tiempo lo decida.  

Por empezar desde un contexto inicial tan negativo, el Plan Biden, en su primera etapa,  debería apuntar al logro de metas puntuales, claras y factibles, todas de corto plazo. Demostrando, lo antes posible,  que “el gran cambiazo que resulta, proviene,  sin duda,  de su efectiva administración. Y  en base a los logros probados obtenidos,  apostar gradualmente por metas más altas y complejas,  que exigen más  tiempo, honestidad y sabiduría para concretarse.

Desafío: el Plan Biden, equivale,  por ahora, a meras promesas. Y  como en Honduras  estamos ahora tan jodidos, si la realidad empeorara, a lo mejor, ni siquiera nos enteramos,  o peor aún, ignoramos lo sucedido, adrede. Y nos preguntarnos: ¿cuándo saldremos de estas oscuras honduras?  Y como en Honduras todos llevamos dentro un Chelato de consejero popular, de pronto nos contesta con la frase que lo ha hecho famoso: “puede que sí, puede que no, a decir la verdad… nunca se sabe”.

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