El rescate del espacio público

Por: Mario E. Martín,

Tegucigalpa.- Como en el caso de Gracias, Lempira, el espacio público ha sido rescatado con efectos notables para la población, en una demostración de nuestra riqueza urbana hasta ahora abandonada.  Las ciudades, las comunidades, la economía urbana incluyen un activo de gran valor, el espacio público. 

 
Ahora que la economía nos afecta a todos en forma crítica y el Estado trata de normalizar el bienestar de la mayoría, volvamos los ojos a lo que si tenemos y podemos capitalizar: el espacio público.
 
A que nos referimos: a esos activos que hemos sub estimado pero que cada día vale más, la tierra, el suelo urbano.  Este valor crece en forma extraordinaria, exponencial.  Solo notemos el aumento del precio del metro cuadrado de lote residencial y comercial en cualquiera de nuestras ciudades principales. 
 
La ironía es que el espacio denominado, pero no registrado como público, parece no tener precio, por lo tanto, ser gratis.  Lo que no es de nadie, es de todos, o mío, según la práctica prevalente.  Las evidencias son abundantes: las áreas verdes, los derechos de vía, los bosques, las cuencas, y así en ejemplos en abundancia.  Todos los hemos tratado como apropiables, porque no son de nadie.
 
Pero la realidad es que son de nosotros, de todos, y deben preservarse y más aún, rescatarse.  Un estudio hecho para el COHEP en 2001 – al cual no le hemos dado la atención debida – nos revela que el Estado, es decir la sociedad civil, las comunidades y el gobierno, todos, perdemos el equivalente a dos presupuestos gubernamentales anualmente por no tener titulados terrenos que pertenecen a los diversos estamentos de nuestra sociedad, particularmente los bosques, los derechos de vía, todos los espacios no legalmente registrados o titulados a nombre el Estado o de las municipalidades.  Parece que nadie se preocupa, como lo hacen algunos privados, de rescatar la propiedad de todos, la pública.
 
En el espacio urbano, típicamente víctima de la voracidad y el irrespeto del usuario, el ciudadano común que piensa que lo que no tiene dueño es de él, la pérdida de lo que pertenece a todos, los que necesitamos áreas peatonales, parques, áreas públicas de estacionamiento vehicular, es alarmante.  Nótese la apropiación indebida de las áreas verdes, tan notoria en los últimos años.  Nótese con más alarma y preocuapacion el uso y eventual cesión de los espacios de circulación vial al vecino con negocio que simplemente e impunemente marca el espacio de estacionamiento frente a su negocio, como si fuera propio.
Y así estamos perdiendo los ambientes cada día más valiosos y escasos en nuestras ciudades.
 
Por eso es que, aunque no se celebra, el rescate de áreas públicas, con la ayuda de proyectos orientados a preservar centros históricos (Comayagua, Gracias, Choluteca y hasta Tegucigalpa) ofrece la oportunidad de rescatar bienes públicos y dedicarlos a lo que originalmente fueron, el espacio de la comunidad.  ¡Un gran ejemplo a imitar en todas nuestras ciudades!
 
La iniciativa queda en manos de nuestros gobiernos locales, constitucionalmente responsables por la administración de los recursos de la población, particularmente la tierra. Se invitan comentarios a:marioemartin69@gmail.com
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