Si se equivoca, vuelve a mandar

Por: Luis Cosenza Jiménez

Recientemente las autoridades dieron la orden de inicio a Energía Honduras para la ejecución del proyecto dirigido a reducir las pérdidas eléctricas de la ENEE.

Lo ocurrido me hace recordar el dicho popular que reza “el jefe manda, y si se equivoca, vuelve a mandar”.  Como he dicho, este contrato es inconveniente para la ENEE y para el país.  Mis cálculos, revisados y ajustados, indican que para que el proyecto no afecte las finanzas de la ENEE, es decir ni deteriore, ni mejore, las maltrechas finanzas de la Empresa, esta tendría que reducir su personal y otros gastos operativos (alquileres, gasolina, mantenimiento, servicios de vigilancia y telecomunicaciones, etc.) en por lo menos un 75%.  Si no alcanza el 75%, el proyecto deteriorará las finanzas de la ENEE.  Si supera el 75%, entonces las finanzas mejorarán.  Para el caso, si reduce su personal y otros gastos en un 80% entonces la tasa interna de retorno del proyecto alcanza un módico 13%.  Para cerrar, por ahora, este capítulo, porque seguramente habrá que retomar el tema en el futuro, permítanme compartir con ustedes algunos comentarios.

En primer lugar hay que felicitar al gerente de la ENEE, quien asumió el cargo después de que todas las decisiones erradas se hubieran tomado, por haber obtenido un respiro de $47 millones el primer año.  Si bien esto aliviará los problemas de caja el primer año, los agravará en los años siguientes al tener que pagar esa suma, con intereses.  Con lo acontecido, el gerente ha dejado claro que el también opina que el costo del contrato es excesivamente alto.  Lo ideal, por supuesto, sería negociar para reducir el monto, pero eso al parecer no ha sido posible ya que Energía Honduras tiene firmado un contrato en el cual su honorario fijo suma $1,300 millones y no tiene ningún incentivo para aceptar una reducción en dicho monto.  El pretender renegociar un contrato recién firmado desdice de la seriedad de las autoridades.  Claramente que lo lógico hubiera sido declarar fracasada la licitación.  Por ahora, las autoridades desean que nos confundamos y pensemos que el alivio de $47 millones es una reducción en el monto del contrato y confían en que no nos enteraremos cuando paguen ese monto, con intereses, más adelante.  Pero no confundirán al Fondo y esperamos que el FMI nos informe, por medio de uno de sus comunicados, cuando se pagará dicho monto.  Eso es lo que la transparencia exigiría.

Para evitar la repetición de estos  actos, y en aras de la transparencia, me permito formular las siguientes preguntas a las autoridades:

  1. ¿Es cierto que la Corporación Financiera Internacional, CFI, el brazo del Banco Mundial  que apoya al sector privado, inicialmente se desempeñó como asesor del proyecto y luego se retiró?
  2. ¿Es cierto que la CFI se retiró porque las autoridades insistieron en un modelo de proyecto por el cual no había interés en las empresas que contaban con experiencia en la reducción de pérdidas eléctricas?
  3. ¿Por qué insistieron  las autoridades en un proyecto sobre el cual reiteradamente se les había advertido que no había interés? ¿A quién favorecía esta decisión?
  4. Sabiendo que habría poco interés en la licitación, ¿por qué no incluyeron en los pliegos una cláusula que permitiera declarar desierta la licitación si solo se presentaba una oferta?
  5. Sabiendo que habría poco interés en la licitación, ¿contrataron una firma con experiencia para que les indicara, antes de la apertura de las ofertas, cuál sería un monto razonable a pagar?  Si contrataron a dicha firma, ¿cuál es su nombre y cuál fue el monto que ella propuso?
  6. ¿Quiénes son los socios hondureños de Energía Honduras?  ¿Quiénes son los beneficiarios finales?

A mi juicio es fundamental contestar estas interrogantes para disipar cualquier duda o preocupación que pueda darse sobre la transparencia del proceso.

Finalmente, seguramente las lectoras habrán notado el silencio que las autoridades han guardado sobre el proyecto.  Uno puede pensar que quien calla otorga, o que simplemente no han evaluado los beneficios del proyecto.  Pero supongamos que cuentan con un análisis económico que muestra los múltiples beneficios del proyecto.  Entonces les sugiero que enviemos nuestras evaluaciones al CIMEQH y que sea el Colegio quien pondere el impacto económico del proyecto.  Si ellos concluyen que el proyecto es beneficioso para el país, entonces no tendré más que decir.  Para iniciar el proceso, enviaré mis cálculos al CIMEQH esta semana, y ruego a las autoridades que hagan lo mismo.

Lamentablemente todo parece indicar que el proyecto de reducción de pérdidas solo vendrá a empeorar la situación financiera de la ENEE, lo cual irremediablemente llevará al incumplimiento de sus compromisos de pago con sus proveedores.  En vista de lo anterior, la Empresa solo podrá hacer frente a su déficit mediante el alza de las tarifas, lo cual acelerará los esfuerzos de los consumidores por autoabastecerse.  Me parece que estamos viendo el principio del final de la ENEE, la cual pasará a engrosar, como ya lo hizo HONDUTEL, la lista de anacronismos irrelevantes propiedad del Estado.  Al menos en Honduras, el Estado-empresario ha resultado ser un rotundo fracaso. ¡Qué lástima! Más de Luís Cosenza aquí…

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