El ojo del tigre

Por: JulioRaudales
Tegucigalpa.- He estado varias veces en Corea del Sur por razones de trabajo.

Siempre me ha sorprendido la enorme prosperidad y el espíritu emprendedor de su gente, además de su calidez y deseo de apoyar a todo el mundo. Cada vez que me ha tocado visitar ese hermoso país, me parece mentira que cuando yo era un niño (de eso no hace mucho por si acaso), los coreanos en general eran mas pobres que los hondureños.
En efecto, cuando en 1964 los Beatles grabaron su famosa canción “I wanna hold your hand”, el ingreso per cápita de Corea en términos nominales era de apenas US$ 78, mientras que el de Honduras era de US$ 150, es decir el doble. Hoy día, un coreano promedio gana US$ 33,000 por año, mientras los hondureños obtenemos unos US$ 2,250 anual, ¡quince veces menos! ¿Por que tanta diferecia?
Muchos estudios serios han demostrado que el éxito económico de los países se explica por sus reglas de convivencia social y la forma en que éstas se aplican; esto es, qué tipo de instituciones tienen y cuales incentivos motivan a las personas a buscar la prosperidad.
Imaginemos por ejemplo a los adolescentes de Honduras y los de Corea del Sur y lo que esperan de la vida.
Los de Honduras crecen debatiendose en la pobreza, con poco acceso a una educación adecuada que los prepare para el trabajo calificado, sin incentivos para ser creativos y viendo como sus padres o encargados esperan que el gobierno resuelva todos sus problemas con dádivas. Tienen muy poco acceso a libros y a computadoras con internet.
En general, estos jóvenes intuyen que cuando sean adultos, deberán elegir entre trabajar para un patrón por un salario miserable o irse a Estados Unidos; que si desean poner un negocio, nadie los va a apoyar porque los bancos no prestan dinero a gente como ellos y no existe nadie que esté dispuesto a escuchar sus ideas. Saben además, que si se enferman deben ir a un patético hospital de donde saldrán peor. Tambien saben que no tendrán acceso a mercados en los que pueden demostrar sus habilidades para generar ingresos. Ni siquiera saben con certeza el tipo de derechos humanos que tienen.
Los jóvenes de Corea del Sur en cambio reciben una educación pública de primer nivel e incentivos que les animan a destacarse en la profesión elegida. Desde muy pequeños deben esforzarse para ser competitivos. Es cierto que el estado les apoya con colegios y universidades gratuitas, pero para ganarse el derecho de ingresar a ellas deben estudiar mucho y no confiarse.
Los adolescentes coreanos tienen la certeza de que si tienen éxito como emprendedores o trabajadores, un día podrán disfrutar de las ganancias obtenidas de su esfuerzo.
En ese pequeño país oriental sin recursos naturales importantes, el estado apoya la actividad económica  de modo que cualquier persona que quiera poner un negocio puede ir a los bancos a pedir prestado a una tasa de interés muy baja. Las empresas extranjeras pueden asociarse con firmas surcoreanas ya que el estado ofrece seguridad a la propiedad privada, un sistema jurídico imparcial y servicios públicos que proporcionan igualdad de condiciones.
El contraste entre Corea del Sur y un país como el nuestro ilustra un principio general: Las reglas claras y coherentes, así como la libertad de mercado fomentan la actividad económica, el aumento de la productividad y la prosperidad. Una persona emprendedora, pequeña o grande, que teme que su producción sea robada, expropiada o absorbida totalmente por los impuestos, no querrá exponer su alento y recursos para llevar a cabo actividades innovadoras.
Es imprescindible que la mayoría de los integrantes de una sociadad puedan disfrutar de estos derechos. Por ello debemos trabajar para adquirir mayor conciencia ciudadana. Es necesario exigirle al gobierno que haga un mejor uso de nuestros impuestos y sobre todo que enseñe con su ejemplo lo valioso que es apegarse a las reglas. Ninguna sociedad se desarrolla si las autoridades cambian las reglas para sacar provecho particualr de ellas. Si no aprendemos a respetar este principio estamos condenados a la miseria por muchos años mas.
El tigre no es tigre porque haya nacido rayado y con colmillos. A él tuvo que forjalo la selva, el conocimiento y la certeza de que puede desarrollar sus potencialidades. 
 
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img