Un telescopio del Observatorio del Teide en Tenerife ha detectado por primera vez la fragmentación de una pieza de basura espacial apenas unos instantes después de que ocurriera, “lo que ayudará a entender mejor esta amenaza para el futuro desarrollo de la exploración espacial”.
Así lo ha explicado a Efe Jyri Kuusela, físico teórico y director de Ataman Science Investigations, que utiliza el telescopio Optical Ground Station (OGS) en este observatorio canario para detectar y analizar basura espacial en las órbitas más utilizadas, como contribución de la Agencia Espacial Europea (ESA) al esfuerzo conjunto del sector para catalogar estos restos descontrolados.
Este científico ha detallado que el pasado 20 de enero se detectó la fragmentación de la última fase de un cohete ruso cerca de la órbita geoestacionaria, la más conocida por ser geosincrónica con el plano ecuatorial de la Tierra y disponer de excentricidad nula.
Ésta es la órbita que se emplea, por ejemplo, para instalar satélites que, desde un punto fijo de la superficie terrestre, parecen estar “clavados” en el cielo a pesar de que tanto este dispositivo como el propio planeta sigan rotando.
“Este tipo de fragmentaciones ha sucedido anteriormente”, apunta Kuusela, “pero hasta el momento nunca habían sido detectadas con tanta inmediatez, por lo que su observación suponía una oportunidad única para recoger información”.
Tras recibir el aviso para examinar el suceso, hubo que reorientar el telescopio que “en ese momento estaba preparado para otro experimento” y solventar las malas condiciones de observación por culpa de la luna llena y las nubes altas.
La plenitud del satélite natural de la Tierra “hace el cielo demasiado brillante para poder ver objetos borrosos” y las nubes altas “dispersaban esa luz, lo que dificultó todavía más la detección”, a pesar de lo cual fue posible captar tres objetos en ese momento “y varios más durante el sábado por la noche, en mejores condiciones”.
Aún en estudio
El procesamiento de los datos obtenidos aún no ha concluido, pero Kuusela ha insistido en que este tipo de desechos “constituyen un problema muy serio” porque “pueden convertir las órbitas alrededor del planeta en zonas demasiado peligrosas” para el tránsito de cualquier nave o satélite debido a su elevada velocidad y en consecuencia comprometer el futuro de la carrera espacial.
Para entender mejor el problema, este experto ha recordado que la Estación Espacial Internacional gira alrededor de la Tierra a unos 7 kilómetros por segundo.
“Si lo comparamos con la velocidad de una bala normal, de entre 400 y 600 metros por segundo” la conclusión es que “los restos espaciales viajan a una velocidad diez veces superior a una bala” y pueden causar graves daños en caso de impactar contra cualquier ingenio aeroespacial. EFE