Por: Otto Martín Wolf
Se ha fijado en las diferentes formas en que la gente, particularmente los deportistas, celebran sus anotaciones y triunfos?
Todos los tenistas, por ejemplo y sin ninguna excepción, cuando anotan un punto, mejor dicho, cada vez que anotan un punto, acostumbran levantar un poquito la mano, apretar el puño y hacer un movimiento hacia adentro, hacia el codo, como si estuvieran halando algo.
No sé si usted puede repetir ese movimiento, pero de lo que sí estoy seguro es que hacerlo no le convertirá en buen tenista.
Qué significado tendrá ese gesto? Será parte de lo que la RATOY (Real Academia del Tenis y Otras Yerbas) obliga? Si no lo hacen la anotación queda sin valor? Instigado por una incontrolable curiosidad escribí al Tennis Channel preguntando la razón, pero no me contestaron.
De su respuesta -o más bien de falta de respuesta- pude sacar lo siguiente: 1) No sabían y 2) No contestan cuando les escribe un loco.
Tampoco lo hicieron cuando pregunté por qué –también- todos los tenistas cuando ganan un campeonato acostumbran tirarse de espaldas al piso. Se ha fijado? Ese gesto me extraña sobremanera ya que caer al suelo la mayor parte de las veces significa derrota, como fácilmente puede comprobarlo cualquier boxeador.
Qué manera más rara de celebrar una victoria. Creo que más bien el perdedor debería ser quien se tirara y boca abajo, para que nadie lo vea llorar.
En el basketball la cosa es diferente, ahí se anotan tantos puntos que si celebrara cada anotación sería terrible; hay partidos que terminan con un resultado 100 a 98, cuántas veces tendrían que festejar! Lo único que se puede tomar como tal es la costumbre de, apenas anotan, salir en carrera hacia su lado de la cancha, lo cual logran en apenas tres o cuatro pasos.
Los ganadores no celebran tirándose al suelo, lo que hacen es ponerse a dar saltos abrazados, como lo hacen los niños cuando el papá les dice que los va a llevar al cine. Como si no hubieran saltado suficiente durante todo el partido…!
Los boxeadores acostumbran subirse a las cuerdas y levantar los brazos hacia el cielo, quizá para dar gracias por haber ganado o, a lo mejor, para agradecer que no les rompieron la madre a golpazos.
El perdedor, en cambio, se va a su rincón en una versión humana de rabo entre las piernas. A veces necesitan ayuda para encontrar su esquina pues en algunas ocasiones no ven nada, ya que es muy difícil hacerlo teniendo los ojos detrás de carne majada e hinchada, pellejos y sangre.
En el fútbol la cosa es diferente y aún más extraña. El jugador que mete un gol lo celebra corriendo a toda velocidad, como si el portero lo fuera a perseguir para desquitarse.
Mientras tanto, sus compañeros de equipo lo siguen a toda velocidad, desesperados, para felicitarlo, pero el goleador no se deja alcanzar. Me da la impresión que no quiere compartir su gloria con nadie.
Por cierto, hay algo que siempre me ha extrañado: por qué los guardametas no han inventado algún tipo de celebración para burlarse de los jugadores cuando les paran un penal?
Si yo fuera el portero y le parara un penal a alguien sin duda me burlaría… le sacaría la lengua.