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El “Término medio” en la política

Por: Pedro Gómez Nieto

Aristóteles en su “Ética a Nicómano” plantea la búsqueda de la virtud en el término medio de las cosas, estableciendo dos tipos de virtudes: las morales y las intelectuales.

El fin último del ser humano es ser feliz, pero la felicidad no se encuentra en acaparar poder, dinero y bienes materiales, ese es el espejismo donde se mira y tropieza la naturaleza humana. Un viejo aforismo reza: “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”.

La felicidad es un estado espiritual al que solo se llega practicando el bien como modelo de vida. El bien se alcanza desde la virtud la cual se aprende, igual que la maldad, terminando por convertirse en hábitos de comportamiento. Concretando: Nos hacemos justos trabajando por la justicia; receptivos siendo empáticos y sensibles; observadores cuestionando la realidad; malvados practicando el mal; egoístas y mentirosos cuando machacamos la dignidad del prójimo; ladrones cuando robamos cada peso que no nos pertenece… Todo dependerá de cómo ejercemos nuestra libertad, respetando al semejante o utilizándole.

Hay grupos sociales acostumbrados a exigir derechos sin aportar deberes. Presionan al gobierno de turno para que resuelva sus problemas, pero, parafraseando a J.F. Kennedy, ¿qué hacen por Honduras? Delante de una cámara de televisión, como sepulcro blanqueado, piden justicia contra cada ladrón y corrupto que se robó el dinero del pueblo, y seguidamente se dan la vuelta para realizar aquello que denuncian. El ladrón es ladrón porque roba, pero el corrupto no solo roba, sino que descompone, vicia y pervierte el entorno que se encuentra bajo su influencia. El corrupto corrompe las relaciones de la sociedad en la que se esconde y de la que se aprovecha.

Caemos en el sesgo de asociar la corrupción al enriquecimiento ilícito, pero también es corrupción -según la RAE- utilizar las estructuras de las organizaciones públicas y privadas para el beneficio propio o de terceros. Por tanto, somos corruptos cuando nos ausentamos injustificadamente del puesto de trabajo; cuando estafamos a los clientes en los productos que nos compran; cuando aceptamos dinero que no hemos ganado legítimamente; cuando como comunicador social manipulo emociones espuriamente para subir la audiencia; cuando intercambiamos favores y beneficios por cuotas de poder. Somos corruptos cuando no somos padres responsables ni educamos en valores a los hijos; cuando somos adúlteros; cuando calumniamos, injuriamos e insultamos desde las redes sociales, olvidando la viga que tenemos en el ojo…

En la vida siempre estamos frente a una bifurcación, nos comportamos sintiéndonos en la presencia de Dios, o por el contrario le sacamos de nuestra vida porque su juicio nos interpela e incomoda. Buscamos la luz aceptando nuestra cruz, o vivimos desde la oscuridad espiritual actuando como depredadores sociales. Practicamos la virtud o sembramos el mal. Como dice Aristóteles en su Ética a Nicómano: “Uno es bueno por un solo camino; malo, por mil”.

Me tachan de alienado con el oficialismo, con el nacionalismo…, pero ya escribí que soy contrario a los extrem-ismos. De las personas prefiero guardar sus ideas a sus fotografías. Políticamente busco el equilibrio del centro, la virtud del término medio. De tal manera que no hay argumentos para defender a una clase política que durante 36 años tiene al país en un sumidero de pobreza y subdesarrollo. La crisis actual data del 2009, la sociedad fue fracturada por un gobierno liberal que traiciono su ideario político, que no respetó la separación de poderes y trató de implementar una Asamblea Constituyente para mantenerse en el poder. La “Cuarta Urna” fue su cobertura fallida. Hoy, tras ocho años de gobierno nacionalista, disponiendo del plebiscito como herramienta constitucional para cerrar la crisis, prefirieron ningunear la Carta Magna mediante un fraude de ley. Las heridas se reabren y volvemos a la confrontación social. ¿Dónde me sitúo políticamente? Como dijo Leonard Cohen: “A veces uno sabe de qué lado estar, simplemente viendo quiénes están del otro lado”. Siempre estaré con Honduras.

Ignoro si en la “Mesa del dialogo” de Garafulic conocen la “Ética a Nicómano”, pero queda claro “Mel” piensa torpedear cualquier posible acuerdo que vaya contra la estrategia que desde hace tiempo tiene definida. Le ha pedido a su alumno Luis Zelaya que saque al Partido Liberal de la mesa, el PINU ya le obedeció. En la Asamblea General del 15.04.18 le mostrará a Nasralla quien manda. Percibo que quiere llevar la ingobernabilidad hasta el punto donde la salida consensuada entre todas las fuerzas políticas pasaría por implementar una Asamblea Constituyente. La paradoja es que tal posibilidad beneficia a todos.

A Mel le “urge” la Constituyente para poder lanzar su candidatura presidencial; el nacionalismo la necesita para sepultar el delito de traición a la Patria; hasta las FFAA la requieren para sacar de la Constitución los incómodos artículos que la facultan para dar golpes de Estado…    

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