El carbino es una de las primeras moléculas encontradas en el espacio interestelar y se considera uno de los ingredientes básicos para la vida. Ahora, un grupo de científicos españoles ha logrado controlarlas en el laboratorio, lo que puede acelerar el descubrimiento de nuevos medicamentos.
Los resultados de este trabajo se publican en la revista Nature, en un artículo que firman investigadores del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ).
Según informa el ICIQ en una nota, el equipo de investigadores ha descubierto como controlar el carbino y utilizarlo para ensamblar nuevas moléculas -clave para desarrollar nuevos fármacos- lo que supone una auténtica revolución en la denominada ‘síntesis química’.
El carbino, descubierto en la década de los años 1930, es una de las primeras moléculas encontradas en el espacio interestelar; se considera uno de los ingredientes básicos para la vida y es más fuerte y rígido que cualquier material conocido.
El carbino, especie muy reactiva
Formado solo por hidrógeno y carbono, es una especie muy reactiva y, por eso, a duras penas se ha utilizado en los laboratorios.
Sin embargo, los investigadores, liderados por el asturiano Marcos García Suero, han logrado convertir los carbinos en una especie de navaja suiza para sintetizar nuevas moléculas, gracias a que son átomos de carbono con tres de sus cuatro valencias libres.
Para ello, los investigadores utilizan LEDs y unos catalizadores que capturan la luz de forma muy eficiente y hacen posible la generación de estas moléculas reactivas.
“Los carbinos nos han permitido desarrollar un concepto sintético inexplorado, con un futuro muy prometedor para el descubrimiento de fármacos o materiales”, señala Marcos García Suero, un joven investigador que llegó al ICIQ tras varios años en la Universidad de Cambridge.
Un problema para sintetizar nuevos fármacos es cómo modificar moléculas complejas ya terminadas, como si fuera “añadir cebolla a una tortilla que acabas de cocinar”, compara García Suero.
Sin embargo, “gracias a los carbinos, podemos acoplar estructuras químicas complejas muy fácilmente”, señala.
Medicamentos modificados
Con esta nueva técnica, los químicos del ICIQ ya han modificado varios medicamentos comerciales como la duloxetina (antidepresivo), el ibuprofeno (antiinflamatorio), el taxol (antitumoral) o el fingolimod (el primer tratamiento oral para la esclerosis múltiple).
Jesús Jiménez Barbero, presidente de la Real Sociedad Española de Química (RSEQ) elogia que “Marcos y su equipo han desarrollado un protocolo elegante e ingenioso” que “puede permitir preparar moléculas muy complejas”.
El director del ICIQ, Miquel Àngel Pericàs, ha agradecido la financiación de la Fundación CELLEX y al programa de excelencia Severo Ochoa, y ha augurado que “se va a cambiar la manera de entender la química”.