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El amanecer de un Nuevo Orden Mundial: ¿Estamos viviendo el cambio de imperio?

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – La historia avanza con un ritmo silencioso, casi imperceptible, pero constante. Un compás que se repite una y otra vez: el ascenso y la caída de los imperios. Roma, España, Holanda, Gran Bretaña… todos, en su apogeo, parecían eternos, dueños del comercio, de la innovación, de la moneda y del poder militar. Todos, así se mantuvieron, hasta que llegaron a un punto de desgaste, que abrió la puerta a un nuevo país como protagonista global.

Ray Dalio, en su obra Principles for Dealing with the Changing World Order/ Principios para lidiar con el Cambiante Orden Mundial, Editorial Paidos, 3ra. reimpresión en México en Español, febrero de 2025, ISBN: 978-607-747-702-0, explica que este ciclo de auge y declive se repite con sorprendente regularidad. Cada imperio pasa por fases de innovación, expansión, consolidación y, finalmente, de una decadencia marcada por deudas, divisiones internas y pérdida de competitividad. Según Dalio, Estados Unidos está entrando en esa fase crítica. Y el país llamado a ocupar el centro del escenario global es ahora China Continental.

Señales imposibles de ignorar

En septiembre de este año 2025, el mundo observó un espectáculo cargado de simbolismo: Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong, compartiendo un escenario en Pekín durante el mayor desfile militar chino de las últimas décadas. No fue un simple acto conmemorativo; fue un claro mensaje, escrito en mayúsculas“ya no existe un único centro de poder, y estamos listos para demostrarlo”.

Las 4 señales de ese cambio no se limitaron a lo meramente simbólico, sino además en:

  • Economía: China superó a Estados Unidos en el PIB por paridad de poder adquisitivo y lidera en manufactura avanzada, comercio global e inversiones estratégicas, como lo evidencia la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
  • Tecnología y militarización: Pekín desarrolla inteligencia artificial, telecomunicaciones en 5G y armas hipersónicas que inquietan a Washington.
  • Geopolítica: el bloque BRICS se expande, mientras países del Sur Global se acercan a China en busca de financiamiento e infraestructura.
  • Situación interna en EE. UU.: polarización política, endeudamiento récord, crisis fiscales estatales y desgaste social, síntomas que Dalio identifica como “señales clásicas de su decadencia imperial”.

 El punto de inflexión

Los imperios no se derrumban de la noche a la mañana. Su caída es lenta, gradual, casi invisible para quienes la vivimos. Sin embargo, basta con un catalizador —una guerra, una crisis financiera, un avance tecnológico— para que se acelere su transición.

Hoy, sus 4 ingredientes ya están servidos:

  • Una guerra prolongada en Ucrania que desgasta a Occidente.
  • Tensiones crecientes en el Indo-Pacífico, con un Taiwán irresuelto como epicentro.
  • Un dólar cada vez más cuestionado como moneda de reserva global.
  • Y, por primera vez en décadas, una foto de líderes —China, Rusia y Corea del Norte— que encarna un bloque alternativo con poder real.

El paralelo histórico es inevitable. Así como Holanda cedió a Gran Bretaña en el siglo XVIII, y ésta a Estados Unidos en el siglo XX, el traspaso de liderazgo global parece estar ahora también en marcha. La diferencia es que, ahora la transición ocurre en un mundo interconectado, nuclearizado y digitalizado.

 ¿Un relevo pacífico con un choque inevitable?

Cuando Gran Bretaña cedió la hegemonía a Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, el proceso estuvo marcado por guerras devastadoras y crisis económicas. El nuevo orden nació, sin duda, de la destrucción.

La gran incógnita de hoy es si este cambio será distinto. ¿Podrá consolidarse un orden multipolar, donde China, Estados Unidos, Europa y otras potencias convivan en equilibrio? ¿O veremos un choque directo, con el Indo-Pacífico, como nuevo campo de batalla?

La historia sugiere que los traspasos de poder rara vez son pacíficos. Sin embargo, los ya sucedidos nos enseñan que hoy, en la forma en que los líderes manejen este momento definirá no solo el futuro de sus países, sino también la estabilidad del mundo entero.

El lector frente a la historia

Lo verdaderamente impactante es que este no es un capítulo de un libro de historia: lo que estamos viviendo es en tiempo real. Las alianzas que vemos, los mercados que se reconfiguran, las monedas que compiten, los discursos que se cruzan en foros internacionales… todo esto son piezas de un tablero global que está en plena transformación.

Cada generación cree que su época es única, pero pocas han presenciado un cambio de ciclo imperial. Nosotros sí. Y aunque no podamos elegir, si somos testigos, al menos, decidiendo que somos actores pasivos o conscientes del cambio.

Reflexión final

El amanecer de un nuevo orden mundial no es un rumor lejano, es una realidad que ya empieza a asomarse en cada titular. La pregunta ya no es si China reemplazará o convivirá con Estados Unidos en un reinado multipolar, como primera potencia, sino cuándo, cómo y a qué costo.

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