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Iglesia pide desprendernos del daño pasado, vivir el presente con libertad y mirar al futuro con serenidad

Tegucigalpa – El arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor José Vicente Nácher Tatay,  reflexionó hoy que necesitamos desprendernos del daño pasado, vivir el presente con libertad y mirar al futuro con serenidad.

“Aguardamos perdón y nos disponemos a darlo, porque necesitamos desprendernos del daño pasado, vivir el presente con libertad y mirar al futuro con serenidad”, expresó el también presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH).

Durante la homilía dominical el religioso señaló que la tentación siempre nos amenaza, por lo que queremos superarla y permanecer en la presencia de Dios.

“Y suplicamos no caer en el engaño del mal en cualquiera de sus expresiones. Y de todas sus formas, la peor sería olvidar el amor de Dios y su poder”, añadió.

No se trata de cantidades, se trata de plenitud. No sirven las negociaciones humanas para entender la oración, hablamos de todo por todo, externó.

“Dios no puede darse a medias, es generoso, ni espera de nosotros mezquindades”, enfatizó.

La tradición de la Iglesia nos recomienda rezar el Padrenuestro al menos tres veces al día, y cuando se precise, recordó.

Finalmente dijo que la oración del Padrenuestro contiene lo fundamental que necesitamos en nuestra vida, nos aleja del mal y nos acerca al Padre y a nuestros hermanos.

A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo Evangelio según San Lucas:

Lucas 11, 1-13

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Entonces Jesús les dijo: «Cuando oren, digan:

‘Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación’ «.

También les dijo: «Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?» (RO)

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