Tegucigalpa – En un hecho sin precedentes en la historia reciente de Honduras, las iglesias Evangélica, Católica y ahora también la Menonita han unido sus voces en un poderoso llamado a la ciudadanía para marchar por la democracia, la paz y la unidad nacional el próximo 16 de agosto.
Esta movilización, convocada bajo el lema “Caminamos con fe y esperanza”, cobra fuerza, ahora la Iglesia Evangélica Menonita de Honduras se une al llamado a marchar de manera simultánea en todo el país.
Así lo confirmó el pastor Nicolás Rosales, presidente Iglesia Evangélica Menonita de Honduras quien resaltó que también quieren la paz y la democracia para Honduras.
Cabe señalar, que la marcha también busca reafirmar el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas y promover un país más justo, en un contexto marcado por la polarización política, la desconfianza en las instituciones y una crisis electoral que amenaza la estabilidad del proceso rumbo a las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025.
Sin embargo, la participación anunciada de funcionarios del gobierno del Partido Libertad y Refundación (Libre) ha generado tensiones, al desafiar el carácter apolítico de la convocatoria.
Un hito histórico: la unión de las iglesias
A esta iniciativa se ha sumado la Iglesia Evangélica Menonita de Honduras, que, con su tradición de compromiso con la justicia social y la no violencia, ha reforzado el mensaje de unidad y esperanza.
“Con esta convocatoria conjunta decimos a todas las naciones que en Honduras hay esperanza, porque Cristo está presente”, afirmó monseñor Nácher en la conferencia de prensa inicial.
Por su parte, el pastor Irías subrayó que la marcha no se dirige contra ningún partido político, sino que busca “recuperar la democracia y la paz que Honduras necesita”.
De su parte, el pastor Nicolás Rosales de la Iglesia Menonita expresó “nos vamos a unir para dar un mensaje de paz, vida y misericordia a nuestra población”.
Controversia
A pesar de las claras instrucciones de mantener la marcha libre de tintes políticos, la participación anunciada de funcionarios del gobierno del Partido Libertad y Refundación (Libre) ha generado preocupación entre los organizadores y la ciudadanía.
Funcionarios como el vicecanciller Gerardo Torres Zelaya, el director de Aduanas Fausto Cálix y el comisionado presidencial Miguel Briceño han confirmado su asistencia, algunos incluso anunciando que llevarán camisetas y banderas de Libre, desafiando directamente las directrices de las iglesias.
Briceño, por ejemplo, afirmó en X: “Ahí nos vemos, con nuestras camisetas y banderas de Libre”.
Esta postura ha desatado críticas de diversos sectores, que ven en estas acciones un intento de “contaminar” la movilización y desvirtuar su propósito apolítico.
Un desafío para la unidad
A medida que se acerca el 16 de agosto, la marcha se perfila como una de las manifestaciones religiosas más significativas en la historia reciente de Honduras.
La unión de las iglesias Católica, Evangélica y Menonita representa un símbolo de esperanza en un país dividido, pero el desafío será mantener el espíritu pacífico y apartidista de la convocatoria frente a las tensiones generadas por la participación de funcionarios de gobierno.
El llamado original cobra fuerza, pero también lo hace el llamado de funcionarios a participar en la marcha ya que se sienten convocados.
Medidas como el uso de la mascarilla y una posible prohibición de reuniones públicas desde el Gobierno, amenaza con la realización de esta manifestación por la paz y la democracia de Honduras. PD