
Tegucigalpa. – En economía, las etiquetas “ortodoxo” y “heterodoxo” se usan para diferenciar dos visiones opuestas sobre el papel del mercado y del Estado en la política económica:
Las Políticas ortodoxas, tiene como Fundamento teórico la tradición neoclásica y monetarista, que postula que el mercado libre, sin interferencias estatales excesivas, es el mecanismo más eficaz para asignar recursos y lograr el equilibrio entre oferta y demanda en los mercados.
Los Instrumentos principales de los economistas ortodoxos son: 1) Restricción del gasto fiscal y superávits presupuestarios. 2) Control estricto de la oferta monetaria y tasas de interés elevadas para anclar expectativas de inflación. 3) Liberalización del comercio y de los flujos de capital, privatizaciones y desregulación de mercados.
El Objetivo clave de los ortodoxos consiste en restaurar la confianza de los agentes económicos y garantizar la estabilidad de precios y de la balanza de pagos.
Posiblemente el Ejemplo más exitoso de los economistas ortodoxos ocurrió en Chile (1980–1990): Bajo los “Chicago Boys” y un régimen de shock neoliberal, la inflación pasó de más de 600 % en 1974 a menos de 10 % a fines de los 70, y el PIB creció a tasas anuales cercanas al 7 % entre 1986 y 1998, superando ampliamente los promedios regionales.
Las Políticas heterodoxas tienen como Fundamento teórico una diversidad de escuelas, ya que aglutinan corrientes no convencionales como ser keynesianos extremos, marxistas, institucionalistas, austríacos radicales, etc., todos los cuales están empeñados en cuestionar la suficiencia del libre mercado y ocupados en promover la intervención directa del Estado o el uso de herramientas no tradicionales para estabilizar los mercados y los precios.
Entre los Instrumentos principales usados por los economistas heterodoxos están: 1) Congelamientos de precios, salarios y tipo de cambio (política de shock). 2) Controles de capital, nacionalizaciones parciales o regulación estricta de sectores clave. 3) Pactos de ingresos y “ahorro fiscal forzoso” (impuestos especiales o retenciones).
El Objetivo clave de las políticas heterodoxas consiste en reducir rápidamente la inflación y reordenar precios relativos vía intervención, aunque su actuar puede generar desequilibrios fiscales o mercados negros si su política no se combina con ajustes estructurales.
Uno de los Ejemplos más destacados de la política heterodoxa se registró en Argentina, con el Plan Austral (1985–1988): Implementó un shock heterodoxo con sustitución de moneda (austral por peso), congelamientos simultáneos de precios y tipo de cambio, acompañados de “ahorro forzoso”. La inflación mensual cayó de cerca de 1000 % en 1985 a alrededor de 2 % en los primeros meses de 1987, y el déficit fiscal bajó del 15 % al 3,6 % del PIB en dicho año; sin embargo, el plan colapsó en 1988 con el regreso de la hiperinflación.

En síntesis, las políticas ortodoxas buscan la estabilidad mediante disciplina fiscal y monetaria y apertura de mercados, logrando estabilidad de precios pero a veces a costa del crecimiento y de la equidad. Las políticas heterodoxas apuntan a cambios rápidos vía intervención estatal y controles de precios, con impactos inmediatos en la inflación, aunque pueden generar desequilibrios si no se acompañan de reformas estructurales.
Veamos un caso más reciente de esas dos políticas en nuestro vecindario. En México la historia comienza bajo el dominio de los ortodoxos con un desempeño formidable, al cual se denominó “Desarrollo Estabilizador”, que abarcó principalmente el periodo de 1954 a 1970. Sin embargo, los heterodoxos “se manifestaban inconformes, e iniciaron una campaña de desprestigio y críticas. En su opinión, el supuesto abandono de la agricultura y los problemas de distribución del ingreso demandaban una modificación de la estrategia económica”, señala en un artículo publicado en el medio El Economista de México.
“Se les hizo caso y se les entregó la conducción de la política económica durante los sexenios de Echeverría (1970–76) y López Portillo (1976–82). Pero la nueva propuesta de política económica no resultó más que un inflacionismo ramplón manchado con la contradicción insalvable del mantenimiento de la estabilidad cambiaria. La tóxica fórmula primero dio lugar a inflación acompañada de elevación exponencial de la deuda externa y apreciación excesiva del tipo de cambio real. Y el desenlace inexorable, en dos episodios de fugas de capital masivas y devaluaciones en cascada, no se hizo esperar” (Ídem).
“A finales de 1982, Miguel de la Madrid heredaba de su régimen anterior una economía destruida. Inflación desbordada, endeudamiento excesivo tanto del sector público como del privado, profundo estancamiento e hipertrofia del sector paraestatal. Tanto De la Madrid como su sucesor, Carlos Salinas, se hacen rodear de economistas del bando ortodoxo con la finalidad de una muy difícil e indispensable tarea de saneamiento. Aunque en un contexto de grandes dificultades, con De la Madrid (1982–88) se avanza en la tarea y el siguiente sexenio de Salinas se vuelve trágico y termina en una muy severa crisis transexenal” (Ídem).
“¿Cómo fue que ocurrió? Tal vez una primera causa derivó del error de la apertura total de la economía a los flujos financieros. De la tremenda atracción fatal que se observó se derivaron grandes deficientes en la cuenta corriente, tendencia a la apreciación del tipo de cambio y excedente de fondos en la captación de la banca recién privatizada. A continuación, el elemento explosivo lo aportaron los eventos traumáticos en cadena que se sucedieron en el año 1994. Empezando con la declaración de guerra por parte del EZLN [Ejército Zapatista de Liberación Nacional], en Chiapas, y a cuya sofocación legal se rehusaron tanto Salinas, como su sucesor, Zedillo” (Ídem).
Lo que cuenta la anterior historia mexicana, es el fracaso de las políticas heterodoxas, y el mejor desempeño de la ortodoxa, por lo que cabe preguntar, que tipo de políticas económicas se han implementado en Honduras.
En forma resumida se puede afirmar que en los últimos 20 años, en Honduras se han implementado tanto enfoques ortodoxos neoliberales como políticas económicas heterodoxas. El más claro ejemplo de política ortodoxo ocurrió durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), mientras que unos pocos rasgos de política heterodoxa se han observado en el gobierno de doña Xiomara Castro de Zelaya (2022-2026), especialmente por algunas medidas de política monetaria y fiscal.