2018, año de la migración, tercera parte

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- Este es el tercer artículo de la serie de cuatro prometidos, que me incitan a sugerir que el   2018 sea declarado el “Año de la Migración”.

Justifico la sugerencia analizando en este escrito las salidas –de tipo tradicional– de los hondureños  hacia Estados Unidos, y su alternativa, en caravana, experiencia  inédita en Centroamérica y México hasta el año pasado.  Por sus probadas ventajas, me atrevo a pronosticar que las caravanas tenderán  a repetirse en este 2019, para  así convertirse “el 2019 en el Año de las Caravanas”.  Es más, mientras escribía  este artículo, ya circulaba  en medios digitales  la convocatoria para una próxima caravana, que en efecto se concretó el 15 de enero. Con esa noticia  cierro el presente artículo con intención  de analizarla en la cuarta y última entrega de esta serie.

Las salidas de hondureños por tierra hacia EEUU hasta setiembre 2018 se mantuvieron en unos 100 mil por año en la última década.  En el mismo periodo, del total acumulado en Estados Unidos por vía aérea, sumado a los deportados desde México,  por vía terrestre, vuelven a Honduras unos 75 mil hasta el 21 de diciembre. Según lo comentado en proceso.hn si a esa cifra se agregan los hondureños deportados después de participar en las caravanas originadas en Honduras con destino a Estados Unidos —fácilmente totalizan 83 mil los nacionales deportados a Honduras al cierre del año pasado. 56% más que el total de deportados en el año 2017.  

Opciones para emigrar

Después de las caravanas,  los hondureños que quieran emigrar por tierra y sin papeles a los Estados Unidos, tienen por experiencia dos opciones: 1) Por  “la forma tradicional”, que atrae en promedio unos  8,500  hondureños  por mes. Se van  apoyados por coyotes, que les cobran hasta 7,000 dólares por “migrante”, la oferta más cara. Bajo este esquema, los participantes deben seguir fielmente las instrucciones de los coyotes,  que mantienen contactos a todo nivel, en los países de la ruta y en el de destino.

2) Por caravana. Que quedó como experiencia bien ejemplificada para emigrar en el 2018. Comenzó  el 12-13 de octubre, del 2018.  En 20 días, sus primeros participantes hondureños llegaron a  México, tras atravesar Guatemala. Y 31 días después de haber salido de Honduras, el 14 de noviembre, los 300 primeros hondureños arribaron a la frontera de México-Estados Unidos. Se subieron a la valla fronteriza  y pidieron asilo a las autoridades migratorias estadounidenses, que los estaban esperando apoyados por 5,200 efectivos militares armados.

Según datos oficiales del gobierno de Honduras. “que no cuadran”  las dos caravanas que salieron de Honduras en el 2018, en sus respectivos puntos de partida atrajeron unos 5,000  hondureños en total. A éstos se les unieron “en el camino” otros  5 mil participantes, entre centroamericanos y mexicanos,  y cientos de extranjeros de otras nacionalidades que “se estaban en ruta”. De unos 3,000  connacionales solicitantes de asilo en Estados Unidos –no más del 3 por ciento lo logró. Otros 640 connacionales solicitaron refugio en México. Al cierre del año,  unos 7,200 connacionales participantes de las  caravanas habían regresado voluntariamente a Honduras y otros 8,200 fueron deportados por transitar en caravana por Guatemala o México sin la debida documentación con destino a Estados Unidos.

El 60% de todos los integrantes de la caravana eran familias completas,  adultos  (mujeres u hombres solos) y una minoría significativa de  menores de edad viajando sin compañía de un adulto. Se movían en racimo. Los participantes de la caravana procedían en común de lugares muy variados: áreas metropolitanas, ciudades grandes e intermedias, de cabeceras municipales y  de  aldeas rurales. En números absolutos proveían más de áreas urbanas que rurales, aunque en números relativos a su población, las ciudades de tamaño medio aportaron más miembros a las caravanas que cualquiera de otro tipo. La caravana se movió masivamente hasta la frontera estadounidense,  a veces a pie aunque mayormente por aventón,  con el propósito de llegar,  internarse y pedir asilo.   

Por donde transitaban se les unió más población que el número que las iniciaron. En el camino recibían con frecuencia alimentación, vestidos y otras atenciones,  como muestras de solidaridad y para que siguieran adelante. En ocasiones  también enfrentaron manifestaciones xenofóbicas y de repudio. Con frecuencia,  pero no siempre, en la ruta por donde transitaban en Guatemala ó México iban acompañados de autoridades locales y del gobierno central. También   recibieron cobertura, casi diaria y por  más de 3 meses de los medios de nacionales, regionales e internacionales de comunicación, en sus distintas modalidades: radiales, impresos, televisivos y digitales. Desde octubre, mes en que se iniciaron las 5 caravanas del 2018 hasta el 31 de diciembre perdieron la vida 11 participantes, entre ellos 2 niñas guatemaltecas que estaban al cuidado de los autoridades norteamericanas de protección de fronteras.

Ante la pregunta sobre la validez de la caravana como estrategia para emigrar hay dos respuestas, según el parámetro con que se mida. Si se calcula  su éxito por el número de participantes que logró entrar en Estados Unidos, la caravana fue un fracaso, no más del 3% del total que llegó a la frontera México-EEUU logró ese objetivo. Si se mide por la visualización que logró la migración como problema que golpea masivamente y en diversas formas a los países centroamericanos, sobre todo a los del  norte de la región, la caravana  fue un éxito. 

¿Será el 2019 el año de las caravanas?

Creo que sí. Por las ventajas organizativas, de seguridad y por la cobertura mediática que atrae,  intuyo que  el 2019 será  “el Año de las caravanas de los migrantes” centroamericanos y mexicanos indocumentados para  irse por tierra a Estados Unidos.   

Y los hechos están volviendo más creíble esa intuición. En las redes sociales se volvió viral la convocatoria de la primera caravana del 2019, para partir desde la Central Metropolitana de San Pedro Sula,  el mismo de donde partió la caravana histórica del  2018. Sobre ella empezaremos el próximo y último artículo de esta serie.  

 

Unas de cal y otras de arena 

Rogamos al lector  lea y compare las dos noticias que siguen, ambas  dadas a menos de un día de diferencia entre ellas. La primera la originó el  Vicepresidente de Estados Unidos y la segunda, el Presidente. Aparentemente, ambas se refieren al desempeño de los tres países del triángulo norte de Centroamérica y en particular a Honduras, por su actuación con las caravanas de migrante.

Noticia 1: Vicepresidente de EEUU reconoce esfuerzos de Honduras ante la caravana migrante

 

Noticia 2:Trump acusa a Honduras, Guatemala y El Salvador de «animar» las caravanas

 

 

 

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