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2013, un año de fuertes luchas por la libertad de expresión

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Tegucigalpa.- En los últimos cuatro años, la lucha por la libertad de expresión ha sido una batalla constante en Honduras, pero fue en el 2013 donde se configuraron casi todos los elementos de amenaza que van desde asesinatos e intimidaciones hasta la abortada intención de poner una ley mordaza que iba decirle a la sociedad y a la prensa qué era y qué no era una noticia, entre otros aspectos.
 

– El último antecedente fue el atentado contra el vehículo del periodista Héctor Madrid en la ciudad de Tocoa, Colón, el pasado 31 de diciembre.

Las amenazas a la libertad de expresión también estuvieron marcadas por el autoritarismo en ciertos gobiernos locales, según registran denuncias de la prensa.

Los asesinatos a los periodistas parece ser una tendencia irreversible, muchos de ellos en total impunidad. El último crimen que se registra es el del periodista Juan Carlos Argeñal en Danlí, sin que se sepan las causas de su muerte en su casa de habitación donde fue encontrado su cuerpo.

Argeñal según el estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) se suma a los seis asesinatos de periodistas y comunicadores sociales registrados en lo que va del 2013. Solo en lo que va de estos últimos cuatro años 33 periodistas, comunicadores sociales y personas afines a la comunicación social han sido asesinados en Honduras.

Cifras que asustan

El desglose del Conadeh indica que solo en el 2010 fueron asesinados en forma violenta 12 periodistas y comunicadores sociales; en el 2011 un total de 11; en el 2012 se registran nueve crímenes y en lo que va del 2013, seis asesinatos para hacer un total de 33 muertes de periodistas y comunicadores en los últimos cuatro años.

De todos estos crímenes, solo uno ha tenido condena, mientras otros tres están en etapa de judicialización, la impunidad es lo que más prevalece al respecto.

En el año que se va, no solo se registran los seis crímenes violentos, entre ellos el del periodista Aníbal Barrow, cuyas características del deceso estremecieron a la sociedad. También destacan atentados, intimidaciones, amenazas y el exilio forzado a que se vieron obligados otros periodistas sobrevivientes de atentados como el caso del periodista Joel Coca, detenido por las autoridades migratorias en Estados Unidos, a donde huyó luego de un hecho criminal en su contra.

Si el panorama es de por sí preocupante para el estado de la libertad de expresión en Honduras, ubicada entre los países en zonas de alto riesgo a nivel del hemisferio americano para ejercer el periodismo, la prensa hondureña enfrentó además otra fiera batalla de casi cinco meses en defensa del ejercicio periodístico ante la intención gubernamental por imponer una ley mordaza mediante reformas a la ley de telecomunicaciones.

Esta amenaza, que fue abortada tras enérgicas denuncias de la prensa y la sociedad hondureña, fue paradójicamente impulsada por la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, el poder Ejecutivo e instancias civiles de libertad de expresión afines al gobierno.


La lucha más fuerte en dos décadas

Las reformas a ley de Conatel contenían 19 artículos violatorios de la libertad de expresión y la Constitución de la República, según un estudio jurídico del Conadeh que luego fue refrendado por organismos internacionales de defensa de la libertad de expresión.

Esta batalla, que buscaba regular incluso las redes sociales y la imposición de comisiones de censura no solo para los medios de comunicación sino para la sociedad en general como señaló en su momento el Conadeh, ha sido una de las luchas más férreas que en defensa del derecho a la palabra y la libre expresión ha librado Honduras en los últimos 20 años.

La propuesta gubernamental que lideró la Secretaría de Justicia y Derechos Humanos generó controversia en el país por suponerse que esa dependencia existe para garantizar derechos, no para restringirlos como quedó demostrado. Las autoridades de esa dependencia dicen que fueron mal interpretados sus propósitos, pero no pudieron desvanecer las dudas e interrogantes que rondaron esa propuesta.

Muertes, amenazas, intimidaciones, atentados y leyes mordaza, última que fue abortada, sellaron el 2013 como un año nada halagüeño para la libertad de expresión, un derecho que en Honduras cada vez se posiciona entre la sociedad y no solo entre la prensa y sus periodistas.

El 2014 representará para el nuevo gobierno enormes desafíos en cuanto a la mora de impunidad en que se encuentran los casos de los crímenes de periodistas y la situación que se vive en el interior del país donde sectores oscuros intentas acallar a la prensa.

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