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Un cambio de timón en la Seguridad

Tegucigalpa – A mediados  del mes de enero de 2015, la Seguridad en Honduras tendrá un nuevo cambio de timón al asumir la titularidad de esa Secretaría el general Julián Pacheco, quien se presume habrá dejado de pertenecer a las Fuerzas Armadas, para posicionarse como un civil retirado de la milicia a la que perteneció.

 

Pacheco es considerado un profesional de las armas de alto perfil que depuso sus intenciones de ostentar al cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas para asumir la responsabilidad designada por el gobierno del ex presidente Porfirio Lobo Sosa de montar la Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia de Honduras.

 

Desde allí organizó y dio forma a los cuerpos de Inteligencia del Estado para dotarlos de herramientas tecnológicas y de capacitación que pudiera hacer de esta labor un trabajo más creíble y científico para el país. Dentro de sus primeros logros destaca la aplicación de pruebas de confianza, en boga hoy día para la gran mayoría de los operadores de justicia y algunos servidores públicos.

 

Las luchas de la FNA

Pacheco dio vida también a la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) uno de las más significativos cuerpos creados en el país para combatir el delito de la extorsión mal llamado impuesto de guerra. Sin embargo, el trabajo de la FNA sigue siendo desafiado por las mafias criminales, pues cada vez que capturan bandas de la extorsión, las mismas parecen reproducirse como animales de alcantarilla.

 

FNA

 

La FNA de momento ha logrado desarrollar métodos de investigación que les están dando resultados, mientras la Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia ha comenzado su trabajo de persecución del delito organizado, como es el caso del narcotráfico.

 

Muchos de los éxitos dados en este sentido están relacionados con los trabajos de Inteligencia del Estado, coordinados por el general Pacheco.

 

Ahora Pacheco pasa a otra instancia no menos delicada como es la Seguridad, un puesto en el cual han sido mucho los cambios en los últimos tres años: casi cinco jefes de policía y tres ministros de Seguridad en el mismo lapso de tiempo.

 

El general Julián Pacheco asumirá una institución policial que aún tiene secuelas de su crisis interna por las denuncias de corrupción, secuestros, asaltos y colusión con la delincuencia organizada, en especial el narcotráfico.

 

Su primer desafío será acelerar el trabajo de depuración policial que termine no sólo con la salida de los oficiales y policías implicados en irregularidades, sino que también llevarlos a los tribunales, ese otro paso que no se termina de dar con fuerza en términos de depuración policial.

 

Un campo minado

Estas acciones no serán fáciles para el nuevo titular de Seguridad pues el camino sigue minado, pese a los esfuerzos de su antecesor, Arturo Corrales, de empezar a quitar la maleza.

 

Corrales dejará a Pacheco una estructura policial más organizada en cuánto a saber  a ciencia cierta cuántos policías tiene el país, cuántas armas y cuántas patrullas, sabrá también si se limpiaron o no las planillas fantasmas que en su momento denunció Corrales en el gobierno del ex presidente Lobo Sosa, en su primera etapa al frente de la Seguridad.

 

PachekitoDe la estructura interna, conocimiento y manejo de cómo se mueven las fuerzas que pululan a lo interno y externo de la Secretaría de Seguridad, el nuevo titular deberá mantener o acelerar esa tendencia a la baja en materia de homicidios, que afirma tanto el gobierno como la academia desde el Observatorio Nacional de la Violencia de la UNAH.

 

Homicidios que siguen siendo altos pero ante los golpes dados a la narcoactividad, se registra una baja en comparación con los últimos tres años, aseguran los expertos.

 

La percepción en la calle es otra, la encuesta del Barómetro de las Américas  de 2014, indica que hay una fuerte sensación ciudadana que la violencia sigue siendo alta y que la inseguridad es de momento su principal problema seguido de la economía.

 

El general Pacheco deberá también devolver la confianza y la credibilidad en la institución policial, mejorar las condiciones en que opera la policía para así recuperar plazas territoriales que han sido tomadas o cooptadas por el crimen organizado.

 

En algunos de los llamados territorios calientes, la Policía Nacional apenas tiene combustible para movilizarse, los gobiernos locales les apoyan en la movilización y las patrullas en que andan son tan viejas que no compiten con los modernos carros en que se transporta la droga por esos territorios.

 

La Tasa de Seguridad deberá ser invertida también no sólo en equipo y armas, también en crear las condiciones físicas dignas para los policías, al mejorarles sus postas tanto en las ciudades como en la zona rural.

 

feliPara ello, deberá crear sinergias con la nueva cúpula policial al mando bajo la conducción del comisionado Félix Villanueva, otro que tiene el reto de lograr romper el récord de sobrevivir más de un año al mando policial, pues sus antecesores no lo lograron.

 

Todo ello requerirá tiempo, mismo que necesita el nuevo titular de Seguridad para continuar con la reestructuración y transformación policial, mientras combate en paralelo la lucha contra el delito y la criminalidad común y organizada.

 

Tiempo que debe dar también el gobierno, diferenciando las prisas de las urgencias y las importancias.

 

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