Tegucigalpa – Son cuerpos élites que han surgido en los últimos años, tiempo después de iniciado el proceso de adecentamiento y depuración de la Policía Nacional, una fuerza de seguridad que desde finales de 2011 y hasta la fecha se encuentra en un constante ejercicio para certificarse, alegan las máximas autoridades del ramo.
Pero en el corto camino recorrido y actuando como estandartes para recuperar la seguridad ciudadana en Honduras, un país permeado por las estructuras criminales organizadas y el delito común, sus acciones al margen de la ley han quedado visibles.
Las autoridades justifican que ahora se pueden evidenciar estas operaciones ilícitas de los policías en todos sus estamentos, un hecho que según dicen, antes pasaba encubierto por el profundo manto de impunidad que permitió la operación de carteles del crimen desde las entrañas de la propia Policía.
Antes estos acontecimientos, el presidente Juan Orlando Hernández expresó que “por un lado este hecho indigna… ahora lo importante es ponerlos a las órdenes de la justicia”.
Hernández declaró que dio órdenes al ministro de Seguridad, Arturo Corrales, para que a los agentes vinculados se les aplique todo el peso de la ley. “Aquí en Honduras tenemos que terminar con la impunidad, caiga quien caiga, tan simple como eso”, aseveró.
El mandatario prometió que todos los operadores de justicia que han salido de sus puestos y que existan denuncias de presuntos vínculos con el crimen organizado, se les mantendrá vigilancia permanente para proteger a los hondureños y al Estado mismo.
“Ahora la impunidad no es permitida dentro de la institución”, dijo este martes el ministro de Seguridad Arturo Corrales, al aceptar que por lo menos 22 policías TIGRES sustrajeron dos sacos con miles de narco dólares, producto de los allanamientos durante la captura de los extraditables hermanos Miguel Arnulfo y Luis Alonso Valle Valle, cabezas de un poderoso cartel que tenía su base en el occidental Copán, pero con vínculos directos con el cartel de Sinaloa.
A Los Valle se les conoce una gran capacidad para seducir a miembros de sectores influyentes en el país. De hecho llegaron a influir en la política al colocar a miembros edilicios en la región occidental. También sus vínculos con policías del sector es un hecho del que hacen referencia los operadores de justicia.
Al momento de la captura de los dos hermanos Valle en una zona montañosa entre Copán y la frontera con Guatemala, se reportó el hallazgo de una caleta que según informes contenía 19 bolsas con dólares, pero al momento de entregar el dinero únicamente aparecieron 17 bultos.
Los Valle vivieron por más de una década operando a sus anchas en Honduras. Aún quedan miembros del cartel por capturar. Digna Azucena, una hermana de la familia fue capturada en los Estado Unidos y es considerada como el brazo financiero del cartel de Sinaloa.
Pero si bien los avances en el combate del crimen organizado se reflejan en acciones concretas de gran calado y que son asumidas por una fuerza interagencial, también es real que al par, la Policía sigue sufriendo las fuertes falencias de integridad. En sus filas queda mucho por hacer para lograr depurarla.
Por lo menos 17 oficiales de la institución tienen abiertos expedientes por enriquecimiento ilícito, pero ni los entes contralores y ni el Ministerio Público han avanzado en resolverlos. Son hechos que continúan en total impunidad.
El ministro Corrales anunció que desde mayo de 2013 hasta la fecha más de 1,300 policías han sido depurados y que en los próximos días otros 700 saldrán de la institución.
Extraoficialmente se sabe que muchos de los depurados han regresado al interior de los cuerpos de seguridad, mientras que otros han salido en condición de “retiro honroso y voluntario” pese al lastre y la huella de dudas que rondaron sus carreras.
Recientemente un oficial de policía activo fue evidenciado ante medios de prensa cuando en los archivos familiares de un narcotraficante, en Copán, se encontró su fotografía junto a un capo extraditable.
Más de los TIGRES
El 19 de junio de este año, se graduó a un grupo de 180 nuevos elementos TIGRES, conformado por 171 hombres y 10 mujeres.
El proceso de capacitación tuvo una duración mayor a los dos meses, comprendiendo diferentes áreas específicas con el objetivo de fortalecer a la Policía Nacional en contra de la delincuencia común y organizada.
El cuerpo élite tiene destrezas en operaciones anfibias, combate urbano, cercano, operaciones rurales, aerotransportadas, combate al narcotráfico y lucha contra la delincuencia.
Los agentes especializados fueron formados en Lepaterique, departamento de Francisco Morazán.
Los TIGRES surgieron como una fuerza élite para abanderar el proceso de depuración institucional. Son entrenados y formados por expertos internacionales. Pese a ello la huella de la corrupción y el crimen que ha marcado la Policía también parece alcanzarlos.