Tegucigalpa – El reciente caso del asesinato de la joven estudiante del Instituto Central “Vicente Cáceres” Soad Nicolle Ham, de apenas 13 años de edad, ha dejado al descubierto que en Honduras continúan funcionando las denominadas “casas locas”, escenarios macabros de horror, donde integrantes de estructuras delictivas parapetadas en maras y pandillas, no sólo matan, sino que desmiembran, estrangulan y practican ritos satánicos con sus víctimas.
-Las “casas locas” son testigos mudos de crimines abominables cometidos por estructuras criminales ligadas a maras y pandillas.
-En la “casa loca” de la Nueva Esperanza, se encontraron restos de cabello y sangre que supuestamente pertenecen a la estudiante asesinada.
-En las casas de horror se han encontrado evidencias como cuchillos, hachas, sogas, alambre, costales y bolsas que son utilizadas en los sacrificios humanos.
En las últimas horas, las autoridades han logrado capturar a tres presuntos autores materiales e intelectuales del crimen de Soad Nicolle, quien murió estrangulada en el interior de una “casa loca”, ubicada en la colonia Nueva Esperanza, muy cerca del colegio donde la niña cursaba el primer curso del ciclo común.
En este caso, con la colaboración del Juzgado de lo Penal de Tegucigalpa y de agentes de la Fiscalía de Delitos Contra la Vida, detectives de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), capturaron inicialmente al taxista Delmer Velásquez Moncada de 31 años, en cuya unidad con registro 6996, el cuerpo de Soad Nicolle fue traslado y abandonado en una calle de tierra cerca de la terminal de buses de la colonia Tiloarque, según lo ha señalado la policía.
Pugna entre pandillas
Al ruletero se le hacía un seguimiento por la muerte de la joven estudiante quien fue encontrada estrangulada y envuelta en una sábana y tras las investigaciones, el domingo, luego que el juzgado emitiera las ordenes de captura, fueron arrestados Fabio Rolando Posadas Larios, alias “Fabio”, estudiante del Instituto Central y José Noé Cárcamo Martínez alias “Cuzo”, ambos miembros activos de la mara 18, según la Policía.
El portavoz de la Secretaría de Seguridad, subcomisionado Leonel Sauceda, aseguró que está plenamente comprobado que el asesinato de la jovencita se deriva de un enfrentamiento entre maras que operan dentro del centro educativo.
Aseveró Sauceda que los miembros de la mara 18 llevaron engañada a la estudiante, quien pertenecía a la Mara Salvatrucha, a una «casa loca» en la colonia Nueva Esperanza, donde le pidieron que se estrenara matando a una persona, pero al final fue ella la que terminó siendo asesinada.
En esa casa de horror la golpearon y la estrangularon, posteriormente abandonaron el cadáver en Tiloarque con la ayuda del chófer quien además de participar en el crimen, movilizó el cuerpo para botarlo a bordo del taxi que opera en los centros comerciales de la capital. Sauceda subrayó que según el informe de Medicina Forense, el cadáver de la estudiante no presentaba impactos de bala.
Por su parte, el titular de la DNIC, Leandro Osorio, aseveró que hay evidencias que implican a los tres detenidos en la muerte de la joven estudiante, casos que ya están debidamente judicializados.
Agregó que en la colonia Nueva Esperanza se identificó la “casa loca” en la cual mataron a la joven mediante asfixia.
La menor fue dada por desaparecida el martes después de que salió de recibir clases alrededor de las 11:30 de la mañana y sus familiares no volvieron a saber nada sobre su paradero. Tras localizar el cuerpo sin vida y confirmar que se trataba de la colegiala, equipos de la DNIC iniciaron las pesquisas orientadas a identificar y capturar a los autores materiales del hecho criminal.
Fue así como gracias a la colaboración ciudadana y la investigación científica, la DNIC logró identificar y capturar a los sospechosos del crimen.
Algunos sectores manejaron varias hipótesis y hasta se atrevieron a responsabilizar al Estado por el crimen, relacionando la muerte de Soad Nicolle con las protestas estudiantiles, lo que fue rechazado por la Policía y hasta por los propios parientes de la menor.
Proliferan las “casas locas”
En Honduras, la Mara 18, Mara Salvatrucha (MS) y otras de reciente creación como “El combo que no se deja”, “Los Chirizos” y “Los Benjamins”, entre otras, flagelan a pobladores de áreas marginales de las ciudades hondureñas.
Osorio indicó a Proceso Digital que gracias a las operaciones de inteligencia y cierta colaboración de algunos ciudadanos, se ha logrado desmantelar varias “casas locas”, pero siguen proliferando viviendas que las estructuras criminales utilizan para matar, desmembrar y embolsar los cuerpos de sus víctimas.
Detalló que esas casas locas han sido identificadas en zonas de la capital como El Pedregal, Las Vegas, Calpules, Alemán, Las Pavas, Alemania, Villafranca, Canadá, 3 de Mayo, Brisas de Olancho, parte de la Cerro Grande, la 21 de Febrero, 30 de Noviembre, La Sosa, cierto sector de la colonia El Sitio, la Francisco Morazán, el barrio El Pastel, parte del Barrio Abajo y algunos sectores de El Edén y El Bosque.
Subcultura copiada
Agregó que esas casas de terror son utilizadas por estructuras de maras y pandillas que han adoptado esa subcultura copiada de otros países con el fin de sembrar el terror a través de la violencia extrema.
Recordó que las maras o pandillas iniciaron en Los Ángeles, Estados Unidos y después migraron hacia América Central donde han traído esa subcultura de terror que representa un gran reto para las autoridades.
En ese sentido, Osorio pidió a la población denunciar y colaborar con las autoridades identificando donde se tiene sospecha que funciona una “casa loca”, lo que se puede hacer a través de los números de emergencia como el 911 y los teléfonos de agencias de investigación e inteligencia del Estado.
No obstante, aseveró que la lucha contra esas estructuras criminales continúa con fuerza y solamente el año pasado, se judicializaron los casos de más de 300 cabecillas de maras o pandillas.
La peligrosidad de esas estructuras se refleja a través de menores que se han fugado de centros de rehabilitación, como el caso del pandillero Marvin Israel Ríos Reyes, conocido como “El Smoking”, cabecilla de la mara 18 quien en octubre de 2014, atentó con un fusil AK-47 contra tres policías, dos miembros del Comando de Operaciones Especiales (Cobras) y un agente de la DNIC, pero el chaleco antibalas salvó a dos, mientras que la chapa impidió que el otro fuera acribillado.
Osorio aseguró que las autoridades son respetuosas de los derechos humanos y nunca han matado deliberadamente a un delincuente.
Temor y zozobra Sin embargo, pese al llamado Osorio para que la ciudadanía denuncie los lugares donde se sospecha funcionan “casas locas”, la población está temerosa pues ya han ocurrido casos donde personas que se han atrevido a hacerlo, han sido asesinadas, no importando si se trata de menores, adultos o personas de la tercera edad a quienes matan con saña extrema. Uno de los graves problemas que sufren los vecinos de barrios y colonias de zonas en desarrollo, son las “casas locas», como los pandilleros llaman a las viviendas cuyos propietarios han sido desalojados y que son usadas por las estructuras criminales para matar, descuartizar y embalar a sus víctimas. Los operativos de la Policía no cesan en las colonias más peligrosas, sin embargo, a los meses, los mareros vuelven a apoderarse de los inmuebles o los destruyen. Poco a poco, las que fueron colonias tranquilas se fueron convirtiendo en zonas de terror, lo que ha generado que las casas pierdan la plusvalía, principalmente las que han sido utilizadas para matar, desmembrar y empacar cadáveres. Casas inspeccionadas por los agentes de seguridad tienen símbolos de pandillas, restos de sangre y lazos que evidencian que fueron usadas como “casas locas”. Son viviendas de muerte y horror, en ellas se tejen y ejecutan crímenes dignos de las mentes inimaginablemente perversas. Allí el sadismo, la sangre y la crueldad no tienen límites. Son las casas donde se torturan, matan y empaquetan los cuerpos que luego aparecen tirados en las calles de ciudades de Honduras, tal como lo apuntó Proceso Digital en reportajes anteriores. Venganza de pandilleros Muchas viviendas permanecen abandonadas en varios barrios y colonias de la ciudad detalló un miembro de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), quien pidió el anonimato. Mediante una llamada telefónica, el funcionario explicó que “muchas personas quieren salir huyendo, pero esa no es solución; porque al pagar o salir huyendo, tenemos que enfrentar el problema con la ayuda y asesoramiento de la FNA, aquí estamos las 24 horas, no importa el lugar ni la colonia”. “Hay una gran cantidad de personas detenidas y esto lo hemos logrado porque hay un dúo que es fundamental para combatir el delito de la extorsión, que es la participación de la víctima y la del investigador”. Aseveró que en zonas como la colonia 14 de Marzo, la Policía ha recuperado numerosas viviendas que habían sido tomadas por mareros, pero éstos, en venganza, los han destruido para que los dueños no puedan habitarlos. |