Jerusalén.– Los árabes-israelíes muertos este año en la creciente ola de violencia que afecta a su comunidad ya son 100, después de que un joven fuera asesinado esta madrugada. También sigue la conmoción por el tiroteo mortal que anteayer se saldó con la muerte de otras cinco personas, el peor de este tipo en años.
El fallecido de hoy, un árabe beduino de 21 años, murió tras ser apuñalado en una pelea con trabajadores extranjeros en una granja, cuando presuntamente intentaba robar herramientas agrícolas, dijo un portavoz policial en un comunicado.
Esto sucede en pleno pico de violencia intracomunitaria en lugares de población palestina-israelí, en torno al 21 % de habitantes del país, descendiente de los que se quedaron en Israel tras su creación en 1948.
Ayer, una chica de 18 años fue encontrada muerta a tiros en una localidad árabe-israelí del norte del país. En el pasado había huido a un refugio de mujeres tras estar amenazada por parte de su familia por su orientación sexual, concretaron medios.
Según la ONG Iniciativas Abraham, que sigue la situación sobre terreno, al menos un centenar de personas de este colectivo han muerto en lo que va de año, una cifra mucho más alta en relación a los 35 asesinatos que se habían registrado en junio del año previo.
Este 2023 va camino de ser el año más mortífero para la comunidad árabe de la historia de Israel, en parte por homicidios y disputas vinculadas al crimen organizado -en aumento estos últimos años- y a reyertas entre familias y clanes.
Desde hace años, los miembros de este colectivo denuncian inacción por parte del Gobierno y desatención de la Policía israelí para dar seguridad y acabar con la ola de violencia que les afecta, algo que achacan en gran medida a la discriminación institucional e histórica que consideran que han sufrido desde la fundación de Israel.
Con todo, la indignación se disparó anteayer por un tiroteo mortal en una localidad árabe cerca de Nazaret -norte de Israel- en que se asesinaron cinco hombres jóvenes.
El homicidio, el más grave de este tipo de los últimos años, está asociado a una disputa entre dos familias del crimen organizado, y obligó a reaccionar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que se comprometió a incorporar a los servicios de Inteligencia como apoyo a la Policía para acabar con la actual ola de violencia.
El tiroteo derivó en protestas y una huelga en las comunidades árabes el viernes. Hubo manifestaciones y concentraciones en varias localidades con el lema «Queremos vivir», y se exigió también una mayor implicación e intervención de las autoridades israelíes.
Estos meses, a medida que crecían los asesinatos de palestinos-israelíes, el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechisa Itamar Ben Gvir, ha estado en el foco de las quejas. Este es máximo responsable de los cuerpos policiales, y los críticos cuestionan que tenga una voluntad real de solucionar los problemas de los árabes, debido precisamente a su conocida postura racista antiárabe.
A su vez, desde que asumió el cargo, los homicidios y asesinatos por disparos en Israel se han duplicado. EFE
(ir)