Ya es demasiado!

Por: Otto Martín Wolf

Creo que nadie se dio cuenta cómo ni en qué momento, pero parece que nos acostumbramos a los frecuentes cortes de energía que se hacen con el pretexto de mantenimiento.

No puede ser! Ningún país del mundo está sometido a algo así, exceptuando cuando se ha sufrido una catástrofe mayor que haya destrozado su infraestructura.

Desde el Huracán Mitch no hemos tenido nada parecido, aunque uno se ve tentado a pensar que, dado el trato que le dan al usuario (cliente) haber contratado a Energía Honduras es en si una catástrofe mayor.

Esa empresa venía haciendo lo que quería; promediando, facturando doble y un par de cosas más, hasta el que gobierno finalmente se decidió a actuar, dando un plazo de tres días para que resolvieran todos esos problemas. La receta funcionó.

Pero creo que hay que actuar de nuevo, tiene que existir una forma de dar mantenimiento sin dejar sectores enteros en todo el país sin energía.

Las pérdidas y contratiempos que causan son enormes. Las industrias y los negocios se ven afectados, desde la gran empresa hasta la señora que se defiende vendiendo paletas caseras.

Cuánto le cuesta a Honduras diariamente esa manera tan especial de operar?

Cuántos dólares se habrán perdido en divisas porque algunas empresas simplemente no pueden adaptarse al sistema de “hoy si mañana no” y han gastado pequeñas o grandes fortunas en plantas generadoras de energía, dinero que podría invertirse en algo más productivo y no en tratar de sobrevivir a los periódicos y frecuentes cortes?

Pero, además está la incomodidad que sufre el pueblo cuando no puede cocinar, planchar los uniformes de los hijos o ni siquiera ver su telenovela favorita.

Cierto que somos un país subdesarrollado donde falta casi todo, pero no debemos acostumbrarnos a que nos traten así, al fin de cuentas pagamos por la energía que consumimos, somos los clientes, tenemos derecho a que se nos trate como tales.

Si la empresa contratada no puede dar un servicio bueno, permanente, sin interrupciones como parte de una bizarra normalidad, que se vayan para su país, a ver cuánto los aguantan ahí.

Si no pueden dar un buen servicio, hagamos como cuando un canal de televisión empieza a fallar, simplemente movemos el dial y nos pasamos para otro lado.

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