Xiomara Castro hizo el milagro humilde de impedir que un pariente vaya extraditado

Tegucigalpa – El escritor exiliadonicaragüense Sergio Ramírez Mercado escribió en el diario El Tiempo de Bogotá su columna donde destaca que el trópico latinoamericano sigue aportando maravillas que asombran, como Nicolás Maduro que adelanta la Navidad o Xiomara Castro que realizó el “milagro más humilde de impedir que un pariente cercano y querido vaya a parar, extraditado, a una cárcel de EE. UU.? No se requieren poderes mágicos. Solo hace falta papel y pluma”.

A continuación, Proceso Digital reproduce la columna de Ramírez Mercado publicada el 11 de septiembre en el diario Tiempo de Bogotá, Colombia.

                                               Portentos de todo tamaño

Nuestro trópico impenitente sigue siendo tierra de portentos nunca vistos y maravillas que asombran. Nicolás Maduro no solo es un prestidigitador de los mejores que nunca pudo llegar a tener el Dumbar Circus, capaz de vaciar las urnas electorales de votos verdaderos y llenarlas de votos falsos.

– El tirano lo puede todo. Puede también llenar las cárceles a su antojo, o vaciarlas cuando quiera.

Ahora, tras el fraude, ha ordenado que las Navidades comiencen en el mes de octubre, igual de poderoso que la sin par hechicera del Coloquio de los perros de Cervantes, la Camacha de Montilla, que “congelaba las nubes cuando quería, cubriendo con ellas la faz del sol, y cuando se le antojaba, volvía sereno el más turbado cielo”. Nada extraño sería que ordenara también una nevada sobre los cerros de Caracas, para que Santa Claus, cuando llegue en su trineo cargado de perniles, se encuentre en ambiente propicio.

El tirano lo puede todo. Puede también llenar las cárceles a su antojo, o vaciarlas cuando quiera para subir a los prisioneros a un avión y mandarlos al destierro, como ha ocurrido de nuevo bajo la dictadura bicéfala en Nicaragua.

No importa que un país sea pequeño para albergar la más descomunal de las mentiras. Da para inventar canales interoceánicos, como el que nunca se construyó en Nicaragua con falso patrocinio chino. En la ruta del canal, los caballos siguen triscando la hierba de los potreros, como toda la vida.

O como la Bitcoin City de Bukele en El Salvador, una ciudad de rascacielos dorados como lingotes de oro, levantada en las faldas del volcán Conchagua de cuyas entrañas saldrían los teravatios de energía suficientes para “minar” las criptomonedas. El volcán sigue allí, impasible, mirando al golfo de Fonseca, donde los pescadores se afanan tirando sus redes.

Pero hay portentos de portentos. Los de Honduras son más pedestres. De la vieja república bananera se ha pasado al moderno narco-Estado. Son los capos del cartel de los Cachiros quienes ponen y quitan presidentes, ministros, diputados y alcaldes. Los reyes de la coca coronados por el poder público en una función de opereta, con música bufa.

Un narcopresidente, Orlando Hernández, vinculado a los Cachiros, está cumpliendo condena en Estados Unidos. Y ahora tienen en jaque a la familia presidencial actual, la familia Zelaya, que es numerosa. Al menos 15 de sus miembros ocupaban cargos relevantes en el aparato de Estado.

La presidenta, Xiomara Castro, es la esposa del expresidente Manuel (Mel) Zelaya, derrocado por un golpe de Estado en 2009, y ambos presiden, lado a lado, las reuniones de gabinete. Su hijo, Héctor Zelaya, es el secretario privado de la presidencia, y su hija, Xiomara Zelaya, diputada al Congreso Nacional. Su sobrino, José Manuel Zelaya, ministro de Defensa hasta hace poco, hijo de Carlos Zelaya, cuñado de la presidenta y hermano del expresidente consorte, era secretario del Congreso Nacional, también hasta hace poco.

Hasta hace poco, porque el diputado Carlos Zelaya aparece como el protagonista principal de una reunión con jefes narcos hondureños celebrada en San Pedro Sula en noviembre de 2013, a la que concurrió en nombre de su hermano, jefe del partido Libertad y Refundación (Libre), en las que los capos comprometieron recursos para financiar la campaña electoral de su cuñada, la actual presidenta.

Al divulgarse el video grabado por uno de los jefes de los Cachiros, Devis Rivera, que ya estaba en tratos con la DEA, el cuñado renunció a su curul, y también tuvo que hacerlo su hijo, el ministro de Defensa, quien se había reunido poco antes en Caracas con Vladimir Padrino, su contraparte, sindicado por la del Departamento de Justicia de Estados Unidos por narcotráfico. Pero, de manera conveniente y oportuna, la tía y cuñada presidenta acababa de denunciar el tratado de extradición con Estados Unidos, en defensa del honor y la soberanía nacional mancillados por el injerencismo extranjero.

Si alguien puede cambiar de fechas las Navidades, ¿por qué no va a poder realizar el milagro más humilde de impedir que un pariente cercano y querido vaya a parar, extraditado, a una cárcel de EE. UU.? No se requieren poderes mágicos. Solo hace falta papel y pluma.

Sergio Ramírez
Escritor, periodista y político

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