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Ventajas de las FF.AA. como productor agrícola, en función de la seguridad alimentaria del país

Por: Ernesto Gálvez

Tegucigalpa.- Sin meterme a las interioridades jurídicas, solamente tomo el dato que constitucionalmente, las Fuerzas Armadas sí están autorizadas para colaborar en agricultura.

Partamos de ese dato, y sobre ese argumento legal, y haciendo acopio de mi formación académica como sociólogo rural, quiero desarrollar unos cuantos argumentos que ayudarán a sacarle el máximo a esta decisión gubernamental con explícito apoyo de productores rurales, todos ellos formando parte de conocidas organizaciones campesinos.

1. La composición humana de los integrantes de las Fuerzas Armadas es esencialmente originaria de tierra adentro, especialmente de los departamentos más rurales del país donde, con seguridad, esos soldados crecieron sembrando maíz, frijoles, arroz, café, plátanos, etc. Así que para los soldados será algo así como volver a su entorno originario. Aparte de ello, la modernización de la oficialidad castrense se ha formado en muchas academias del mundo, en las más diversas ramas del saber.

2. La distribución territorial de los 14 batallones militares existentes se colocan estratégicamente en regiones con características diferenciadas en cuanto a climas, pendientes, calidad del suelo, cercanía a ciudades intermedias; por supuesto, tomando en cuenta la ubicación de las fronteras terrestres de los tres países colindantes.

3. El gobierno y las Fuerzas Armadas saben que el alto índice mundial de la vulnerabilidad ambiental que sufre nuestro país, se expone a que, tanto las recurrentes y cada vez más severas sequías, como las periódicas inundaciones, es inminente la ocurrencia de hambrunas las que, con dos terceras partes de la población pobre, tenemos un cuadro de muerte y destrucción. La ubicación estratégica de áreas de agricultura técnicamente sostenibles, nos proveería de zonas de seguridad alimentaria en frijoles y maíz para evitar que los hondureños nos muramos de hambre en una determinada coyuntura de crisis ambiental extrema.

4. La inminente crisis mundial y caída del dominio del dólar debe alertarnos a prepararnos para un período extremo de incapacidad económica para importar y exportar; de tal manera que la actividad central de los hondureños será proveernos de maíz y frijoles para poder sobrevivir. Nuestros propios emigrantes tendrán que regresar a sus tierras ancestrales a sembrarlas, pues ya no habrá producción de remesas, cuando la economía del dólar haya sido abatida por la moneda china, rusa y árabe, ahora en ascenso. Así que la agricultura nacional será la tabla de salvación en tiempos de severa hambruna. Honduras tiene tierra para alimentar a sus hijos. Pero es urgente empezar a valorar lo que tenemos y ponernos a trabajar. Es un error tener veinte mil soldados encerrados en sus barracas sin producir ni siquiera lo que se comen.

5. Es más, el presente Programa de Apoyo a la Agriculturas de las Fuerzas Armadas debería ir preparando las condiciones para que cada centro militar se convierta en un Centro Técnico Agroforestal que forme a jóvenes de ambos sexos en especialistas en reforestación, injertación,  riego por goteo, rondas forestales, especialistas en protección civil, frente a incendios, inundaciones, rescate, atención en emergencias de salud, campañas de vacunación, prevención del sika, chicungunya, etc.

Esa formación se le contaría como un técnico agroforestal y protección civil que, junto a una formación básica militares reservistas, que funcionaría como SERVICIO CÍVICO MILITAR PARA LOS JÓVENES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN (NINIS).

6. Cada Batallón Agroforestal puede hacer convenios de cooperación con las Universidades Agrícolas y Forestales a fin de que sus estudiantes puedan hacer su trabajo social o pasantías preparando a estos jóvenes. En países como Israel, todos los jóvenes de 18 años (hombres y mujeres) realizan su servicio militar obligatorio por una razón básica: viven en permanente estado de alerta ante las permanentes provocaciones armadas de los árabes que siendo una medio docena de países enemigos con cincuenta veces más población, no les queda de otra que prepararse militarmente para la guerra. Nosotros deberíamos prepararnos militarmente contra el hambre y la miseria, siendo parte del esquema productivo de seguridad alimentaria.

7. A propósito de los israelíes y de nuestra reciente profunda amistad, deberíamos solicitar apoyo técnico para apoyar el programa de agricultura y los batallones agroforestales y de defensa civil, especialmente en lo que son los mejores del mundo: reverdecer desiertos y las tecnologías de riego por goteo y la producción de agua solamente haciendo uso del aire. 

8. Es necesario reconceptualizar el término seguridad nacional, extendiéndolo a crear las condiciones materiales objetivas para garantizar la seguridad alimentaria nutricional, que junto con la seguridad ciudadana, tendríamos el concepto ampliado de SEGURIDAD HUMANA.

9. Tengo la impresión que la avalancha de críticas al programa de Apoyo a la Agricultura tiene más causas de orden político sectario que de orden técnico o patriótico. Personalmente creo que  toda nueva iniciativa que busque emprender actividades que incorpore a más hondureños a la actividad productiva, mediante mecanismos transparentes, debe ser apoyada, en un país donde la creación de oportunidades de trabajo y de producción de alimentos básicos, debe provocar nuestra atención y apoyo.

Tegucigalpa, Noviembre, 2019

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