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Una excusa y breve artículo sobre los Ninis hondureños

Ricardo Puerta

Tegucigalpa. – Pido excusas a los lectores. El mes anterior anuncié que en octubre publicaría aquí la segunda entrega de la entrevista que le hice al Ing. Rubén Bermúdez, experto en comunicación digital. La primera entrega de esa entrevista fue publicada en esta misma Columna, con el título de: “Conectividad en las escuelas… ¿estamos listos”. Pero hace 3 semanas, Rubén tuvo que viajar fuera de Honduras para atender un asunto personal, que aún no ha resuelto. Por lo tanto, aprovecharé para compartirles aquí datos e ideas que tengo sobre los Ninis, segmento de la población nacional con gran potencial para emigrar desde Honduras a los Estados Unidos.

Se les llama “Ninis” a los jóvenes de 15 a 24 años (extensivo hasta los 28 o 29 años) que estando en Honduras, su país natal, ni estudian, ni trabajan. De esa condición se deriva el término “Nini” con los detalles que siguen. El 55% de los Ninis hondureños son urbanos. Viven en ciudades como Tegucigalpa, Distrito Central, San Pedro Sula, Choluteca, La Ceiba, etc. Aunque al levantar el Censo de los “Ocupados en Honduras” el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) redefine a los Ninis como “aquellas personas de 10 años y más, que en la semana anterior a la realización de la encuesta del INE trabajaron por lo menos una hora”. En tal condición hay más de 900 mil jóvenes denominados «Ninis» entre los casi 10 millones de habitantes en la población total de Honduras.  Estadísticamente representan algo más del 30% de población económicamente activa (PEA) hondureña.  

En su lucha en favor de los Ninis esta COIPRODEN, cuyas siglas significan “Coordinadora de Instituciones Privadas pro las niñas, niños, adolescentes, Jóvenes y sus Derechos”. En su accionar promueve la prevención prenatal de enfermedades y deficiencias en los niños por nacer. En esa lucha, se enfoca actualmente en las etapas preconcepcional, prenatal y de primera infancia, hasta los 2 años de vida.

En la región centroamericana, Costa Rica y Panamá no tienen el problema de los Ninis como lo tiene Honduras.  Mientras que en el resto de los países —Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua– sí lo tienen, y están identificados como una población “vulnerable”, “en alto riesgo”, Belice incluido.

De hecho, los Ninis hondureños en su vida sentimental tienden a sufrir  rechazo, desafección y  hasta un resentimiento generalizado, porque a la vez ellos muestran rechazo contra la sociedad y  hasta contra el mismo gobierno hondureño, porque con frecuencia,  casi sin éxito,  alegan  representarlos y  protegerlos.

Los Ninis en Honduras se han vuelto muy vulnerables a emigrar, con preferencia a los Estados Unidos. Si se quedan viviendo en Honduras es una población fácil para sumarse a las maras y pandillas, volverse delincuentes comunes, e incluso consumidores y traficantes de drogas.  Esto sucede, en parte, por el resentimiento y frustración que los Ninis sienten y mantienen contra el sistema y sociedad imperantes. Reconociendo también que los Ninis son jóvenes, llenos de vida, con muchas demandas insatisfechas, propias de sus edades y de los tiempos diversos, complejos y cambiantes en que vivimos.

En base a todo lo anterior, los Ninis hondureños tienden a emigrar “a cómo sea”, más como indocumentados. Aprovechándose que un buen número de los Ninis hondureños ya tienen en los países preferidos de destino –Estados Unidos, España, México y Costa Rica– parientes y patrocinadores  potenciales,  que viven  a nivel de clase media como mínimo y por lo tanto tienen suficientes ingresos y rentas para mantener  a parientes o allegados con  crecimiento y desarrollo, si se los llevaran a vivir con ellos.

Desde Honduras, los Ninis perciben esas oportunidades como propias de una “tierra prometida”, para realizar “un sueño”, que, si se quedan viviendo en Honduras, jamás lograrían realizarlo. El “sueño americano” como idea nació en 1931, durante la Gran Depresión en la década de los 30 por James Truslow Adams, en su histórico libro “The Epic America”. Donde el autor definió a los Estados Unidos como “una tierra donde la vida debería ser mejor, más rica y plena para todos”. En sentido estricto, su definición identifica un potencial y no un presente. Y tal como se concibe hoy en día constituye la simple proyección, deseo de un sujeto pensante. En teoría del conocimiento, sería algo metafísico, tanto para el racionalista, como para el idealista.

Sin embargo, como ilusión sigue motivando a los Ninis hondureños para irse de su país natal. Aunque la idea central en el mencionado libro, por realista y concreta es contraria a lo que es un sueño: “con trabajo duro y determinación, cualquier persona puede en los Estados Unidos lograr crecimiento, prosperidad y   riqueza, sin importar su país de origen o donde nació”. Por lo tanto, es el arduo trabajo el que en definitiva logra en los Estados Unidos realizar “el sueño americano”.

A ese dilema trata de responder la Ley del Sueño y la Promesa Americana, en inglés “el Dream Act”. Legislación lograda en el 2001 por 2 senadores estadounidenses de ideas muy diversas y hasta opuestas, Dick Durbin, demócrata izquierdista de Illinois, y Orrin Hatch, conservador republicano de Utah.  La Ley pone a los migrantes potenciales–como los Ninis–   en camino hacia la ciudadanía de los Estados Unidos, una vez hayan llegado al país. Aunque en la práctica también se usa para expulsar de los Estados Unidos a las personas que no califican.

Lo anterior explica en buena parte la migración de los hondureños al extranjero, con prioridad hacia los EUA.  Redondeando números, hay dos razones claras por las cuales los Ninis y otros migrantes extranjeros se van a los Estados. El 93% lo hace por razones laborales, buscando un mejor trabajo, salario y calidad de vida.  Por reunificación familiar el 15%; el 5%   por causas de  inseguridad,  y  menos del 1%,  por una de las siguientes razones:  estudios,  violencia doméstica,  salud o por haber caído en  el perjudicial y a veces hasta ilegal mundo de las redes sociales.

Hay una institucionalidad pro-migrante, digna de mención, con posibilidades de aplicación para Honduras. Se creó para reducir la inseguridad personal, nacional, regional e internacional que prevalece en el mercado. Está expresada en una estructura mundial que quiere decir Online Carreer Center, mejor conocida por sus siglas OCCMundial, o Centro Mundial en Línea. Son los Empleadores de Occ., apócope de los Empleadores de Occidente, labolsa de trabajo más grande del mundo, que opera desde México y ofrece además otros productos y servicios atractivos, como es la publicación de vacantes de empleo en el sitio de residencia del interesado, con consejos específicos para quienes buscan empleo.

Mientras eso existe, la región centroamericana se encuentra dominada por el coyotaje y las mafias que trafican con personas, que también viven de la optimista y creciente migración indocumentada de la zona. La ilegalidad, irónicamente actúa y se mantiene en complicidad con ciertas autoridades civiles, políticas, policiales y militares, que por mandato supuestamente “cumplen y hacen cumplir las leyes vigentes”.

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