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Un estudio avanza en el diagnóstico rápido de niños con malaria asintomática

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La malaria subclínica o asintomática supone un reservorio escondido para el mosquito que la transmite y, por tanto, un obstáculo para eliminar la enfermedad. Ahora, un grupo de científicos españoles ha identificado por primera vez en niños asintomáticos proteínas recurrentes del parásito del paludismo.

En concreto, han descubierto dos antígenos -sustancias extrañas que desencadenan la formación de anticuerpos y provocan respuesta inmunitaria- que podrían servir como método de diagnóstico.

Nuevos antígenos

La descripción de estos y de otro grupo de antígenos vinculados a la malaria se publica en la revista Scientific Reports, en un artículo que lideran investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y de la Universidad Rey Juan Carlos, también en Madrid.

El paludismo es causado por parásitos del género Plasmodium que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles, los llamados vectores del paludismo; hay cinco especies de parásitos causantes del paludismo en el ser humano, si bien dos de ellas- Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax– son las más peligrosas, explica en su web la OMS.

El trabajo que ahora se publica se centra en Plasmodium falciparum, que causa la mayor mortalidad en niños, y en las infecciones asintomáticas que suponen una vía oculta de transmisión de la malaria.

Una de las explicaciones de que en algunos lugares del mundo exista malaria endémica es que aproximadamente el 50 % de las poblaciones examinadas padece paludismo subclínico, detalla a Efe José M. Bautista, de la UCM y uno de los autores del estudio, quien señala que esto provoca que se mantengan los reservorios del parásito.

De esta forma, el mosquito tiene de dónde transmitir la enfermedad y como los asintomáticos no se tratan con antimaláricos se mantienen los ciclos de transmisión, añade este bioquímico.

250 muestras de adultos y menores de Ghana

Los científicos examinaron unas 250 muestras de adultos y menores de cinco años de Ghana y vieron que el 50 % eran asintomáticos. Al estudiar las muestras con la técnica PCR, los investigadores detectaron en estas personas el parásito en cantidades muy pequeñas.

En un estudio de inmunoproteómica, los investigadores buscaron qué proteínas del parásito eran reconocidas por las inmunoglobulinas G (IgG), uno de los cinco tipos de anticuerpos que produce el organismo. Así, identificaron, entre las que más se repetían, un grupo de cinco que provocaban una respuesta inmunitaria mayor.

Los investigadores identificaron además qué proporción en concreto de la proteína es la que identifica el sistema inmune, los llamados epítopos (toda la proteína es reconocida como antígeno pero hay zonas que son en las que se fija el sistema inmunitario).

Cinco epítopos en «el top»

De los cinco antígenos/epítopos seleccionados, dos de ellos aparecieron solo en las muestras de los menores de cinco años.

Estos son epítopos del parásito (el START y el PDI8) que no se habían descrito anteriormente en niños asintomáticos.

En estos, los científicos vieron que aparecían las inmunoglobulinas que los reconocen, lo que sugiere que podrían utilizarse para diagnosticar de forma diferencial la malaria subclínica en los menores de cinco años.

Según Bautista, estos antígenos podrían utilizarse como diagnóstico rápido en sangre; quien dé positivo podría ser tratado y así se reduciría el nivel global de contagios.

Los investigadores seguirán buscando más epítopos con el objetivo de hacer un «mapa global» que hable del estado de la enfermedad, de cómo el sistema inmune la combate y de por qué algunas personas están más protegidas que otras, resume este investigador, adscrito también al Instituto de Investigación Hospital 12 de Octubre. EFE

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