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Tan cerca y a la vez tan lejos

Por: Julio Raudales

Tegucigalpa.- Botswuana y Zimbawe son países africanos colindantes muy parecidos -como El Salvador y Honduras- hermanos en cultura, historia, características territoriales y potencialidades.

Llama la atención entonces, que su gente viva de forma tan diferente.

En Botswana la esperanza de vida es 10 años superior a la de los habitantes de su vecino, por otro lado, los niños y niñas Botswaneses culminan en un 80% su educación media, sus problemas de vivienda digna están prácticamente superados y el desempleo y sub empleo están en niveles bastante manejables.

La gente en Zimbawe ahí al ladito, vive en condiciones bastante paupérrimas. El VIH y otras enfermedades transmisibles como la fiebre actosa han barrido con mucha de su población, el 70% de sus jovenes abandonan la escuela antes de los 12 años y pese a lo estricto de sus leyes laborales, mas del 65% de su población económicamente activa está desempleada.

¿Qué provoca tantas diferencias entre estos países hermanos? Pues simplemente la libertad.

Asi es. Desde hace 35 años, Botswana inició un proceso de reforma que consistió fundamentalmente en desregular su economía: redijeron impuestos, definieron sus derechos de propiedad, se concentraron en hacer eficiente su sistema judicial, flexiibilizaron su mercado laboral y abrieron su economía al comercio internacional. Resultado: mayor crecimiento económico, reducción de la pobreza y mejora en el bienestar.

El gobierno de Zimbawe por su parte, mantiene un control casi absoluto de las instituciones económicas, su carga impositiva es de las mas elevadas del continente africano y su presidente Robert Mugabe, es el mismo desde 1987, es decir, lleva 31 años en el poder.

La experiencia ha demostrado que la libertad es el más preciado de los derechos humanos. Nada afecta tanto a los individuos y a las sociedades como su pérdida. La lucha por la liberación ha cobrado millones de vidas y la percepción que de ella tienen los pueblos, los transforma en sociedades ejemplares.

Pero tambien es cierto, que el mayor enemigo de la libertad en toda época es un gobierno centralizador y pretencioso. 

Son las formas de dominación política las que constituyen la mayor amenaza a los derechos ciudadanos si no existen los frenos adecuados.

Es por eso que resulta crucial que en toda democracia, existan los dos elementos fundamentales que propone la Ciencia Política moderna: El Imperio de la Ley y la Definición Clara de la Propiedad.

Más allá de los problemas estructurales, como la pobreza, el desempleo, falta de salud, educación y la corrupción y los más coyunturales como la inseguridad e ingobernabilidad, deberíamos reflexionar sobre si el rol que históricamente los gobernantes le han dado al estado es el adecuado. 

Resulta entonces alarmante, observar como en Honduras, los políticos centran su oferta en las posibilidades de que el gobierno supla bienes y servicios que claramente deberían ser obtenidos privadamente.

Peor aún, es patético enterarse que los activistas en los partidos políticos, hacen su trabajo, no en espera de una oportunidad para desarrollar sus capacidades emprendedoras, sino por una “chamba” pública o un contrato con el estado. Creo que un aporte fundamental de las autoridades, debería ser coadyuvar en el entendimiento de que la única manera de salir de la pobreza es buscando oportunidades que se deben generar mediante una adecuada regulación y vigilancia. 

Es fundamental que nuestras autoridades estén conscientes de su tarea. El panteón presidencial en la historia de Honduras está lleno de hombres mal recordados, no tanto por lo que no hicieron, sino por lo mal que abordaron las cosas que trataron de hacer. La ciudadanía debe hacer que sus autoridades traten de concentrarse en generar confianza para que los hondureños, que hemos demostrado que cuando queremos hacemos bien las cosas, aprendamos de una vez a buscar el bienestar utilizando las capacidades que la naturaleza nos dio. 

Los sucesos políticos y económicos actuales nos deben llevar a la reflexión. Pero es fundamental que continuemos presionando para que de una vez tengamos libertad absoluta para elegir a nuestras autoridades y que ellas garanticen la libertad para elegir nuestro destino.

Será necesario entonces elegir el camino de Botswana y no el de Zimbawe.

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