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Sônia Guajajara: «Si Bolsonaro gana, el futuro de la Amazonía será trágico»

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Sao Paulo – La líder indígena Sônia Guajajara, una de las cien personalidades más influyentes del mundo, según la revista Time, luchará en las elecciones de octubre por un escaño en el Congreso brasileño con una misión: poner fin al «proyecto de destrucción» medioambiental del presidente Jair Bolsonaro.

«Si Bolsonaro gana, el futuro de la Amazonía será trágico. La Amazonía se convertirá en un verdadero desierto», advierte en una entrevista con Efe Guajajara, quien confía en una victoria del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva el 2 de octubre.

La campaña más polarizada de la historia de Brasil empieza oficialmente este martes, pero Guajajara lleva semanas de intensa actividad electoral con motivo de su candidatura a diputada federal por Sao Paulo con el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).

Con esas siglas ya hizo historia en 2018 al ser la primera indígena en integrar una fórmula presidencial, como candidata a vicepresidenta.

UN FRENTE INDÍGENA

Ahora, la coordinadora ejecutiva de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) pretende formar la primera bancada indígena de la historia en una Cámara de los Diputados, que actualmente está controlada por fuerzas de centro-derecha, vinculadas a la industria agropecuaria y a movimientos evangélicos.

«Vamos a intentar llegar al lugar donde se toman las decisiones», afirma con rotundidad esta madre de tres hijos.

Actualmente, solo hay un diputado indígena entre los 513 que conforman la Cámara baja. Se trata de Joenia Wapichana, elegida en 2018. Antes de ella, apenas hubo un caso hace más de 40 años, el del cacique xavante Mário Juruna.

«Es una misión muy difícil. Queremos al menos intentarlo y mostrar que estamos preocupados con todo ese desmonte de las políticas indígenas, la liberación de la minería, la deforestación y la entrega de nuestros territorios», enumera el rostro más reconocido internacionalmente en defensa de los pueblos originarios.

Responsabiliza de ello al Gobierno de Bolsonaro, para Guajajara, «el principal enemigo de los pueblos indígenas».

«Hubiera sido mejor que Bolsonaro nos olvidara, antes que andar trabajando contra nosotros», expresa.

PERSECUCIÓN DESDE EL PODER

Guajajara, formada en Letras y Enfermería, ha sentido esa animadversión en sus propias carnes.

En 2020 el ministro de Seguridad Institucional, el general retirado Augusto Heleno, hombre de máxima confianza de Bolsonaro, la acusó en redes sociales de cometer un «crimen de lesa patria» por «hablar mal de Brasil» en el extranjero.

También el comisario Marcelo Augusto Xavier da Silva, presidente de la Fundación Nacional del Indio (Funai), órgano del Gobierno, intentó abrir un proceso contra ella por el mismo motivo, aunque cuenta Guajajara que ya fue archivado.

El propio Bolsonaro también ha cargado contra ella en diversos actos públicos. A esto se suman los ya habituales «ataques e insultos» que recibe en redes sociales de los partidarios del líder ultraderechista.

«La persecución viene desde el propio Palacio de Planalto —sede de la Presidencia—», asevera.

MOTIVOS PARA EL OPTIMISMO

Guajajara alerta que este año, ante la posibilidad de que sea el último de Bolsonaro en la Presidencia, se está acelerando la deforestación en la Amazonia y ve con temor que el Congreso apruebe proyectos para «flexibilizar la legislación medioambiental», en un contexto además de creciente violencia.

Sin embargo, a pesar de este panorama sombrío, cree que hay motivos para el optimismo.

Primero, considera que la sociedad brasileña, especialmente la que vive en selvas de cemento, como Sao Paulo, la misma a la que «no le importaba elegir congresistas indígenas», empieza a entender que «para tener vida en las ciudades, hay que proteger los bosques».

«Para tener agua en Sao Paulo, tiene que haber indígenas protegidos; para poder respirar, la selva tiene que estar en pie y quien está haciendo eso somos nosotros», apunta.

En segundo lugar, el favoritismo de Lula frente a Bolsonaro en las encuestas.

Guajajara ve posible incluso una victoria del exmandatario (2003-2010) en primera vuelta, «algo necesario para que no haya dudas sobre el resultado electoral», ante las sospechas que ha levantado Bolsonaro, sin pruebas, sobre la legitimidad del sistema de votación.

Para la activista, el regreso al poder de Lula supondría retomar la agenda de demarcación de tierras indígenas, paralizada desde que Bolsonaro asumió la Presidencia, en enero de 2019, y acabar con la deforestación, que se ha disparado en los últimos tres años y medio.

Sin embargo, es consciente de que la eventual elección de Lula «no va a resolver» todos los problemas de un plumazo. Para ello se necesita «un Congreso aliado» que sea proclive a aprobar propuestas de protección al medioambiente.

Por ello, quiere que la voz de los pueblos indígenas retumbe en el Parlamento a partir de 2023. «Es nuestro momento», afirma, mientras se prepara para un nuevo compromiso desde su apartamento en la ciudad de Sao Paulo.

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