¿Se repetirá la crisis migratoria de menores del 2014?

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- En un artículo anterior publicado en proceso.hn,  Columna Criterios – con el título de “Error, desinformación, falta de coordinación u otras razones”-  comenté dos noticias, divulgando el texto completo de ambas.

Cada una pretendía averiguar  si la inmigración irregular a Estados Unidos había aumentado o no durante las elecciones presidenciales estadounidenses.

El lector puede bajar  el artículo en: 

http://proceso.hn/criterios1/item/136397-error-desinformacion-descoordinacion-u-otras-razones.html

Ambas noticias se publicaron  el 25 de noviembre pasado. Procedían de dos  fuentes autorizadas: una, de las varias agencias federales del Gobierno de Estados Unidos que atienden la inmigración internacional a ese país,  y afirmaba. … “Las agencias federales estadounidenses están respondiendo a una oleada reciente de personas que emigran de América Central, aparentemente con la esperanza de llegar a los Estados Unidos antes de que el presidente electo Donald Trump asuma el cargo en enero”.

Mientras que la otra provenía de  la Organización Internacional de las Migraciones/OIM, y negaba “que haya aumentado el número de inmigrantes latinoamericanos que intentan llegar a Estados Unidos, tras la elección a la presidencia del republicano Donald Trump, quien ha prometido aplicar medidas anti-migratorias”.

Al  publicar en proceso.hn – el 6 de diciembre pasado–  afirmé que no tenía ninguna otra fuente autorizada que me permitiera afirmar cuál de las dos fuentes  reportaba lo más acertado, conforme a lo sucedido. Pero  tres días después –el 9 de diciembre—un amigo periodista,  que reside y ejerce en Estados Unidos,  me informó lo que buscaba: un artículo originado en México,  escrito desde el Valle de Río Grande por Tom Dart, para el prestigioso diario inglés, “The Guardian”, con el título de  “US government scrambles to respond to surge of migrants at Mexico border” (Gobierno estadounidense se perturba respondiendo a la oleada de migrantes en la frontera con México).

El artículo del Guardian informa que la inmigración irregular  hasta octubre, 2016,  había aumentado en Estados Unidos, mayormente la proveniente de los países centroamericanos, con una  fuerte crecida de inmigrantes menores y de unidades familiares.

Los totales informados  superaban lo ocurrido en el  2015.  Y de continuar  o agudizarse la tendencia ascendente mostrada  hasta octubre del 2016,  los nuevos totales superarán  sin duda lo acontecido en la crisis migratoria de menores del año 2014

Limitándonos al caso hondureño, se sabe que durante la llamada crisis del 2014 se fueron del país alrededor de 22 mil menores de edad, sin un adulto acompañante o como parte de unidades familiares.

De ese total, unos 18 mil  se  quedaron  viviendo legalmente en Estados Unidos,  en hogares adoptivos o con progenitores o parientes de sangre legítimos.

Para relacionar en forma válida el efecto  Trump con la migración irregular  de menores a Estados Unidos,   habría que analizar entonces lo sucedido con los inmigrantes durante los 21 meses de  campaña presidencial estadounidense y agregarle  el periodo de transición que sigue al día de las elecciones, el cual culmina el 20 de enero del 2017, cuando Trump jure en Washington D.C. como próximo Presidente de los Estados Unidos.  

El lector puede bajar del Internet lo reportado por The Guardian en esta dirección:

https://www.theguardian.com/world/2016/dec/09/us-government-migrant-influx-texas-mexico-border?utm_source=esp&utm_medium=Email&utm_campaign=GU+Today+USA+-+morning+briefing+2016&utm_term%20=%20203475%20&%20subid%20=%2020620601%20&%20CMP%20=%20ema_a-ma%C3%B1ana-briefing_b-morning-briefing_c-US_d-1

Siendo fiel al original publicado por el diario londinense, copio a continuación el texto completo en español, que traduje del  inglés. Por ahorro de espacio, no incluyo aquí las fotos que lo ilustran: Gobierno estadounidense se perturba respondiendo a la oleada de migrantes en la frontera con México

Viernes 9 diciembre 2016 11.30 GMT

La afluencia se origina en parte por el temor de que Trump construya el muro en la frontera, aunque  es mayormente la consecuencia de la violencia continua y de la  situación económica angustiosa que predomina en Centroamérica

Gabriela Mata, de 21 años, de El Salvador tiene a su hijo de un año de edad, junto con su hija de cuatro años, mientras esperan el autobús en la estación de autobuses de McAllen Central, el 2 de diciembre.  

Mientras tanto podría imaginarse que las marquesinas gigantes que se están instalando en el área de estacionamiento se usarán  para celebrar  una suntuosa boda. Pero estamos en la frontera de Texas con México, y las carpas blancas forman parte de la última respuesta del gobierno federal norteamericano ante fuerte  aumento en el número de migrantes menores de edad,  que con y sin la compañía de un adulto se adentran sin la debida documentación en Estados Unidos,  recordándonos  la llamada “crisis de menores”, sucedida en el año 2014.

Hace pocos minutos llegaron varios camiones con suministros. Sus trabajadores estaban instalando a los funcionarios de  la Patrulla Fronteriza en un escampado situado junto al Puente Internacional Donna, a  cientos de metros de una cerca metálica de color rojizo.

La instalación tiene  capacidad para unas 500 personas, contando entre ellos a menores no acompañados y a unidades familiares.

Está ubicada  en el lejano oeste de Texas, a unos 1,200 kilómetros de otro centro similar que  abrió el mes pasado,  cerca de El Paso, respondiendo  al dramático aumento  de cruces no autorizados que sucedió de pronto,  en un sector que antes se mantenía tranquilo.

La violencia desenfrenada de Centroamérica alimenta una crisis invisible de refugiados

El aumento se debe en parte al temor de que Donald Trump construya el prepotente muro en la frontera, aunque la crecida de inmigrantes menores y de unidades familiares irregulares es un efecto de la continua violencia y de la precaria economía que caracteriza a Centroamérica.

Los inmigrantes dicen que quedarse en sus casas resulta ser  una apuesta más arriesgada que el intento de  cruzar a los EE.UU. Esperando lo mejor – no importa lo que el recién electo Presidente Trump diga o haga, una vez llegue a la Casa Blanca.

«Donde yo vivía,  había mucha violencia, muchos disparos», dijo Marta, de 21 años, que salió de El Salvador con sus dos hijos en noviembre pasado. Su hijo,  de un año,  dormía en sus brazos.  Su niña de cuatro años, con energía y emoción, jugaba como si estuviera meciéndose en un columpio,  ente las sillas que estaban ordenadas  en fila.

Un sobre manilla contenía los detalles de su detención. En el sobre se puede leer por fuera  la fecha en que fue puesta en libertad y  la fecha de la cita en la Corte de Migración.

Su itinerario  para los próximos dos días  aparece  garabateado en el reverso del sobre, donde aún puede leerse que en 90 minutos abordará un autobús con destino a Dallas, luego otro a Charlotte, y  otro final a Washington D.C., donde  la esperan familiares.

Como Trump está a punto de tomar posesión, Marta se preocupa pensando que pronto quizás todo su esfuerzo sea  en vano. «Él va a tirar a todo el mundo que no tenga papeles de vuelta  a su país origen, y  añade: «estoy atemorizada.»

A unos 30 kilómetros al noroeste del puente Donna, en el centro de McAllen, se halla el Centro Comunitario de la Iglesia Católica del Sagrado Corazón. El Centro sigue alimentando, vistiendo y protegiendo a las familias migrantes que son  liberadas de los centros de detención,  antes de que partan en autobuses públicos para reunirse con sus parientes  o amigos en otras partes de Estados Unidos.

Una vez lleguen a sus respectivos lugares de destino, tendrán que esperar un buen tiempo –quizás de 3 a 4 años–  para responder a  la cita que tienen pendiente en la Corte de Migración.  (Al respecto quisiera añadir que por falta de jueces la mora judicial en las cortes de migración registró a finales de junio del 2016 un nuevo record histórico de 496,704, la cifra másalta en los últimos 16 años).

Un aumento de migrantes centroamericanos en la frontera de Estados Unidos con México amenaza con repetir la crisis de menores del 2014

La crisis no se ha detenido, aun cuando ya lo hicieron los titulares en los medios. Según las estadísticas de la Patrulla Fronteriza, 46.195 personas fueron aprehendidas en la frontera suroeste en octubre, lo que representa un aumento respecto a los últimos meses, y el 41% de incremento con respecto a octubre del año anterior.

En total, 408.870 personas -entre ellas 59.692 menores sin un adulto como acompañante- fueron detenidas en el último año fiscal, en comparación con 331.333 en 2015 y 479.371 en 2014.

Ello resultó por un aumento de niños y familias no acompañados que llegaron de América Central, provocando una tormenta política y adicionando una tensión enorme en el sistema de inmigración.

La hermana Norma Pimentel, religiosa que dirige el refugio del Sagrado Corazón, dijo que “atendían de 300 a 400 personas al día, en época de elecciones. Y que después había bajado algo, entre 250 y 300 – por día, nivel que no llega al pico que tuvieron en el 2014.  Pero que siempre nos falta algo.

Constantemente recibimos donaciones y constantemente también nos quedamos sin las cosas que necesitamos», dijo. A unos 385 kilómetros al norte, en San Antonio, una escena similar, algo más caótica, sucedió en una iglesia Menonita durante el fin de semana. Allí, defensores y voluntarios se apresuraban a cuidar a cientos de mujeres y niños, cuando de pronto fueron liberados desde dos centros de detención familiar de Texas, tras el resultado de un juicio del Gobierno Federal. En el juicio, celebrado el viernes anterior, fueron cuestionados los planes del Gobierno para mantener en tales centros a los migrantes que están privados de libertad.

Y en McAllen la plática que se oía más a menudo era cómo hacerle frente a los números cada vez mayores de migrantes cruzando la frontera. En el centro, un montón de bolsas de plásticas que contenían ropa llegaba casi hasta el techo. Colchones azules estaban apilados cerca de la entrada, listos a ser instalados en el pasillo, como alternativa, en caso que las tres tiendas grandes, recién instaladas en el estacionamiento, se llenaran a plena capacidad.  

En la caja situada encima de una mesa, podían verse un buen número de botas de Navidad, llenas de juguetes, regalos de bienvenida que esperaban por los niños que aún estaban por llegar al centro.

En una tienda de campaña, húmeda que estaba a punto de llenarse, más de la mitad de las personas que ya se encontraban en su interior eran niños, excepto uno que está por nacer, cerca del 20 de diciembre, fecha prevista para el parto de Daniela.

La joven de 25 años de edad, viene de Honduras, y a través de un traductor dijo que se sentía «un poco» preocupada por el viaje que hizo, en total un recorrido de unos 2,400 kilómetros. Daniela está embarazada, y a punto de dar a luz. «A veces tienes que arriesgarte», dijo. Comentó que huía de la violencia doméstica en su hogar y que había salido de su país el pasado 25 de noviembre. Llegó a Texas ocho días después, dejando atrás a su hijo de ocho años, que se quedó con su padre.

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En su caso, cruzar el Río Grande lo hizo buscando suerte en éste, su segundo intento. En el primero fue detenida en México, el 8 de noviembre, y enviada de regreso a Honduras. Trató de entrar de nuevo, ya que el segundo intento está también incluido en el pago de $ 6.000 dólares que ya canceló. Ese es el precio que cobran los coyotes o traficantes de personas desde Honduras.

A pesar de la inminente fecha de su parto, se sintió obligada a intentarlo de nuevo. Su madre, que ya es ciudadana estadounidense, aportó el pisto y la familia estaba desesperada por reunirse antes de que terminara el año.

Daniela dijo pasó dos días y medio en un centro de detención familiar donde conoció a otras mujeres embarazadas que fueron «tratadas igual que todos los demás». Dijo que en el centro se había visto obligada a dormir en el piso de cemento, teniendo de colchón una lámina de aluminio.

«Pensé que en Estados Unidos te trataban mucho mejor, pero en realidad no es cierto. Te tratan mejor en México», dijo. «En México te dan una manta». A diferencia de otros detenidos en el centro, ella en México, por lo menos, no fue obligada a usar la pulsera de tobillo GPS, tras su liberación. Ahora Daniela tiene pendiente para el 19 de diciembre una cita en la Corte de Migración.

«Las condiciones sufridas por los inmigrantes y los refugiados en la frontera no han mejorado en absoluto desde 2014», dijo Jonathan Ryan, Director Ejecutivo de Raíces, una organización sin fines de lucro que presta asistencia legal a los migrantes. Dijo: «construyen más facilidades, las hacen más grandes, pero no las hacen mejores».

Varias otras mujeres en el Sagrado Corazón se quejaron el lunes por las reinantes condiciones de escasez, frío y tratamiento antipático que reciben en la instalación del Gobierno Federal. La leche para su bebé estaba casi congelada, dijo Mariela, de 21 años, cuando su hijo de nueve meses gateaba y estaba comiéndose una manzana. Por su parte, Carmen, de 36 años, dijo que el centro estaba frío y que faltaba comida, aunque por lo demás,  estaba «más o menos bien».

La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza, en un comunicado que anuncia la apertura del nuevo centro,  en una fecha próxima,  «asegura que las necesidades básicas de quienes están bajo custodia en  los Centros de las Aduanas y Protección

Fronteriza/CBP en inglés,  se cumplan …agreguen dormitorios, camas, baños e instalaciones de baño,  según la necesidad» y «regularmente evalúen,  si se necesita  expandir las instalaciones  o mantenerlas,  aunque sea operando solo temporalmente,  «según el número de cruces de frontera que sucedan”.

Daniela planea estar ya con su madre, cuando le nazca el hijo que aún espera, y que, sin duda, será ciudadano estadounidense por haber nacido en ese país. Ya sabe que el bebé que espera será un niño, y tal vez bromeando, dice que le pondrá de nombre de pila “Donald”, tal como se llama el nuevo Presidente de los Estados Unidos, pensando que si un día Trump llega a enterarse,   sienta un poco de más compasión por su hijo, ya que ambos son tocayos». Articulos Relacionados…

 

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