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Ramaphosa, tras su triunfo en Sudáfrica: «debemos terminar con la corrupción»

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Johannesburgo – El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, celebró hoy con un baño de masas la victoria electoral de su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), y prometió que el antiguo movimiento de liberación «ha escuchado» el mensaje del pueblo y que la corrupción va a ser cosa del «pasado».

«Debemos terminar con la corrupción (…) Esta vez hemos escuchado las voces de nuestra gente, esta vez lo vamos a hacer bien por ellos», prometió Ramaphosa, ante cientos de simpatizantes que abarrotaron las calles junto a la sede del CNA, en el centro de Johannesburgo, un día después de que se oficializara la victoria en los comicios generales del 8 de mayo.

Con su 57,5 % del apoyo electoral, el CNA retendrá la mayoría parlamentaria en Sudáfrica y Ramaphosa podrá continuar cinco años más en el cargo que heredó de Jacob Zuma (2009-2018), hace algo más de un año, cuando este último fue forzado a dimitir por el propio partido debido a sus escándalos de corrupción.

«Pensaban que el CNA iba a perder poder. Hemos mostrado que la nuestra es una organización victoriosa», proclamó el actual número uno del bloque bajo cuyas siglas militó Nelson Mandela.

«Vamos a enfocarnos en la disciplina, la unidad y la renovación. Tenemos que renovar nuestro movimiento para limpiarlo de todas las malas tendencias», enfatizó.

Al menos hasta la fecha, Ramaphosa había disfrutado de un liderazgo delicado dentro de un CNA muy dividido y en cuya alta jerarquía abundan las figuras salpicadas por graves acusaciones de corrupción, especialmente entre los afines al expresidente Zuma (actualmente procesado en una causa y protagonista de varias otras investigaciones en curso).

Pese a que el resultado de estos comicios es el peor para el CNA en unos comicios generales desde la llegada de la democracia (hace 25 años), la figura de Ramaphosa sale fortalecida con el veredicto de las urnas.

Cuando asumió la Presidencia, la imagen del antiguo movimiento de liberación estaba en mínimos a consecuencia de la plaga de la corrupción, de los pobres resultados económicos y de la ineficiencia de la administración pública encabezada por Zuma.

Los avances de Ramaphosa hasta ahora han sido tímidos y una de las grandes incógnitas es si, tras este triunfo electoral, su liderazgo ha salido lo suficientemente fortalecido como para empezar a maniobrar contra los pesos pesados del partido manchados por las redes de la corrupción.

Ramaphosa reconoció que fueron una campaña «difícil» y reiteró con especial énfasis sus compromisos electorales de lucha contra el elevado desempleo (27 %).

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